tag:blogger.com,1999:blog-15317486676668175432024-03-08T01:27:52.184+01:00Está la cosa muy malaÁngelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.comBlogger590125tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-89180384591920446042012-05-29T19:52:00.004+01:002012-05-29T19:52:51.603+01:00Carne de vacuna<div style="text-align: justify;">
Durante estos dos meses he recibido muchas amenazas de bomba y muchas bolsitas de té preguntando por mi paradero. ¿Qué fue de aquel bloguero atractivo y pizpireto con cuyas chanzas tanto nos reíamos y al que robábamos la cartera, los anillos y el reloj en cuanto se descuidaba un poco? Os cuento rápido, que tengo que llegar tarde a varios sitios.</div>
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Si el miércoles pasado hubierais estado en el centro de vacunación internacional, que es donde teníais que estar y no por ahí, vacunándoos en otros centros, me habríais visto inyectarme virus de todos los colores, sabores y orientación de voto. En el brazo derecho he contraído la hepatitis A y el sarampión, las paperas y la rubeola. Por el contrario, en el izquierdo sólo padezco de fiebre amarilla. Y a ver si me acuerdo de levantarme una hora antes de despertarme para tomarme las tres pastillas en días alternos de las fiebres tifoideas, de todas y cada una de ellas.</div>
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Y lo mejor de todo es que me comunicaron, en perfecto castellano, que dispongo de un plazo de diez días para morirme por los efectos secundarios. Ahora porque no tengo tiempo, pero en cuando encuentre un ratico, de aquí al sábado, me pongo manos a la obra.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-63122684777747472462012-03-24T20:11:00.004+01:002012-03-24T20:11:59.787+01:00Ventajas de tener estafilococos en la garganta<div style="text-align: justify;">
Antes de empezar con esta entrada, me gustaría disculparme por lo del otro día. Ya sabéis, os dije que la infección de mi garganta era estreptocócica, cuando en realidad mis nuevos inquilinos son estafilococos. No sé por qué os mentí, tal vez por vergüenza, por miedo a ser juzgado. Sé que sois especialmente estrictos cuando se trata de bacterias. Me responderéis que no puedo escribir "antes de empezar con esta entrada" mientras empiezo la entrada sin infringir las reglas de la lógica e incurrir en aporía dolosa, pero no pediré perdón por eso. ¡Viva la aporía! ¡Abajo la ucronía!</div>
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Dicho lo cual, paso al asunto central del post. Ventajas de tener estafilococos en la garganta: </div>
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-No hay fiebre. La fiebre siempre es un fastidio que te obliga a sudar, esa ordinariez que no deberíamos tolerar en pleno siglo veintiuno, al menos entre las personas respetables que engrosamos las clases altas y jugamos al dominó en el Casino de Personas Respetables que Engrosan las Clases Altas, donde vamos los sábados por la tarde con nuestros bigotes, nuestros puros y nuestras congestiones cerebrales.</div>
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-Puedes decir que estás malo, y la gente te cuida y te da golosinas, o cruasanes de chocolate, o trocitos de pechuga de pollo, mientras te cogen de los mofletitos con ambas manos y te dicen cosas como: "aaaaay, en cuanto te pongas bueno te voy a dar golosinas, cruasanes de chocolate o trocitos de pechugas de pollo exactamente igual que hago en este momento".</div>
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-Te sientes acompañado. Los estafilococos son bacterias que, pese a lo que se diga de ellas, muestran una lozanía y una alegría envidiables. Siempre de buen humor, raro es el día en el que no me sorprenden con un detallito. Ayer mismo me encontré encima de la mesa un cassette con grandes éxitos de Mocedades que me trajeron de El Corte Inglés antiguo Galerías Preciados. </div>
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-Puedes pedirle a una señorita que te pinche dos veces en la misma nalga. Esta conducta, que nuestra sociedad hipócrita censura con sus melindres y su doble moral, está permitida si tienes estafilococos en la garganta. La señorita interpelada, en estos casos, dejará lo que esté haciendo en ese momento y tendrá que pincharte hasta un máximo de dos veces al día en la misma nalga. La Ley prevé para la omisión de este deber sanciones que pueden oscilar entre los doce hombres sin piedad y las dos mil leguas de viaje submarino.</div>
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Hay más, pero me las guardo para una entrada que se va a llamar "Inconvenientes de no tener estafilococos en la garganta".</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-13509542435008526522012-03-16T19:53:00.000+01:002012-03-16T19:53:27.463+01:00Fauna de gimnasio (y III): las Mayorías Étnicas<div style="text-align: justify;">
