jueves, 28 de febrero de 2008

Desmontando a Harry el sucio

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Por demanda del Consejo General del Poder Judicial expongo a continuación las razones que me disuaden de leer el sieteavo libro de Harry Potter pese a haber leído los seis anteriores:

1ª. La trama se ha complicado más que la de Lost. No me extrañaría que apareciera Locke en una escotilla jugando al ajedrez con Hiro Nakamura ante la mirada despectiva del profesor Snape.

2ª. Para agravar el asunto, a duras penas recuerdo algo de lo que ha pasado antes. Me suena nosequé de un niño con un rayo pintado en la cabeza que coge bolitas de oro montado en una escoba y luego crece y pasea desnudo a caballo por el escenario de un teatro inglés. El resto se me confunde.

3ª. Mi novia, que lo devoró en inglés hace unos meses, para paliar el asunto tuvo el detallazo de contarme la introducción, nudo y desenlace de la nueva entrega. Por desgracia, también me he olvidado de su destripe. Me hubiera ahorrado tiempo.

4ª. Después de las declaraciones de J.K. Rowling sobre la homosexualidad de Dumbledore me siento incómodo al imaginarme al venerable y sabio anciano probándose un corpiño en la intimidad de sus aposentos.

5ª. Ni Rajoy ni Zapatero se han pronunciado aún sobre el asunto, y a mí estas decisiones me gusta tomarlas con conocimiento de causa.

Sé que acabaré leyéndolo porque no quiero que la gente me señale con el dedo y con el paraguas por la calle, pero antes tengo que vencer esos cinco escollos.

Deseadme suerte.

lunes, 25 de febrero de 2008

Cuatro palabras para pasar la tarde

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Cordura: Nadie en su sano juicio afirmaría que ioewrhjngañ kjdhf dhfd naañah hhdiui.

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Nostalgia: Echo mucho de menos a Pitita Ridruejo. Hace tiempo que no se oye un nombre así.

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Monacato: He decidido colgar los hábitos. Sobre todo los buenos y los malos.

- Poesía:
Me gusta cuando te vas porque estás como ausente.

domingo, 24 de febrero de 2008

Sin cierto ni concierto

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En directo desde la Catedral de Murcia, las Vísperas de Monteverdi en (a)versión de Jordi Savall.

Salvo Manfredo Kraemer, alguna antifonilla suelta y un contratenor alopécico, el resto no tuvo perdicio.

Tempi caracólicos, afinación ciclotímica, matices paradójicos y acústica ridícula.

Si Monteverdi viviera se le habrían revuelto las tripas.

O sea, las vísceras.

O sea, las vísceras de Monteverdi.

sábado, 23 de febrero de 2008

¡Premio!


Superflicka se ha visto en la obligación jurídica, moral, espiritual y diplomática de otorgarme un premio. Yo, emocionado y bajo los efectos de las bebidas espirituosas que he ingerido en la comida de hoy, no tengo más remedio que agradecer a diestro y siniestro, que agradecer sin parar, por costumbre, por compromiso, por desafuero:

- Se lo agradezco a mis padres, que día a día me animan con palabras y gestos de apoyo y cariño para que siga escribiendo en este blog.

- Se lo agradezco a mis nueras, que cada día me desaniman con palabras y gestos de desprecio y rencor para que siga escribiendo en todos los demás blogs.

- Se lo agradezco a los lectores que cada día me honran con su presencia y me invitan a marisco, a legumbres y a sustancias tóxicas.

- Se lo agradezco a Tony Leblanc, porque su calvicie es un ejemplo para todos los mamíferos españoles.

Y no agradeceré más por ahora, por parar, por costumbre, por compromiso y por desafuero.

Me dice Superflicka que se nos acaba el tiempo, que nada es lo que parece y que no hay peor sordo que el que no puede ver, como es lógico. Porque este premio tiene sus propias reglas, es decir, que es gerundio:

1. Elegir otros cinco blogs al azar, sin criterio ninguno, siempre y cuando se ajusten a los férreos parámetros de merecimiento, que desconozco por completo.

2. Cada premiado debe colocar el nombre del autor o autora o équido de los nuevos premiados.

3. Cada blog debe exhibir el premio con orgullo, vanidad y desprecio, y colocar un enlace a los blogs premiados con orgullo, vanidad y desprecio.

