jueves, 29 de diciembre de 2011

Este cuatrimestre se merece una entrada

El próximo día 23 de enero, fecha del último examen de Derecho Constitucional Tres, se cerrará un ciclo que comenzó el día 14 de septiembre, día en el que, además de cumplir yo treinta y tres añazos como otros tantos soles, empezó el curso académico dos mil once dos mil doce en la Universidad de Murcia. 

Además, este año he conseguido concentrar mis veinticuatro créditos de docencia en un solo cuatrimestre, con el siguiente erótico resultado: a costa de fallecer varias veces desde que empezó el curso, a partir de febrero -con la rúbrica de las últimas actas- tengo hasta septiembre libre de clases para estudiar, escribir, publicar y daros envidia sin demasiado motivo.

Voy a dejar los propósitos de año nuevo para entradas venideras, y a centrarme en seguir el consejo de Mecano y hacer el balance de lo bueno y malo, académicamente hablando:

-Malo: aún no tenemos Nespresso en el Departamento y el micrófono del aula tres dos hace ruidicos.

-Bueno: este curso me han caído en gracia dos grupos y medio de Derecho y un grupo del Grado en Criminología, además de clases de másteres donde se me conoce como Profesor Moon. Nunca había dado tantas clases, sin un solo día libre, con mis cuerdas vocales al límite de sus posibilidades, extenuación general y una considerable pérdida de Masa Máxima Autorizada. Y sin embargo, me permito el lujazo de ponerme cursi y de afirmar con sinceridad rotunda o rotundidad sincera que estoy muy satisfecho y que en eso han tenido mucho que ver mis alumnos, por su interés en la asignatura, por su atención en clase y por el cariño que me han demostrado hasta el último día. 

Con deciros que alguno, de vez en cuando, me proporcionaba Strepsils para el mantenimiento de mi aparato fonador...


lunes, 12 de diciembre de 2011

Spielrein, Jung, Freud y otros psiquiatras de principios de siglo del montón

Esta vez no ha sido por dejadez, pereza, desidia, apatía, avaricia, lujuria ni gula, como otras veces. Esta vez he dejado de lado el blog porque, a mis habituales tareas de benefactor de la humanidad, se han sumado otras de lo más variopintas, tales como dormir diez horas al día, comer diez horas al día o viajar a Valencia a ver a esos amigos míos a los que todos deberíais conocer porque son muy buena gente y en cuanto te descuidas te invitan a un bocadillo de calamares encebollados.

Valencia es, precisamente, la ciudad de las flores, de la luz, del amor y de las salas de cine Babel, donde las películas se emiten en versión original subtitulada, como mandan los cánones. Allí acudí con mis mejores galas a ver Un método peligroso, la última propuesta de David Cronenberg. Y fui pese a que el título de la peli me sugería -y sigue sugiriendo- una comedia ligera entre cuyas escenas cumbre se ven involucrados un ventilador y la bolsa escrotal de Adam Sandler.

La trama gira, sin embargo, en torno al triángulo erótico-psiquiátrico formado por Carl Jung, Sigmund Freud y Sabina Spielrein, joven psicotrópica paciente del primero y admiradora del segundo. Mientras que Viggo Mortensen es Freud y Michael Fassbender (el actor con el nombre más guay del mundo) se encarga de Jung, a Sabina da vida la mismísima Keira Knightley, que con sus 26 kilos de peso muestra una capacidad compulsiva de adelantar la mandíbula inferior que le valdrán el Oscar o el Razzie, o ambos. 

Y a estas horas aún no sé si me gustó o no. ¿Me gustó? 

sábado, 12 de noviembre de 2011

Malentendido de usted

El miércoles pasado, como sabéis -porque, de una u otra forma, ya os lo he contado todo-, quise ilustrar una de mis clases de Bioderecho y Derechos Fundamentales con la proyección de una película: Moon, de Duncan Jones. Trata cuestiones bioéticas desde una óptica interesante y novedosa que dejan atrás el concepto de película-con-mensaje: básicamente, "aborto bueno", "aborto malo", "eutanasia buena", "eutanasia mala".

Había en el aula una alumna nueva. Y con ella se produjo el siguiente diálogo maravilloso:

Yo: Voy a ponerles hoy una película.
Alumna: ¿Cómo se llama?
Yo: Moon.
Alumna: ¿Cómo ha dicho?
Yo: Moon.
Alumna: ¿Qué?
Yo: Moon.
Alumna: ¿Podría deletrearlo?
Yo: Eme de Madrid, o, o, ene de Navarra. Como "luna" en inglés.

Vi que se extrañaba mucho, y que apuntaba en un folio. Ahí quedó la cosa hasta que se dirigió a mí. Entonces y sólo entonces comprendí toda su extrañeza, todo su estupor y toda su perplejidad, en ese orden. 

Me llamó Profesor Moon, que era lo que había apuntado. Porque ella, cuando preguntó "cómo se llama", no se estaba refiriendo a la película, sino a mí, de usted. No me quedó más remedio que fotografiar el folio que dará fe de esta historia, y que quedará para la posteridad o para el futuro, lo que ocurra primero.


Fdo. Profesor Moon.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Próximas paradas

La vida misma ha hecho que algunos de mis amigos salieran de Murcia, en singular y centrífuga diáspora, a poblar nuevos continentes tales como Madrid, Valencia, Barcelona o incluso Segovia. La vida misma hace estas cosas porque ella es muy así, y no le gusta que las cosas estén quietas mucho tiempo. Un día tendré una charla apacible pero rotunda con la vida misma.

