miércoles, 28 de mayo de 2008

Bergman


Acabó ayer el ciclo de cine sobre Ingmar Bergman del que no he hablado en este blog. Peli y conferencia, en ese orden o cualquier otro, durante los lunes y martes de varias semanas.

Teniendo en cuenta que hasta los albores de mi mayoría de edad tendía a confundirlo con Ingrid, no os debería extrañar mi falta de familiaridad con su filmografía. Fue Woody Allen el que me llevó de la mano a su gran maestro, y allí me dejó, solo y desamparado, ante una serie de películas magníficas, desazonadoras y terribles. Si no llega a ser por la compañía de José Miguel probablemente José Miguel no me habría acompañado.

A día de hoy, mis conocimientos sobre Bergman se limitan a "Fresas salvajes", "El manantial de la doncella", "Fanny y Alexander" y "Saraband", si no contamos "Encuentros privados" ni "Infiel", con guión suyo pero rodadas por su ex-señora Liv Ullmann. Eso y unas cuantas conferencias orientativas.

Con lo cual conluyo que sigo sin estar legitimado para opinar sobre Bergman con autoridad moral ni física, pero al menos puedo advertir a los que pretendan inmiscuirse en sus películas que no se deben ver con el estómago vacío.

domingo, 25 de mayo de 2008

Va por ustedes

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Gracias a todos mis antiguos alumnos que ayer, en su cena de graduación, me demostraron que mis años universitarios fueron algo más y algo menos que trabajo.

Gracias por todo lo que me dijisteis; gracias por mantearme; gracias por los besos y los abrazos; y por los sollozos y las lágrimas, que no todas son amargas; gracias por los silencios; gracias por las hipérboles cariñosas; gracias por intentar emborracharme en vano; gracias por sentir mi ausencia tanto como yo la vuestra; gracias por los dos años en los que os enseñé todo lo que necesitaréis saber sobre Historia, Romano y Canónico.

Gracias por habitar mi corazón. Sobran las palabras. Bastaron vuestras miradas.

Gracias por nuestro pasado en común.

Os quiere, mucho,
Ángel.

viernes, 23 de mayo de 2008

De época


Hace exactamente tres días acudí a Ficciones con ansia por llevarme algo de cine histórico, ese gran género olvidado que sólo por "Barry Lyndon" ya me merece. Nacho, el Regente, me ofreció dos títulos por el precio de uno, pero preferí llevarme las películas enteras porque no me fío de las sinécdoques.

"Los duelistas" me pareció interesante durante los veinte minutos que aguanté despierto. Bien es cierto que la vi después de comer, tumbado en el sofá y con dos algodoncitos empapados en cloroformo, uno por fosa nasal. La tendré que volver a ver, porque reúne todos los requisitos para que una película me guste: la dirige el Ridley Scott de antes, sale Harvey Keitel, se practica esgrima y sirve para combatir el insomnio.

"Orlando" me dejó perplejo. La adaptación de la novela de Virginia Woolf me resultó un experimento narrativo de lo más interesante. Es una peli feminista sin tapujos y estéticamente deudora de Greenaway. Sin peros (o con ellos).

Me propone el Regente para la semana que viene "El contrato del dibujante" y "Caravaggio". Aún no hay nada decidido al respecto, pero este fin de semana me voy a ver lo último de Indiana Jones como que me llamo Bobby Watson.

jueves, 22 de mayo de 2008

Bobby Watson

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Pues sí, es verdad, desde que vi con mis propias córneas "La cantante calva" en el teatro Alfil tengo muchas ganas de representarla.

¿Por qué? Pues mirad: porque es absurda, porque el atrezzo cuesta 5 euros y porque aparece un bombero.