Acabo con esta entrada mi trilogía acerca de los habitantes que pueblan el gimnasio donde bruño mis músculos con fruición. Esta semana, empero, confieso que he descuidado los deberes físicos, mas no tanto debido a la desidia que me inmisericordemente me atribuís, como a unas décimas (o espinelas) que me acompañan desde el pasado sábado y que parecen ser debidas a un grupito de pizpiretas bacterias que hacen largos en las placas de pus que han instalado en mi aparato fonador.</div>
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Pero centrémonos. Mi gimnasio, lejos de la univocidad que caracteriza a los vuestros, es de un plurívoco que espanta, y en él no sólo se dan la mano con insólita soltura las transpiraciones cutáneas, sino que igualmente conviven en armónica armonía los miembros de etnias de un montón de colores distintos. </div>
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Así, nos encontramos con señores de raza negra, caracterizados por su piel negra, sus dientes blancos y su asombrosa capacidad para comunicarse entre ellos usando sólo la letra u; con señoras de raza iberoamericana, caracterizadas por su amabilidad y por su intención tan obsesiva como frustrada de perder masa máxima autorizada; y con señores de raza mora, uno de los cuales muestra su tal vez comprensible preocupación por mi vida íntima, y me ofrece valiosos consejos que nunca sabré ni probablemente querré aprovechar.</div>
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Y ahora dejamos de hablar de gimnasios, si os parece, y nos ponemos con las cosas que realmente importan.</div>
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<br />Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-82275396586547078062012-02-29T18:10:00.001+01:002012-02-29T18:10:13.840+01:00Fauna de gimnasio (II): los Ancianos Venerables<div style="text-align: justify;">
Si la Primera Edad estuvo protagonizada por Ainur, Valar y Maiar, y la Segunda Edad por Elfos y hombres de Númenor, la Tercera Edad de mi gimnasio se nos revela como un tiempo de Venerables Ancianos que visten camisetas de rejilla, que lucen orgullosos sus egregias calvas y que huelen a la barbería donde nuestro abuelo común iba a leer el ABC.</div>
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Los Ancianos Venerables me tratan por lo general bien, aunque no tanto como sus cónyuges, mucho más infrecuentes en el contexto mancuernil, a las que el mero contacto visual conmigo les basta para comenzar a cocinar suculentos manjares allá donde se encuentren y a introducírmelos por todos mis orificios a la vez que exclaman "¡tienes que comer más, que estás muy delgado!" y me pellizcan mis cetrinos mofletes de niño macilento. </div>
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A los Ancianos Alfa, los Ancianos Matriz de los cuales emana el resto, se les escapa alguna vez un mohín de displicencia al verme, como si pensaran: "tan joven y prometedor y sin embargo sus femorales sólo aguantan una diezmilésima parte de lo que los míos". Pero los tolero bien porque se peinan con mucho cuidado y, en las pocas ocasiones en que dicen algo, la sabiduría habla por sus bocas, como cuando la semana pasada uno de ellos decía a otro: "tú ya sabes lo que decían los griegos, que <i>semen retenutum venenum est, juajuajuajua</i>". </div>
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Otros Ancianos son más cariñosos conmigo y se dirigen a mí con apelativos como "tesoro", "cielo" o "glúteosdeacero". Las formas de estos últimos son más melifluas y sus ademanes más cadenciosos, pero yo los quiero igual aunque ellos no me quieran a mí igual que yo a ellos.</div>
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De nuevo he de terminar. No quisiera que me cerraran la droguería, que se me está acabando la botella de Old Spice.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-90615076853570905222012-02-21T19:48:00.001+01:002012-02-29T18:10:53.081+01:00Fauna de gimnasio (I): los Metaleros<div style="text-align: justify;">
Os esperabais un arranque más clásico. Que empezara hablando de los musculitos que pueblan las calles del gimnasio. Eso habría fácil e impropio de un chico difícil como yo. Os detesto por cosas como esta.</div>
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En mi gimnasio hay Metaleros. Amantes del metal en sus distintas acepciones y ramajes. Son fácilmente identificables porque visten de negro, llevan el pelo largo y se empeñan en convencerme de que la música clásica y el metal tienen tanto en común que basta una leve otitis infecciosa para que el oído humano sea incapaz de distinguir entre el segundo concierto de Brandenburgo de Bach y cualquier hit de Black Sabbath.</div>