4. Todos los premiados y todos los premiadores debemos colocar esa foto con el emblema de Arte y Pico, diseñado por Anselmo Rodrigáñez.

5. Poner estas reglas a la vista de todos, de todas y de los équidos.

Y ahora, mis cinco premiados:

- Ginger, porque su blog es fresco y chic, o al menos lo era antes de que decidiera dejarlo caer en la sima del olvido. Para que este premio le obligue a regarlo, desempolvarlo, y que así su dueña viva la vita con nosotros de una vez por todas ellas.

- Pako, porque un día creó melasudas, un blog que está lleno de frikis adorables a los que dan ganas de abrazar hasta paralizar sus constantes vitales, y que nunca han recibido un premio ni se lo merecen ni falta que les hace, porque se la suda.

- Mahn, porque está en el mismo plan que Ginger en cuanto a la frecuencia de publicación aunque, en su opinión, lo que debería vivir es la morte. Su blog es el hermano pequeño del mío. Pequeño, gordo y feo. Y tonto. Argh, cómo le envidio.

- Stepario, porque este premio supondrá el golpe de gracia a su blog humilde, otoñal y retraído. Porque tiene razones para creer que es la voz de mi conciencia y porque es mi deber ser su mejor amigo y confidente.

- Antonio Rentero, porque ayer por la noche me encontré con exactamente ocho e-mails con ocho comentarios suyos a todas mis entradas pasadas. Porque es un publicador incansable, porque se lee hasta mis puntos y comas y porque su mayor deseo es confesarse conmigo.

martes, 19 de febrero de 2008

Valiosas lecciones para situaciones cotidianas

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- Para cuando os encontréis con una carta en el buzón donde os ponga que os ha tocado una videocámara gratis con un montón de megapíxeles, sin dar nada a cambio y con la sola condición de que llames a un teléfono: no llaméis, porque descolgará una señora antipática y muerta de asco que os preguntará si vivís en pareja para acto seguido deciros que si no es así para qué le hacéis perder el tiempo con la de cosas que tiene que hacer por tres euros la hora que le pagan.

- Para cuando deis una rueda de prensa por primera vez: no os pongáis el traje de chaqueta marrón con la elegantísima camisa blanca y la corbata amarilla que os regaló vuestro hermano, porque hasta las autoridades autonómicas autóctonas llevarán vaqueros y los periodistas os señalarán con el dedo y emitirán risitas ahogadas aunque en el fondo no sean más que víctimas de la envidia, la soberbia y la gula.

- Para cuando lleguéis un poco tarde a un dúo de violín y viola, y fuera arrecie la lluvia: no os pongáis en primera fila, porque antes de que os deis cuenta se os habrá caído el paraguas y el abrigo mojado a los pies de la violinista albanesa en el momento más pianísimo y por tanto sublime del passacaglia de la suite n. 43 de Handel.

El clásico post

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Ante la recurrente falta de inspiración que me invade, decido recurrir a los clásicos. Busco en internet y descubro el blog de Parménides, del que extraigo algunos fragmentos que considero especialmente significativos:

"Me gusta Pericles. Transmite confianza y ha dejado Atenas como los chorros del oro".

"[...] y por todo eso y algunas razones más, creo que la cebra de esta mañana no era ninguna deidad femenina".

"Mi padre dice que él a mi edad ya había enunciado dos principios y estaba trabajando en un teorema".

"La yegua tenía más pinta de diosa. Hemos pasado una tarde estupenda".

"Esta tarde he quedado con unos amigos en casa de Diógenes. La última vez no estuvo mal, pero me pareció que Heráclito se agobiaba".

"Os dejo, chicos, que va a empezar 'Antígona' y Patroclo es de poco esperar. Ya os contaré ;-)".

sábado, 16 de febrero de 2008

La edad no perdona

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Lo siento chicos, hace ya demasiado tiempo que no os cuento nada sobre esgrima. Y no os molestéis, he bloqueado todas las salidas. Venga, dejad ese gesto contrariado y disponeos a escuchar una historia que os dejará absolutamente indiferentes.

Como sabéis, los viernes no hay clase en mi sala de armas. La cosa se parece más a una tanda (tunda, en mi caso) de retos libres, al más puro estilo Homer, pero sin guantazo ni tomacos. Nos colocamos por parejitas y, en asaltos a diez puntos, fomentamos el advenimiento de nuevos cardenales in pectore de diverso tamaño y consideración.