El resto no pasa de proyecto. Cuento con la inestimable colaboración de Ruf, un joven desnivelado que va de aquí para allá en un no parar, con agonía y siempre con el horcate caliente. Y también con Chexpi, del que no estoy autorizado a hablar en voz baja. Ahora sólo tengo que encontrar a tres mujeres a las que no les importe entender el humor absurdo ni actuar gratis en una plaza pública en cualquiera de los tres estados.

Se admiten sugerencias e improperios.

sábado, 17 de mayo de 2008

Conferenciaaaaaaaaaaa

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Mi primer contacto con Fernando Castro fue gracias a mi buen amigo Miguel Ángel Hernández (aka mahn), en una conferencia que me dejó traviscornado, o sea, con unas córneas propias de Travis Bickle. Pese a que acudí puntual a la cita, daba la impresión de que empezó una conferencia ya empezada y de que la acabó antes de que llegara al final. Más o menos como si hubiese llegado llegado tarde a su propia conferencia y se hubiera marchado antes de terminarla. Una conferencia infinita e infinitesimal, porque habló casi nada sobre casi todo.

Después de aquella ocasión me encontré varias veces con Fernando. La última, el año pasado, en una performance en la que, mientras él me susurraba fragmentos de una conferencia al oído, yo, tumbado en el regazo de otro tipo vestido de chino mandarín a lo Peter Sellers en "Un cadáver a los postres", recibía una azotaina al modo tradicional.

Esta noche, en el Museo de Bellas Artes, impartirá la conferencia más larga de la Historia del Arte: "Un ejercicio inútil: entre el sabotaje y la perogrullada" . Desde las 22.30 hasta las 6. Su hijo me ha asegurado que viene sin chino.

Ya os contaré.

jueves, 15 de mayo de 2008

Notas para no olvidar mis memorias (I)

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Cuando no era más que un niño o dos, corrían tiempos difíciles. La ropa era reversible, pagábamos con monedas extranjeras y no podíamos permitirnos conducir un tanque. A base de esfuerzo, tesón y el correcto uso de las tildes aprendimos que los chistes de médicos suelen dar buen resultado y que no conviene crecer más rápidamente que el virrey de Nápoles.

Así se forjó mi generación. No nos hacía falta tecnología punta ni complicados artefactos para divertirnos. Con un puñado de piedras y una esponja pasábamos la tarde, aunque nuestros familiares no nos dejaran creer en la existencia de las reglas de tres. Eso nos ponía tristes y recuerdo una vez en la que incluso llegué a pensar en recuperar la salud.

[...]

En cierta ocasión, tuve la oportunidad de contener el aliento. La respuesta de mis tutores legales fue unánime, aunque se refirió a un asunto completamente distinto que siento no recordar, acerca del contorno de los arbotantes de la Catedral de Santiago de Compostela, entonces conocida como Angkor Wat.

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Nadie me creyó cuando les mentí sobre mi verdadera identidad. Aún no sé si hicieron bien, porque para aquel entonces el inspector de Sanidad había dejado de peinar a la llama y todo se volvió mucho más confuso.

[...]

miércoles, 14 de mayo de 2008

¡Sereno!

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Esta mañana he salido a la calle pensando en el restaurante idóneo para alimentar a mi tribunal de tesis mientras escuchaba a La Casa Azul en mi iPod de antepenúltima generación, cuando he pensado que podría comprarme el último libro editado de Chesterton, y se me han venido a la cabeza varias elucubraciones sobre el final de la cuarta temporada de Lost y, puestos a calcular, sobre la exigua probabilidad de ganar una medalla en el próximo campeonato de esgrima del día 7, y más o menos a la altura del No más Myolastán he recordado que se acerca el cumple de mi novia y aún tengo que retocar el regalo y contestar a una serie de e-mails que se me han acumulado esta mañana en la bandeja de entrada que me van a llevar a ubicar algunos eventos de última hora en mi agenda, que pide a gritos un paintball entre otras actividades adrenófagas.