En este punto, quisiera usar este espacio que me cede Google Inc., a modo de acta notarial que diera fe de mis intenciones al respecto. A partir de febrero no tengo asignada docencia. Académicamente hablando, me dedicaré a estudiar, a asistir a congresos y a escribir libros, capítulos de libro, artículos, notas al pie y frases en latín. Extraacadémicamente hablando, además de rediseñar las reglas del quidditch y de salvar a la Humanidad, hago el firme propósito de usar algunos fines de semana para visitaros.

Si de mí dependiera, iría uno por uno. Llegaría a vuestras casas, me descalzaría, llamaría a la puerta, os daría un casto beso en la frente y ejecutaría para vosotros unas graciosas cabriolas y piruetas, tal y como aconseja el Código de Eurico. Sin embargo, al estar mi peculio en un brete, me conformaré con visitar, por lo pronto, Madrid, Valencia y Jaén, donde se concentra el mayor número de amigos, colegas o coleguis por metro cuadrado e incluso, llegado el caso, cúbico. 

Para asegurarme de que me seguís reconociendo pese a los estragos de la edad y a haberme inyectado bótox en los muslos, llevaré un clavel en la solapa. O dos, si hace frío. 

Sea.

martes, 1 de noviembre de 2011

El perfume

Mi nariz mide ocho kilómetros de longitud norte y cuatro de latitud oeste. Es una nariz regia, que nada tiene que envidiar a la de Góngora ni a la de ningún otro portento de nuestras letras castellanas. Me ha costado muchos años de incesante trabajo conseguir tales épicas dimensiones para mi apéndice nasal, que muestro ahora orgulloso en ferias ambulantes, exposiciones de arte y convenciones de Ginebra.

Gracias a ella, soy capaz de captar olores que vosotros no creeríais. Es otro de mis superpoderes, que sumado al del sigilo y a una capacidad portentosa para los cálculos matemáticos, hacen un total de siete. He llegado a pasar horas de mi vida en perfumerías ordinarias de las de toda la vida, en busca de la fragancia más adecuada para cada momento, para mi estado de ánimo, para la estación del año, para las necesidades de mi país.

Ayer descubrí que no demasiado lejos de mi casa existe una perfumería no ordinaria. Olí perfumes, aguas de colonia y velas aromáticas, y vi que todo aquello estaba bien, salvo quizá un frasquito cuyo contenido me evocaba con demasiada intensidad los flashes de lima limón que engullía con avidez hace ahora veinticinco años. La convertiría en mi Fortaleza de la Soledad, pero abre a partir de las cinco por las tardes y entended que me viene regular. 

A todo esto, no os sobrarán cien euros, ¿verdad?

miércoles, 19 de octubre de 2011

Entrada estrictamente jurídica

Me conmueven las quejas sinceras y amargas de un alumno que manifiesta, vía Twitter, que acabará la carrera de Derecho sin conocer la diferencia entre iusnaturalismo y iuspositivismo. Confiesa a continuación que se muestra desolado y que mañana no, porque le viene mal, pero pasado mañana pondrá fin a su vida o a la de cualquier otro, lo que ocurra antes.

Y yo, que tengo un corazón que no me cabe en el pecho, consecuencia de lo cual me tuvieron que someter a cirugía de urgencia para alojarlo en un recipiente metálico que conservo en la despensa, he decidido aclarar aquí la cuestión.

Aquí van las principales diferencias:

-En cuanto a la apariencia: son palabras distintas, no se pronuncian igual y también se distinguen al olfato, al gusto y al tacto, aunque a primera vista resulten idénticas y en muchas ocasiones se haga imposible diferenciarlas antes de oírlas hablar.

-En cuanto a sus partidarios: el iuspositivismo es una escuela defendida por señores con amplios bigotes y barbas, que visten levita y fuman en grandes pipas. El iusnaturlismo, por el contrario, encuentra afiliados entre miembros de clases obreras, provistos de cascos, gafas de sol, pantalones bombachos y botines negros. Ejemplos de iuspositivistas: Fernando el Católico, Fernando Torres, Fernando Alonso y Andy (de Andy y Lucas). Ejemplos de iusnaturalistas: Arquímedes, Poseidón, Herodes Antipas y Lucas (de Andy y Lucas).

-En cuanto al concepto: mientras que el iusnaturalismo defiende la existencia de un Derecho no escrito previo al Derecho positivo (aunque no demasiado previo, quince o veinte minutos a lo sumo), los postulados iuspositivistas no conciben más Derecho que el escrito, salvo si está escrito con mala letra y resulta difícil de entender (cuando esto ocurre, se genera un clima de tensión que sólo termina cuando alguien cambia de tema, diciendo, por ejemplo, "pues vaya, parece que al final se ha quedado buena noche").

Existen más diferencias, pero o bien no son importantes, o bien viven en las afueras y raras veces se dejan ver por los grandes centros comerciales. Prescindimos de ellas. Las desdeñamos, incluso.

Suyo afectísimo,
Ángel.

martes, 18 de octubre de 2011

No se entiende

Hoy, una persona, un ciudadano que prefiere mantenerse en el anonimato, al que llamaremos P. aunque su verdadero nombre sea...

