En diez minutos saldré en busca de la paz espiritual y del frío gélido que aporta una experiencia en comunidad vivida en una casa rural allá por el páramo murciano. Ya os hablaré de los momentos inolvidables a la vuelta, porque aún no he terminado de llenar el macuto de leños de madera y fuego. Pero antes, una serie y un libro.
De sobra sabéis que me caracterizo por descubrir, como reza el sabio refranero, tarde lo bueno. Esta vez se trata de Mad Men (o Mad men, quién sabe), la galardonada serie que nos muestra cómo los americanos pueden hacer que nos enganche la vida de unos publicistas estadounidenses en los atribulados años cincuenta. Inteligente, devastadora, de una calidad atroz. Como todas las series españolas, sin excepción.
Y un libro, claro. Fouché. Retrato de un hombre político, de Stefan Zweig. Tanto oír que Rubalcaba es el Fouché español me ha llevado a adentrarme en la vida de este señor, más allá incluso de la copiosa y profundísima información recogida en la wikipedia. No sé si Stefan Zweig tiene mejores biografías que novelas, o viceversa, pero este librico es una joya escalofriante y terrible. Y quien quiera más, que lo compre, que lo acaba de reeditar Acantilado y esos tipos saben vender su producto. Casi como los publicistas estadounidenses.
De sobra sabéis que me caracterizo por descubrir, como reza el sabio refranero, tarde lo bueno. Esta vez se trata de Mad Men (o Mad men, quién sabe), la galardonada serie que nos muestra cómo los americanos pueden hacer que nos enganche la vida de unos publicistas estadounidenses en los atribulados años cincuenta. Inteligente, devastadora, de una calidad atroz. Como todas las series españolas, sin excepción.
Y un libro, claro. Fouché. Retrato de un hombre político, de Stefan Zweig. Tanto oír que Rubalcaba es el Fouché español me ha llevado a adentrarme en la vida de este señor, más allá incluso de la copiosa y profundísima información recogida en la wikipedia. No sé si Stefan Zweig tiene mejores biografías que novelas, o viceversa, pero este librico es una joya escalofriante y terrible. Y quien quiera más, que lo compre, que lo acaba de reeditar Acantilado y esos tipos saben vender su producto. Casi como los publicistas estadounidenses.