Y en eso andaba cuando me he encontrado con un amigo que me ha soltado un rollo sobre mil cosas incoherentes. He aguantado como he podido porque, sinceramente, ese tipo de monólogos es algo que me saca de quicio.

domingo, 11 de mayo de 2008

El último meme del día

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La mejor manera de hacer memes es soñoliento, en ayunas y con el pijama aún puesto. Es la única forma, además, de no sentir demasiados escrúpulos cuando decides darle trámite a la gornú, o sea, saltándote las reglas ligeramente.

La cosa va de cosas que me parecen no importantes (ojo al matiz: no) y de cosas que me gustan. Seis de cada. Si queréis saber más, leed el blog de Stepario, que ha sido el pasante del meme. Vamos, que se me estropean los chococrispis:

Cosas no importantes:

- Las cosas no importantes para Stepario.
- La importancia.
- La subida del euribor.
- El fútbol.
- La infancia de Stoichkov.
- Yo.

Cosas que me gustan:

- El cine (no cualquier cine).
- La música (no cualquier música).
- Los libros de ensayo (no cualquier libro de ensayo).
- La comida (no cualquier comida).
- La tradición (no cualquier tradición).
- Yo (no cualquier yo).

Y para transgredir un poco, no se lo paso a nadie. Porque es domingo, llueve, estoy soñoliento, en ayunas y aún no me he quitado el pijama.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Más hierba y menos Platón

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La prueba más fehaciente de que la ramplonería tontucia de powerpoint reenviable no es invento del hombre postmoderno, solipsista y marrano del siglo XXI es la famosa frase platónica que aconseja no dejar crecer la hierba en el camino de la amistad.

Yo me imagino a Platón en una de esas tediosas tardes de domingo griego, después de haber merendado yogures con berenjenas, aburrido y mohíno ante la perspectiva del inminente lunes. Me lo imagino inquieto por la falta de inspiración para el título de su último diálogo, debatiéndose entre "El banquete" y "Que vienen los socialistas".

Y entonces, para distraer la opinión de sus incondicionales, que le esperan en la puerta con sus togas de tedioso domingo griego, se asoma por el balcón y les espeta: "no dejéis crecer la hierba en el camino de la amistad". La ovación es atronadora y Platón vuelve a su habitación a jugar a la Game Boy, convencido de que después del socrático "sólo sé que no sé nada" los griegos se conforman con cualquier cosa.

Todo esto para decir que hoy he pasado la noche con tres grandes amigos con los que no compartía conversación, mesa y sobremesa desde hacía unos cuatro años, y que la sensación común ha sido la de volver a habitar el espacio que nunca quedó vacío porque se trataba de nuestro espacio, de nosotros. Nos hemos habitado y hemos refutado a Platón por 15€.

Sinceramente, no lo veo caro.

sábado, 3 de mayo de 2008

Yo te maldigo, Morfeo

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Estoy ante el tribunal de tesis, completamente vestido, eso sí. Abro mi ejemplar y me encuentro con un montón de dibujitos entre las letras. Me empiezo a agobiar y sigo pasando páginas para ver si doy con los capítulos buenos, pero las palabras dejan lugar a unos dibujos infantiles. Mi tesis está llena de dinosaurios y casas de colores. Me agobio más porque veo que los miembros del tribunal se ríen de mí, y entonces, justo entonces, pienso que es un sueño y que esa no es mi tesis.

Vuelvo a abrirla, y ahí están los capítulos, perfectos. Me invade una sensación de alivio, pero hay más páginas de lo normal y además empiezan a aparecer los dinosaurios y las casas de colores. Me convenzo de que vuelve a ser un sueño y aparece otra tesis mucho más parecida a la mía, con su apéndice facsimilar final y todo.

Con su apéndice facsimilar final seguido de una sección que no recordaba dedicada a los dinosaurios y casas de colores.

Toda la noche soñando, metasoñando, metametasoñando y así sucesivamente.

¿Algún psicoanalista de guardia que cobre barato?