Pedro Balsalobre García
C/ Arturo Soria, 16
30002 Murcia (Murcia)

...me ha dicho que mi blog no se entiende, que esto no le parecen más que pamplinas sin sentido propias de una mente enajenada, delirante, obtusa, visiblemente deteriorada y víctima lo más probable de fiebres afganas. 

Y claro, a mí esto me llega ahora, en plena crisis de los setenta, y no sé cómo reaccionar. ¿Me replanteo todo este blog y lo convierto en lo que siempre soñé: un Carrefour? ¿Hago caso omiso a las críticas despiadadas y me fumo un cigarrillo mentolado como suelo hacer en estos casos? ¿Vuelvo a ver Kung Fu Panda a ver si ahora le encuentro gracia? 

En estas ando. En cualquier caso, os recuerdo que el plazo de matrícula sigue abierto.

lunes, 17 de octubre de 2011

Mi arquitecta

Mi arquitecta tiene el pelo largo y come grandes bocadillos de pechuga de pollo encebollada. A mi arquitecta, sabed, le gustan los diseños berlineses y siempre lleva una cámara de fotos escondida en algún sitio. Si dejas que mi arquitecta entre en tu casa, sacará su cámara y empezará dale que te pego a hacer unas fotos tremendas que luego pintarrajea con un rotring cuando nadie la mira.

Mi arquitecta, sabed, ama los recibidores por encima de todas las cosas. Si quieres ganarte su corazón, sólo tienes que compartir su desmedido gusto por los grandes recibidores con independencia de su color, raza, sexo o condición social. Ella misma tiene ocho recibidores, a los que alimenta con saltamontes y miel silvestre, y canta bellas tonadillas para que duerman cuando fuera hay tormenta.

Mi arquitecta separa espacios de una forma que vuestra arquitecta consideraría procaz. Mi arquitecta, sabed, separa espacios con enormes persianas de garaje, de esas antiguas con unos palitos horizontales abajo que sirven para que la gente se agarre como es debido. Así es mi arquitecta. Sólo algunas veces se confunde y piensa que las casas son todas de ciento cincuenta millones de metros cuadrados, pero se lo perdonamos porque a mi arquitecta, sabed, se le perdona todo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Cine de domingo

Estoy oyendo a mis espaldas el ronroneo de una película protagonizada por Denzel Washington, de cuando aún no había empezado a hacer de malo y se limitaba a dejarse bigote y encarnar a personajes que eran todos más buenos que el pan. Aquí me parece que hace de señor muy pesado que da un montón de consejos todos seguidos a un militar de Ohio.

Y en estas me he acordado de El árbol de la vida, la última de Terrence Malick, y de que me gustó mucho. A favor, una banda sonora excepcional, una fotografía que da gloria verla, una historia interesantísima de perdón y reconciliación, y sobre todo, que salen dinosaurios. En contra, que se sentó delante de mí un señor muy alto que además olía raro.

Mi amigo José Miguel, que me conoce mejor que si me hubiera parido (tuvo ocasión de parirme pero no lo estimó oportuno) me regaló el pasado día 14 una suscripción premium a filmin, una paginita estupenda de frescura posmoderna, continente de películas de cine independiente desprovistas de Denzel Washington. Ya he visto varias, y seguiré dale que te pego mientras me dure el regalazo. 

Hace demasiado tiempo ya que no hacéis nada por mi afición al cine.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Curiosidades

Sabéis de mí que estuve en una pequeña localidad belga, que leí Tokio Blues, que robé con violencia e intimidación una maleta de forma involuntaria, y que de repente desaparecí y dejé el blog en lugar fresco y seco y a cargo de mi amiga Guisela, una periodista libanesa que me está sufragando el tratamiento de regeneración capilar.

¿Qué ha pasado durante todo este tiempo? ¿Dónde he estado y dónde, por tanto, no?

A final de curso, la burocracia universitaria me mantuvo entretenidísimo. No tuve tiempo de perder el tiempo escribiendo entradas, ni de aburrirme, ni de sufragar el tratamiento capilar a nadie en particular. La cosa ha acabado bien y ya me queda menos para convertirme en el Catedrático que algún día os explicará el recurso de amparo.

En verano, como siempre, me rodeé de ancianos venerables en el Mar menor. Este año, además, hemos tenido medusas. Desoíd a los necios: las medusas son gente estupenda y han hecho mucho por la cohesión social de las playas del Levante peninsular. Como si de zombies marítimos se tratara, lentas e implacables, su amenaza ha estrechado los lazos entre la Humanidad. He conocido a nuevos ancianos venerables, que me han suministrado consejos valiosísimos y con los que ahora guardo una deuda de gratitud que sólo podré saldar con una raqueta y dos ordenadores portátiles.

Escribo estas líneas inmerso en pleno comienzo de curso. Este año tengo clases hasta en el íleon, a todas horas y en todos lugares. Mañana mismo hablaremos de la igualdad. ¿Os gusta, eh? ¿Os gusta la igualdad?

lunes, 19 de septiembre de 2011

Decíamos anteayer

La semana pasada el comienzo de curso tuvo la imperdonable falta de delicadeza de coincidir con mi cumpleaños. Así, en vez de sentarme en la silla gestatoria para recibir felicitaciones y parabienes, tuve que pasar el día explicando cómo se usa el Derecho Constitucional. No obstante, todos os habéis acordado, sin más ayuda que los avisos fosforescentes de las siete redes sociales en que participo de forma activa. Gracias, nenes.