Ayer, por lo visto, mis compañeros estaban demasiado ocupados no haciendo esgrima. Cuando llegué la sala estaba desierta y el sol bañaba mi piel. Sólo había un tirador efectivo: Dieter.

Dieter, por si alguno no lo conoce, es un señor alemán. Pero desengañaos, no un señor alemán cualquiera. Es un señor alemán que hace esgrima con ochenta años y que, a juzgar por cómo maneja la espada, debió de trabajar en la guardia personal del Canciller Bismarck. Mide tres metros de alto y dos de ancho y suele ir acompañado de su señora, otra alemana integral a la que uno fácilmente puede imaginarse en el mercadillo de la Alexanderplatz comprando repollo para el chucrut.

Ayer se enfrentó con todos y nos ganó a todos. En el siguiente vídeo podéis ver al octogenario Dieter contra el saltarín Ismael, treintañero y lozano, en plena demostración práctica de superioridad aria.

miércoles, 13 de febrero de 2008

¿Qué cuatro películas me gustaría ver? Razono mi respuesta

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- No es país para viejos: porque los Coen molan pese a haber rodado "Ladykillers" y escribirse sin hache intercalada; porque aparece Javier Bardem como un asesino con el pelo lacio, lo cual le ha valido premios y nominaciones diversas; porque la foto del cartel me recuerda mucho a la de "Salvar al soldado Ryan"; porque creo que Tommy Lee Jones me va a recordar a la simpática Frances MacDormand de "Fargo".

- Sweeney Todd: porque Tim Burton también mola aunque a veces sufra posesión diabólica y excrete cosas como "El planeta de los simios"; porque un musical sobre un asesino en serie no es algo que se vea todos los días, gracias a Dios; porque quiero ver qué papeles secundarios ha reservado para toda su caterva de actores secundarios de ayer, de hoy y de siempre.

- Pozos de ambición: porque me gusta mucho más su título original ("There will be blood"); porque la dirige Paul Thomas Anderson, el dire de una de mis pelis de refe, "Magnolia"; porque tengo curiosidad de ver al hermano mayor y taciturno de "Little Miss Sunshine" convertido en un pastor evangélico e histriónico; porque hace tiempo que no veo a Daniel Day Lewis en acción y eso es algo que nadie debería tolerar.

- My blueberry nights: porque yo, como Isabel Coixet, amo a Wong Kar Wai; porque los protagonistas molan sin necesidad de ser Tony Leung, Maggie Cheung o Gong Li; porque es la primera incursión del cineasta shangaiés o shangaiano en el mundillo occidental y como me defraude o hagas tonterías como las que augura el trailer le voy a dar en la cocorota.

lunes, 11 de febrero de 2008

Post elaborado con décimas o espinelas


Ayer, a eso de las ocho de la tarde o noche, antes de concluir mis ejercicios de matemáticas, empecé a notarme raro, como más griposo de lo normal. La narración del ajetreo nocturno será omitida para salvaguardar mi intimidad y mi propia imagen, así como el resto de un proceso que me ha convertido en un gusano babeante que se desliza por las baldosas de mármol de carrara de su casa.

Tenía yo pensado contaros un montón de cosas que ahora se van a quedar en el limbo de las ideas, junto con la Coca Cola cherry y las albóndigas cherry. Eso sí, en cuanto me cure y la lozanía y frescura de antaño vuelva a mi deteriorado organismo, os voy a escribir unas cosas tremendas.

Por ahora, he decidido que si la fiebre sigue subiendo empezaré a anotar mis delirios y luego escribiré un libro de poemas que se llamará "Poeta en Nueva York", de García Lorca.

Os dejo, que tengo que seguir lamentándome hasta que mis padres me echen de casa con toda La Razón de El Mundo.

