Ayer, justo cuando iba a escribir la entrada más interesante de la historia de mi blog, ONO me dejó sin conexión a internet durante el tiempo suficiente como para convertirme en presa del sueño en un cerrar y cerrar de ojos. Hoy me siento mermado y ceniciento, así que no esperéis más que un poco de cine y algo de proyección veraniega.
En efecto, he visto Toy Story 3 y no pienso hacer spoilers, pero creo que, junto a The Road, es la mejor película de este curso. Los señores de Pixar son unos genios. Cuando la hayáis visto todos, me lo decís y ya lo hablamos con más calma. Lo que ocurre es que cada vez es más difícil diferenciar las películas de animación óptimas de las pésimas. En la sección trailers aparecieron ayer tres nuevos largometrajes digitales, ni más ni menos. ¿Cómo saber cuáles siguen la genealogía que inauguró Toy Story? ¿Cómo asegurarnos de no acabar viendo una película sobre autosuperación protagonizada por una ameba que habla?
Por lo demás, el viernes huyo hacia tierras más húmedas primero y más húmedas que las más húmedas después. En efecto, acabaré el verano pasando de la playa a Cambridge y Oxford. Cinco días en compañía de los chicos del coro que culminarán con sendos conciertazos que van a provocar estupor en el flemático y mortecino público anglosajón. Alguna entrada escribiré, ne timeatis, pero vamos, que os dejo las llaves del blog para que comentéis, os peleéis y reguéis las plantas. Cuando vuelva, eso sí, lo quiero todo recogido.
En efecto, he visto Toy Story 3 y no pienso hacer spoilers, pero creo que, junto a The Road, es la mejor película de este curso. Los señores de Pixar son unos genios. Cuando la hayáis visto todos, me lo decís y ya lo hablamos con más calma. Lo que ocurre es que cada vez es más difícil diferenciar las películas de animación óptimas de las pésimas. En la sección trailers aparecieron ayer tres nuevos largometrajes digitales, ni más ni menos. ¿Cómo saber cuáles siguen la genealogía que inauguró Toy Story? ¿Cómo asegurarnos de no acabar viendo una película sobre autosuperación protagonizada por una ameba que habla?
Por lo demás, el viernes huyo hacia tierras más húmedas primero y más húmedas que las más húmedas después. En efecto, acabaré el verano pasando de la playa a Cambridge y Oxford. Cinco días en compañía de los chicos del coro que culminarán con sendos conciertazos que van a provocar estupor en el flemático y mortecino público anglosajón. Alguna entrada escribiré, ne timeatis, pero vamos, que os dejo las llaves del blog para que comentéis, os peleéis y reguéis las plantas. Cuando vuelva, eso sí, lo quiero todo recogido.