El resto no es importante. Si queréis, un día os lo cuento en escritura onírica e incluso si os apetece en cursiva. Hoy no, que está empezando a refrescar y tengo la ropa tendida. Podríamos resumir mi vida estos tres meses parafraseando al gran Clitómaco, cuando, al ser interpelado por Teofrasto, respondió: "Clitómaco, con ce al principio".

No hagáis caso de habladurías. Sigo estando con vosotros. Yo soy el que os deja tallos de apio en el sofá, el que os susurra al oído las respuestas del examen de conducir, el que os lleva en coche a la última subasta de Sotheby's. No me veis, pero soy yo. Y si me veis, saludadme, que la mayoría me debéis dinero.

martes, 14 de junio de 2011

Cómo sustraer imprudentemente el equipaje a un marine cartaginés en veinte sencillos pasos

1. Sube al Altaria Madrid-Cartagena, el que sólo tarda casi cinco horas deslizarse suave y perezosamente por tierras de Castilla hasta llegar al sureste peninsular.

2. Coloca tu macuto negro Nike sobre tu cabeza, y pasa el viaje contemplando, asombrado, las piezas dentales de tu compañera de trayecto, que duerme con la boca abierta quizá debido a la sorpresa.

3. Distráete un poco mirando cipreses por la ventana.

4. Distráete mucho con el doblaje del documental sobre el antiguo Egipto que sigue a la película estúpida.

5. Aprovecha la parada de Murcia del Carmen para coger el que tú crees que es tu macuto Nike y salir del tren despavorido como si no hubiera mañana.

6. Repara en que las asas del que tú crees que es tu macuto Nike son ligeramente más largas, pero achácalo a la emoción de pisar de nuevo la patria tuya, si un tiempo fuerte, ya desmoronada.

7. Llega a tu casa, abre el que tú crees que es tu macuto Nike y saca camisas que no son tuyas.

8. Date cuenta de que es un macuto Adidas.

9. Entra en pánico.

10. Intenta calmarte.

11. Fracasa estrepitosamente.

12. Llama a RENFE y cuéntales tu caso.

13. Recibe instrucciones de una señorita estupenda.

14. Entra en pánico.

15. Escarba ligeramente en el ya macuto Adidas y mira una acreditación con nombre, apellidos y más datos de un militar de la Armada.

16. Busca su nombre en Facebook.

17. Fracasa estrepitosamente.

18. Llama a todos tus amigos y organiza un plan inverosímil que incluye numerosos desplazamientos e intentos de placaje a cualquier persona que pasee con un macuto Nike por la estación de ferrocarril de Cartagena, mientras conduces hacia allí con el macuto Adidas y los dedos y los brazos cruzados.

19. Triunfa estrepitosamente.

20. Recupera tu macuto Nike, pide disculpas y cuéntalo todo en el blog en el que hace más de un mes que no escribes.

viernes, 13 de mayo de 2011

Hoy, Tokio Blues

Como estoy yermo de inspiración, parco en palabras y corto de miras, os voy a dedicar una crítica de la novela Tokio Blues, del escritor Haruki Murakami. Por descontado ya os digo que es una de esas críticas con spoilers, hipérboles, sinécdoques y que además es baja en calorías y tiene un corazón de oro.

Antes de empezar, me gustaría carraspear, decir que fue el primer libro que leí en mi propio iPad, volver a carraspear, dormir unas ocho horas al día y hacer un poco de deporte. Y así es como llego a la conclusión de que Tokio Blues es una tomadura de pelo cuyo meollo podría asimilarse a la versión porno de El guardián entre el centeno donde quien no fornica muere y viceversa. Eso sí, contado todo muy a la japonesa, muy finamente, y adornado con esa gran virtud de la literatura y el cine oriental que consiste en despertarme el apetito.

Espero que los miembros de la Academia que corresponda lean esta entrada, recapaciten y se guarden su próximo Nobel de Literatura para el beato Juan Duns Scoto, cuyos aportes a la cultura japonesa son mucho más notables y numerosos que los del simpático protagonista de esta conspicua entrada.

martes, 3 de mayo de 2011

Excusas, sólo dulces excusas que se convierten en amarga cera amarillenta en vuestros oídos

Es muy cómodo exigir entradas semanales, diarias, horales, minúticas o incluso secundarias cuando está uno sentado en el sofá leyendo la sección de badminton del Frankfurter Allgemeine con el nuevo monóculo mientras se acaricia al unicornio de oro, que rebaña con parsimonia su plato de crustáceos y lanza miraditas desdeñosas de soslayo.

Lo que no es tan cómodo es mantener a una familia numerosa y a otra no tan numerosa con un sueldo de doscientos millones de pesetas de las de ayer, de hoy y de siempre. Claro, que vosotros no sabéis de eso, porque no habéis pasado una mili, una guerra civil, una guerra militar, una guerra local y una desagradable rencilla vecinal, todo al mismo tiempo. Si así hubiera sido, otro palmípedo nos cantaría bellísimas tonadillas.