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Los Metaleros de mi gimnasio son todos de género masculino, y siguen por instinto a su líder nato, un mozalbete alto caracterizado por su barba rala, su brazos cuyo volumen rivaliza con el de cualquier placa tectónica y su notable parecido con <a href="http://imageshack.us/photo/my-images/339/449264drogo01super.jpg/">Khal Drogo</a>, tanto en físico como en habilidades de interlocución. Lo cierto es que los Metaleros se muestran más amables en ausencia de su Dothraki, pero son por lo general mansos y humildes de corazón, o así los percibo yo cuando, tras la segunda repetición de la ronda de pecho-bíceps, acuso los primeros síntomas de conmoción cerebral.</div>
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No diré mucho más sobre ellos, porque aún no los he tratado tanto como para invitarlos a tomar un té con galletas danesas en mi salón. Os mantendré al tanto.</div>
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<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-28488828900440991482012-02-17T13:25:00.000+01:002012-02-17T13:26:01.973+01:00Volver a empezar<div style="text-align: justify;">
Cada equis tiempo me apunto al gimnasio. Pasado otro tiempo, al que podemos llamar i griega sin temor a equivocarnos, dejo de ir. El tiempo i griega puede oscilar entre unos segundos y un año, que fue mi récord. En aquella ocasión se trataba de coger algo de volumen y llegar a una consistencia corporal tal que me permitiera ponerme un jersey y que no se me deslizara hasta los tobillos por ausencia de hombros. </div>
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Recuerdo aquella época con la nostalgia que da evocar tiempos terribles de angustia, dolor, penuria y nalgas entumecidas. No obstante, hice progresos y pronto noté cambios, hasta el punto de ir por la calle y encontrarme con gente que no me reconocía, si bien es cierto que esto último me ocurría exclusivamente con gente a la que jamás me habían presentado.</div>
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Hace tres semanas decidí retomar la tarea de modelado de mi apolíneo físico, y me matriculé en un gimnasio cercano. De él, de su fauna y de su flora os hablaré en sucesivas entradas. Por lo pronto ya os digo que, en caso de que me invitéis a comer, tened siempre preparado un buen puñado de avena y un tarro de sustancia viscosa proteica. Así me las gasto ahora.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-65582049381196251042012-02-02T12:54:00.002+01:002012-02-02T12:54:58.129+01:00¡No soy yo!<div style="text-align: justify;">
En los últimos dos meses habéis asegurado verme en una avenida de Nueva York, en el Museo Reina Sofía de Madrid, en varios pubs de diversa índole y en en las minas de sal de Wieliczka (Polonia). Incluso mi cuñada, que es familia política y sangre de su propia sangre, hubiera jurado ayer mismo que me vio por la noche, si bien con menos barba que de costumbre, paseando por una céntrica calle murciana.</div>
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Desconozco qué intenciones albergará la persona, sociedad o corporación local que hay detrás de todo esto, pero tenéis que creerme: no soy yo. Mi vida transcurre a velocidad de crucero, apacible y sosegada, entre mis libros, mis redes sociales y mis minas de sal distintas de las de Wieliczka. Y la longitud de mi barba es la de siempre: entre dos y cuatro milímetros, siempre dentro de las medida establecidas por los reglamentos comunitarios.</div>
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Si admitís un consejo, desconfiad de las apariencias, como hago yo, si es que soy yo.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-12985043096319756132011-12-29T20:13:00.000+01:002012-01-04T13:32:22.623+01:00Este cuatrimestre se merece una entrada<div style="text-align: justify;">
El próximo día 23 de enero, fecha del último examen de Derecho Constitucional Tres, se cerrará un ciclo que comenzó el día 14 de septiembre, día en el que, además de cumplir yo treinta y tres añazos como otros tantos soles, empezó el curso académico dos mil once dos mil doce en la Universidad de Murcia. </div>
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Además, este año he conseguido concentrar mis veinticuatro créditos de docencia en un solo cuatrimestre, con el siguiente erótico resultado: a costa de fallecer varias veces desde que empezó el curso, a partir de febrero -con la rúbrica de las últimas actas- tengo hasta septiembre libre de clases para estudiar, escribir, publicar y daros envidia sin demasiado motivo.</div>