sábado, 9 de febrero de 2008

Fragmento del discurso electoral de

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[...] y, en cualquier caso, no podemos tolerar la aparición de reminiscencias maxilofaciales en la pacífica labor de tres al cuarto de baño o aseo de Urgell. No permitiremos que, no obstante todo lo anteriormente dicho, esta espinosa cuestión quede así o de cualquier otra forma. Si la abuela apareciera ataviada únicamente con una toga, sería la abuela del juicio (aplausos y vítores que se prolongan durante varias docenas de millar). Callad, escombros humanos. Cuando lleguemos al poder nos ocuparemos de los ojales, de la trigonometría y de las oraciones concesivas (vítores, ningún aplauso). Votadles, y obtendréis ácido clorhídrico y caderas de fresa (abucheos, vítores, aplausos, carga de mamelucos). Por mí no va a quedar. Ni por todos mis compañeros. Las bibliotecas son para el verano, dicen. Puede ser, pero nosotros decimos que Néstor se escribe con tilde. Lo dijimos entonces y lo repetiremos dentro de un rato. Nosotros no os desoímos cuando quisisteis poneros el corpiño, ni lo haremos ahora que nombráis la soga en casa de incendio. A estas alturas hemos perdido la falta de identidad. Ha llegado nuestro momento. No os olvidéis de echar la persiana ni de quitaros las botas puestas, hijos míos (hurras, ale-hops, forraje).

Sonríe, fallece, salpica, chapotea y cae el

TELÓN

martes, 5 de febrero de 2008

Extrañas niñerías

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¿Os ha pasado alguna vez que cortáis un trozo de pan y luego es más pequeño de lo que creíais?

Bueno, pues eso no tiene nada que ver con la entrada de hoy, día 5 del mes en curso. Esta tarde mi tesis doctoral ha llegado a exasperarme un poquito, hasta el punto de que he salido de casa al grito de "¡¡en un lugar imposible de hallar, snorkilandia existe!!". Y en esas estaba cuando me comunica Ruf que su grado de desesperación por indigestión de tiempo libre también ha alcanzado la cima del éxito y que si me apetece dar una vuelta.

Cuando ya estábamos cansados de intentar competir en hombría disimulando una hipotermia constatable por espasmos musculares y calambres en el occipucio, hemos entrado a una cafetería, a la misma cafetería donde hace menos de un mes una señorita de armas tomar me hizo una foto sin permiso y sin vergüenza.

Esta vez no había señorita. Lo que había era algo más prosaico a primera vista. Unos papás con un grupo de infantes que no rebasarían la decena, ni en edad ni en número. A segunda vista y primer oído, sin embargo, se oía gritar a uno de ellos que quería fumar, que quería fumar a toda costa. Gritaba mientras escudriñaba con auténtica ansiedad el bolso de su madre.

Ha tenido que mediar la camarera que, con esa pedagogía tan suya, ha apartado al niño del nefando vicio bajo la advertencia de que los niños que fuman no crecen.

Peter Pan debió de morir de un enfisema.

domingo, 3 de febrero de 2008

Discernimiento vocacional

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Mi buen amigo Alejandro, pbro., me lo pidió como favor personal y yo accedí porque es buen amigo y porque siempre que quedamos a comer invita él. La cosa consistía en ir a la parroquia donde ejerce de coadjutor y dar un testimonio de fe delante de una cantidad considerable de muchachada de edades comprendidas entre los uno y los trescientos años de edad.

Uno es de natural poco propenso a manifestaciones públicas y vivenciales de fe. Conservo cierto sentido hipertrófico del pudor que me aleja de este tipo de espectáculos, por activa o por pasiva. Accedí con la condición de divagar sobre lo que se me ocurriera.

Alejandro, después de unas oraciones simples, me presentó como su amigo Ángel, el abogado murciano que iba a divagar sobre lo que se le ocurriera. Divagué a diestro y siniestro durante el cuarto de hora de que disponía ante una nutrida representación de la juventud de hoy en día.

Y al salir, ocurrió lo inesperado. Me interceptó un joven y requirió mi atención en privado. Me pregunté qué vocación habría yo podido suscitar en él con mi disertación, cuál sería la llamada divina que habría sentido y ante la que se sentiría inseguro y falto de consejo autorizado. Por sus ropajes andrajosos y su aspecto desharrapado me imaginé que tal vez lo más apropiado para él sería la mendicancia franciscana. Cuando me disponía a prevenirle sobre los rigores monásticos, me contó que hace dos meses le pegó una paliza a dos de su clase, que es menor de edad, que tiene el juicio en abril, que como lo metan en algún sitio se piensa escapar, que si se cruza al que lo denunció se lo carga y que si yo podría ser su abogado sin cobrarle.

Si no llega a ser porque no ejerzo y porque le hubiera cobrado, mi charla del viernes hubiera dado al menos un fruto visible.

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