Eso me pasa por mirar. Porque no se puede mirar. Y por eso no escribo tanto en el blog.

sábado, 9 de abril de 2011

Desmitificando

El español medio, es decir, Juan García-Pofenas, asume sin rechistar tres mitos sobre su país natal que, en la mayoría de ocasiones, no tienen la delicadeza de cumplirse. Paso a enumerarlos:

-Los demás países de Europa están limpísimos. Falso. Sobre las aceras de Namur, sin ir más lejos, no se ve un chicle ni una hez fecal, pero no por limpieza, sino porque las tapa la capa de mugre que tapiza la ciudad.

-Fuera de España las películas se ven en versión original subtitulada. Falso. En los cines comerciales belgas, sólo El discurso del Rey. El resto, todas afrancesadas. Seguramente por eso, para compensar, cuando las dejan originales las subtitulan en francés y en neerlandés. Al mismo tiempo.

-España es el único país de Europa donde la gente no habla inglés con desparpajo. Falso. Chapurrean con mayor o menor acierto, y con inevitable y siempre cómico acento autóctono.

Hay más, pero tampoco quiero abusar de vuestra paciencia. No ahora, al menos.

martes, 29 de marzo de 2011

El cuarto sentido

El piso en el que he estado viviendo durante casi quince días tenía algunas ventajas: básica y exclusivamente, la puerta daba a la calle y no a un charco de magma incandescente. También contaba con algún inconveniente: el suelo siempre estaba sucio u olía mal (cfr. entrada anterior); era de dos plantas unidas por una escalera casi vertical; no había nexo posible entre mi voluntad y la de mi sistema de calefacción; el congelador tenía polvo (congelado); y olía peor que cualquier cosa que hayáis olido o que, en general, huela.

Hoy, tras exigir mis derechos de ciudadano belga que paga sus impuestos y entre cuyas aspiraciones no figura amanecer un día sin demasiado pulso, me han comunicado que intentarían proporcionarme un nuevo apartamento. Al rato, han mandado unos técnicos a casa, que no han encontrado nada serio. Al (segundo) rato, han llamado a administración para comunicar que había explotado hace días una tubería de agua, la misma agua que se estaba estancando, adquiriendo tonalidades otoñales y desprendiendo unos efluvios que, merced al conducto de ventilación, llegaban convenientemente a mi apartamento.

Seguramente, el nuevo piso tendrá alguna desventaja, pero sinceramente, por ahora no se la huelo.

viernes, 25 de marzo de 2011

Extracciones olfativas

Mi apartamento se compone de cocina, cuartos de baño, dormitorio, suelo, cielo, huesecillo, tibia y peroné. De cuando en cuando, como todos estos apartamentos, se ensucia. Yo, que soy pulcro y que, al igual que no puedo ver llorar a un niño sin quitarle previamente los caramelos, tampoco puedo vivir en un piso empolvado, compré la semana que viene productos de colores, que son los que sirven para dejarlo todo como los chorros del oro.

La primera vez que fregué el suelo noté cierto olor intenso, como cuando uno entra en la unidad de adolescentes con problemas glandulares y aspira fuerte sus zapatillas de deporte en pleno verano. Un olor que se clavó en todas y cada una de mis pituitarias y que me costó un par de llamadas poder desalojar. Busqué su origen en los armarios, en el cubo de la fregona, en la cómoda Luis XIV... pero nada. Incluso llegué a acercar ambas narinas a mis mocasines, de los que seguía emanando el habitual olor a azahar y miel silvestre.

Cuando esto pasa una vez, es extraño; cuando pasa siempre, es normal, y entonces hay que preguntarle a tu vecina de despacho, que te dice que es por el tipo de suelo, y que el que friega el suelo ya sabe que se expone a unas horas de olor a pie de atleta. Ahora pienso si prefiero eso o tener mi propio sembrado de patatas en casa. Se admiten consejos. Y ambientadores.

sábado, 19 de marzo de 2011

El sábado por la mañana

Cansado de los días en mi apartamento, entre libros jurídicos, conexiones de internet intermitentes y limpiezas generales de bajo coste, esta mañana he decidido salir a la calle a ver mundo, a conocer las entrañas de Namur y a cruzar la mirada con algún otro ser humano distinto de mi herpes labial.

Primero he pensado en acercarme a rezar un poco a la catedral, pero su único habitante, el sacristán, más chino que vosotros y yo juntos y muy probablemente seguidor ferviente de la escuela criminalista italiana de Lombroso, Garofalo y Ferri, ha apreciado en mí rasgos de criminalidad latente o manifiesta, y me ha expulsado del templo con una delicadeza, eso sí, francesísima.

Impregnado de una insólita sensación de mercader, me he dirigido al mercadillo callejero de los sábados por la mañana, donde el destino ha tenido a bien que conociera a Silvia, una señora peruana simpatiquísima, con hija, yerno y multitud de familiares; unos belgas, otros no, todos hispanoparlantes. La hospitalidad y el savoir faire -como decimos en Murcia- no se han perdido del todo, y de cuando en cuando aparece gente que te hace perder la falta de fe en la Humanidad.

Después ha pasado lo de siempre: que he comido en un restaurante y el señor de la mesa de enfrente ha confundido su abrigo con el mío, y si me descuido no me habría quedado más remedio que vestir un tres cuartos elegante, aunque ancho de hombros.

Y así vamos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Retransmitiendo desde Namur

Dice la coplilla popular:

Las mujeres de Namur,
tienen todas un baúl.

Y yo, para cerciorarme de que esto es así y no otra de las muchas patrañas de la politburó bruxellensis, he decidido hacer aquí una estancia de investigación que no se la salta un gitano. Estanciaré durante los próximos minutos, horas, días y meses, en la zona belga francófona. ¿Es ese el motivo por el que he estado tanto tiempo sin escribir? En absoluto, pero pensadlo así si eso os hace más felices.

Por lo pronto os digo que el vuelo ha ido bien aunque una señora bastante gruesa se ha desmayado y ha provocado el estupor general; que no hace tanto frío como parece; que mi residencia merece un post (quizá un blog) aparte; y que son las siete y siete de la tarde y desde hace una hora y media sólo rondan las calles los bandidos y algunos malhechores. Esta ciudad se me antoja monacal. Menos mal que he venido a estudiar como un cerdo y no a salir de marcha loca como un cerdo.

Dentro de poco os contaré más cosas. Por ahora me conformo con que os haya sorprendido tanto este giro inesperado de guión, con tilde.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La entrada 627, en V.O.S.

Unos amigos quedan para cenar en un céntrico restaurante especializado en bocadillos con cebolla y se indignan ante el hecho incontestable de que en Murcia no hay sala de cine en versión original subtitulada. Devoran con avidez sus emparedados y resuelven crear, en cuanto lleguen a casa y se tomen el Almax, un grupo de Facebook que se llame "Por una sala de cine en V.O.S. en Murcia".

Nuestros intrépidos protagonistas y una amiga italiana que se les une por el camino remueven Roma con Santiago, Cinesa con Neocine, y a la semana el grupito ya ronda los mil habitantes. Cinesa, al rato, se conciencia, y decide dedicar en los cines Nueva Condomina una sala en V.O.S. todos los jueves a las siete y media de la tarde y a las diez de la noche.

Las dos primeras semanas días la sala triunfa, y el primer pase ronda el 90% de ocupación, mientras que para el segundo se agotan las entradas de tanto ser compradas. Los promotores se alegran, se frotan las manos unos a otros y se preguntan qué más necesitará Murcia, si es que necesita algo.

lunes, 28 de febrero de 2011

La tontuna previa

Pronto sucederá lo inevitable, porque afortunadamente no le queda más remedio. Mientras tanto, os cuento una tontuna que sirve de prolegómeno y de abono para este blog descuidado hasta dentro de unos días.

Hace dos semanas caminaba yo por la calle cuando vi un panfletillo mugriento sobre el pavimento. Tanto llamó mi atención y apeló aquello a mi civismo, que lo recogí con delicadeza y lo he estado alimentando con saltamontes y miel silvestre.

En la primera de sus seis páginas se aprecia su cometido: concienciar a la población de las ventajas del vegetarianismo. A tal fin, dedica medio folio a ubicar estratégicamente unos primeros planos de rostros animales que apelan a la conmiseración. Y yo, amante de las carnes prietas, laxas y de cualquier otro tipo, color o estado civil, me sorprendí impávido ante tal despliegue de medios. La oveja mirando a cámara me conmovió, y así lo reconozco, pero sigo sin encontrar la manera de apenarme ante los estúpidos ojos del pez o, menos aún, ante la mirada reprobatoria del gallo. ¿Estaré muerto por dentro?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Quiero ser artista

Pocos placeres reporta la ardua tarea de corregir exámenes, y menos aún si son cientos y uno tiende a corregirlos con fruición mientras sus dioptrías se reproducen entre sí, como es mi caso. Los profesores, contrariamente a lo que piensa el alumnado, no sentimos placer al suspender. Algún caso patológico siempre hay, pero en general da tristeza tener que abrir el primer cajón para sacar el compás de diseñar ceros perfectos.

Sin embargo, los docentes de artes varias gozan de un plus del que carecemos el resto. Ellos, de cuando en cuando, se encuentran con ciertas perlas que agradecen a los nervios del momento, o al sistema educativo, o a la ingesta de sapos tóxicos, o a la garrulería atroz a cuyo denuesto nunca dedicaré suficientes posts. Por suerte, los artistas son de suyo generosos, y comparten las perlas conmigo, que las comparto con vosotros, que las compartís con el resto del mundo y así sucesivamente:

-El rostro de Venus es melancólico, y se puede ver un elemento que estaba prácticamente prohibido y era pintar el bello púvico.

-Massaccio (1408-1428) fue discípulo de Mussolini.

-La Venus es una mujer bella, la cual con una mano se cubre con delicadeza los pechos y con la otra la vagina.

Y contra eso, por mucho y malo que corrija, no puedo competir.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Cines (II)

Enfrascado como estoy en pleno proceso corrector, evaluador y revisor, decidí hace dos semanas resucitar mi cuenta de Filmaffinity y calificar de uno a diez absolutamente todas las películas que he visto en mi vida. En su momento me provocó pereza atroz, pero el caso es que ando ya por las quinientas cincuenta y siete votaciones y ya tengo hasta almas gemelas.

Las dos últimas películas se han llevado sendos merecidísimos nueves, sobresalientes con opción a matrícula. La familia, de Ettore Scola, me pareció un ejercicio narrativo magistral. En dos horas abarca casi cien años de familia burguesa italiana, desde principios de siglo hasta los locos años ochenta. Algo así como la trilogía española de Alberto Closas y José Luis López Vázquez, pero de un golpe, sin cursilería atroz y sin Pepe Isbert.

La segunda, Sang Woo y su abuela, es una fabulilla en la que el típico nene chino, urbanita y cabroncete tiene que pasar una temporada en el campo con su típica abuela china, ruralita y abnegada. Cómo una historia así puede contarse de forma tan nueva debe de ser uno de los misterios arcanos del Lejano Oriente. Es deliciosa, y no se hable más, salvo para decir que, además, la película nos hace empatizar por momentos con el Rey Herodes, ese hombre sabio que sucumbió a una pasión demasiado humana.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lo del curso de cocina japonesa

He sobrevivido. Un fin de semana relleno de montañas escarpadas y de barbacoas escarpadas en una casa rural y escarpada no ha sido bastante para destruir mi ya de por sí enclenque naturaleza y débil condición. Ni siquiera con un remate de dos horas de pádel a la vuelta del viaje; de pádel rural y escarpado.

El lunes, para celebrarlo como era entonces debido, decidí asistir al curso de cocina japonesa que tanta ilusión me hacía. Cuando llegué, constaté que aquello, más que a profesores de Derecho Constitucional -como, por otra parte, podía pensarse- estaba destinado a cocineros regionales experimentados, lo cual encajaba con la descripción que aparecía en el prospecto de la jornada, sobre todo en la parte de "destinado a cocineros regionales experimentados" (lo cual, pese a las comillas, no es en absoluto textual).

Reconozco que me azoré imperceptiblemente cuando fui seleccionado para acompañar al líder en su tarea culinaria, debido quizá a que nunca había preparado hasta entonces California Rolls con sus huevas y todo. Fue entonces cuando, delante de más de cincuenta cocineros regionales experimentados, demostré que se puede derramar un vaso de agua fresca en un plato rebosante de pepino cortado en delicadas tiras y de aguacates laminados con muchísimo esmero. Y todo ello, conste, sin perder un ápice de falta de compostura.

viernes, 28 de enero de 2011

Una serie y un libro, rápido

En diez minutos saldré en busca de la paz espiritual y del frío gélido que aporta una experiencia en comunidad vivida en una casa rural allá por el páramo murciano. Ya os hablaré de los momentos inolvidables a la vuelta, porque aún no he terminado de llenar el macuto de leños de madera y fuego. Pero antes, una serie y un libro.

De sobra sabéis que me caracterizo por descubrir, como reza el sabio refranero, tarde lo bueno. Esta vez se trata de Mad Men (o Mad men, quién sabe), la galardonada serie que nos muestra cómo los americanos pueden hacer que nos enganche la vida de unos publicistas estadounidenses en los atribulados años cincuenta. Inteligente, devastadora, de una calidad atroz. Como todas las series españolas, sin excepción.

Y un libro, claro. Fouché. Retrato de un hombre político, de Stefan Zweig. Tanto oír que Rubalcaba es el Fouché español me ha llevado a adentrarme en la vida de este señor, más allá incluso de la copiosa y profundísima información recogida en la wikipedia. No sé si Stefan Zweig tiene mejores biografías que novelas, o viceversa, pero este librico es una joya escalofriante y terrible. Y quien quiera más, que lo compre, que lo acaba de reeditar Acantilado y esos tipos saben vender su producto. Casi como los publicistas estadounidenses.

lunes, 24 de enero de 2011

Ego non te absolvo

Desde mi más tierna madurez fui alimentando, paulatina e inconscientemente, un aura clerical que ha ido provocando numerosas y a menudo hilarantes confusiones. No sé si es debido al corte de pelo, a mi sonrisa beatífica o a mi tendencia a vestir de negro, pero no ha sido infrecuente que algún fiel me haya conferido el título de padre, o que incluso me hayan pedido confesión.

No obstante, últimamente la cosa se está poniendo rara. Gente que sabe que la abstención es lo mío en cuanto a profesión de votos, que conocen de mi estatuto de laicidad, se dirige a mí y me cuenta unas cosas tremendas. A lo mejor estáis pensando que esa gente se conoce con el nombre de "amigos" y que todo ese proceso se llama "confianza", y que es algo que sucede con cierta asiduidad en el contexto humano, pero la cosa es que no, que no son mis amigos. A lo sumo, habré hablado con ellos cinco o seis veces en encuentros casuales.

El jueves, sin ir más lejos y ya que habéis sacado el tema de los encuentros casuales, un anciano me relató con todo lujo de detalles sus andanzas por los prostíbulos más concurridos de la comarca. Creo que la expresión de estupor en mi rostro no fue bastante. La próxima vez que me surjan acólitos anónimos los hisopearé como se merecen.

miércoles, 19 de enero de 2011

Cines (I)

El espejo, de Tarkovski. Debe de ser buenísima porque no entendí absolutamente nada. No obstante, es justo señalar que de repente aparece un señor que habla en perfecto castellano acerca de una corrida de toros, lo cual resta tensión dramática a la trama. Eso me pasa por alquilar películas de directores a los que no conozco personalmente.

Hierro 3, de Kim Ki-Duk. Muy bonica, muy silenciosa y muy budista. Es como una clase de yoga con actores y con una trama muy original en la que los palos de golf cobran una relevancia inusitada. Confieso que durante toda la película estuve pensando que la protagonista era la que interpreta a Sun en Lost.

No controles, en mi línea de ver cine español porque no es necesario que esté doblado. Graciosa, buena, estupenda. Juancarlitros, sin duda, se ha ganado el derecho a figurar entre los grandes personajes del cine español. Para pasar un gran rato, sobre todo si uno tiene ya la suficiente edad como para pillar las referencias a Martes y 13. Los niños de la postransición estamos de enhorabuena.

El gran Vázquez, de Óscar Aibar. En la misma línea, un biopic sobre el creador de Anacleto Agente Secreto, de la Abuelita Paz y el Lobo Voraz, de la Familia Cebolleta o de sí mismo, no debería pasar inadvertido a los que ya contamos con un tres en las decenas. Santiago Segura no es actor de mi devoción, pero tiene su gracia todo ese mundillo de la Editorial Bruguera, y ver recreaciones de Escobar, Rovira y otros compañeros de cuando los tebeos aún no eran comics.

Rec, de Jaume Balagueró. Sus primeros quince minutos son absolutamente sobrecogedores. Del resto ya os contaré cuando me resarza ligeramente de los profundísimos daños psicológicos causados y pueda continuar viéndola.

lunes, 17 de enero de 2011

¿Es grave?

Este blog nació con el doble propósito de no dar bajón y de no tratar temas susceptibles de crear polémica. Por eso no escribo sobre la barba de Rajoy, ni sobre la barba de Zapatero, ni, en general, sobre la barba de líderes políticos o religiosos; sí, en cambio, acerca de asuntos inocuos tales como la barba de cualquier persona que no reúna condiciones de líder.

Últimamente me siento tentado y pienso con frecuencia en desvirtuar todo esto. En el mundo pasan cosas terribles que requieren una mirada crítica, despiadada, irónica y feroz. Yo tendría que ponerme grave, carraspear con frecuencia y ensayar el gesto de señor adusto y severo, además de comprarme una corbata en Cortefiel, que es algo que hacen mucho los señores adustos y severos. Reunidos esos requisitos ya podría empezar a despotricar con la conciencia intranquila.

Creo que voy a descartar la posibilidad. Mucho me temo que la gravedad aplicada al blog, como no puede ser de otra forma, acabaría por hacerlo caer.

domingo, 9 de enero de 2011

Ensayando

Higinio Marín es un señor que, gracias a frecuentar mi amistad y a seguir mis sabios consejos, ha llegado a ser una referencia en el pensamiento de Occidente y de la parte septentrional de Oriente. Pre-textos acaba de publicarle su quinto ensayo, que lleva por título Teoría de la cordura. Yo sigo pensando que Lo malo de la guerra es que hace pum habría sido un título mucho más acertado, pero mi propuesta no halló demasiada acogida.

El asunto es que a finales de este mes se presenta el libro en la Biblioteca Regional, y he sido designado para formar parte, junto con el Profesor Hernández, el profesor Centeno y el Profesor Teruel, de la terna encargada de hacer los honores. Estoy releyendo con auténtico deleite las páginas del ensayito, por segunda vez y por orden cronológico.

No será difícil trazar una simpática semblanza de pintoresco tono localista sobre la Teoría de la cordura, sobre todo porque la mayoría de ideas que recoge son mías. Si no tenéis lectura estacional, quede ahí mi recomendación. Y si no tenéis nada que hacer el día 11 de febrero, venid a la Biblioteca. Aunque sólo sea por el placer que siempre supone aplaudirme.

lunes, 3 de enero de 2011

Menos humos

La nueva ley antitabaco se está mostrando sorprendentemente eficaz, y persigue al fumador con mano firme y sanción dispuesta. Lo que el poder legislativo no advirtió a la ciudadanía fue que existen posibles efectos adversos.

Acabo de subir de comer en el bar de la esquina. Ni uno solo de los parroquianos, seguros fumadores, de codo embarrado y rostro carmesí, ha osado sacar un solo cilindrín. En lugar de eso, la mayoría han optado por entonar tonadillas populares, desde clásicos de la tuna (volumen uno), hasta grandes éxitos de María Dolores Pradera. No media entrambos extremos demasiada distancia, cierto, pero el repertorio es abundante y dotado de gran intensidad dramática.

De no ser por la ley, les habría comprado un cohibas a cada uno y se lo habría introducido por el esfínter bucal. Por otra parte, los restaurantes castizos me dan mucho juego últimamente. Dejémoslo estar.

sábado, 1 de enero de 2011

Más propósitos alfabéticos listados

Todos sabéis que el año no empieza hoy, sino el día 1 de septiembre, y que esto no es más que una pantomima socialmente tolerada para evitar males mayores. Yo procuro adaptarme a estos convencionalismos, y también tengo una lista de propósitos que, al igual que hice hace un año, ordeno alfabéticamente:

-Amar en tiempos revueltos.
-Bastar.
-Cobrar en blanco.
-Dar de comer al sediento.
-Estrechar al que no cabe.
-Faltar sólo un poco.
-Golpear dos veces.
-Hincar el diente.
-Izar lavanderas.
-Juntar extremos o puestos.
-Kilogramar y kilolitrar.
-Limar gintonics.
-Mascar tabasco.
-Nadar en absoluto.
-Oscar al mejor actor.
-Pisar al fondo.
-Quemar las cenizas.
-Robar, lo justo.
-Sisear en Purcell.
-Tildar sólo.
-Usar antes de agitar.
-Votar en negro.
-Wonkar en Twitter.
-Yesar con y griega.
-Zentrifugar karmas.

Todo en primera conjugación y a precio de fábrica, como os gusta.