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Voy a dejar los propósitos de año nuevo para entradas venideras, y a centrarme en seguir el consejo de Mecano y hacer el balance de lo bueno y malo, académicamente hablando:</div>
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-<b>Malo</b>: aún no tenemos Nespresso en el Departamento y el micrófono del aula tres dos hace ruidicos.</div>
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-<b>Bueno</b>: este curso me han caído en gracia dos grupos y medio de Derecho y un grupo del Grado en Criminología, además de clases de másteres donde se me conoce como <a href="http://estalacosamuymala.blogspot.com/2011/11/malentendido-de-usted.html">Profesor Moon</a>. Nunca había dado tantas clases, sin un solo día libre, con mis cuerdas vocales al límite de sus posibilidades, extenuación general y una considerable pérdida de Masa Máxima Autorizada. Y sin embargo, me permito el lujazo de ponerme cursi y de afirmar con sinceridad rotunda o rotundidad sincera que estoy muy satisfecho y que en eso han tenido mucho que ver mis alumnos, por su interés en la asignatura, por su atención en clase y por el cariño que me han demostrado hasta el último día. </div>
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Con deciros que alguno, de vez en cuando, me proporcionaba Strepsils para el mantenimiento de mi aparato fonador...</div>
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</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-7126361257360692812011-12-12T22:51:00.000+01:002011-12-29T19:32:47.750+01:00Spielrein, Jung, Freud y otros psiquiatras de principios de siglo del montón<div style="text-align: justify;">
Esta vez no ha sido por dejadez, pereza, desidia, apatía, avaricia, lujuria ni gula, como otras veces. Esta vez he dejado de lado el blog porque, a mis habituales tareas de benefactor de la humanidad, se han sumado otras de lo más variopintas, tales como dormir diez horas al día, comer diez horas al día o viajar a Valencia a ver a esos amigos míos a los que todos deberíais conocer porque son muy buena gente y en cuanto te descuidas te invitan a un bocadillo de calamares encebollados.</div>
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Valencia es, precisamente, la ciudad de las flores, de la luz, del amor y de las salas de cine Babel, donde las películas se emiten en versión original subtitulada, como mandan los cánones. Allí acudí con mis mejores galas a ver <i>Un método peligroso</i>, la última propuesta de David Cronenberg. Y fui pese a que el título de la peli me sugería -y sigue sugiriendo- una comedia ligera entre cuyas escenas cumbre se ven involucrados un ventilador y la bolsa escrotal de Adam Sandler.</div>
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La trama gira, sin embargo, en torno al triángulo erótico-psiquiátrico formado por Carl Jung, Sigmund Freud y Sabina Spielrein, joven psicotrópica paciente del primero y admiradora del segundo. Mientras que Viggo Mortensen es Freud y Michael Fassbender (el actor con el nombre más guay del mundo) se encarga de Jung, a Sabina da vida la mismísima Keira Knightley, que con sus 26 kilos de peso muestra una capacidad compulsiva de adelantar la mandíbula inferior que le valdrán el Oscar o el Razzie, o ambos. </div>
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Y a estas horas aún no sé si me gustó o no. ¿Me gustó? </div>
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El miércoles pasado, como sabéis -porque, de una u otra forma, ya os lo he contado todo-, quise ilustrar una de mis clases de Bioderecho y Derechos Fundamentales con la proyección de una película: <i><a href="http://www.imdb.com/title/tt1182345/">Moon</a></i>, de Duncan Jones. Trata cuestiones bioéticas desde una óptica interesante y novedosa que dejan atrás el concepto de película-con-mensaje: básicamente, "aborto bueno", "aborto malo", "eutanasia buena", "eutanasia mala".</div>
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Había en el aula una alumna nueva. Y con ella se produjo el siguiente diálogo maravilloso:</div>
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<i>Yo</i>: Voy a ponerles hoy una película.</div>
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<i>Alumna</i>: ¿Cómo se llama?</div>
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<i>Yo</i>: Moon.</div>
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<i>Alumna</i>: ¿Cómo ha dicho?</div>
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<i>Yo</i>: Moon.</div>
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<i>Alumna</i>: ¿Qué?</div>
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<i>Yo</i>: Moon.</div>
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<i>Alumna</i>: ¿Podría deletrearlo?</div>
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<i>Yo</i>: Eme de Madrid, o, o, ene de Navarra. Como "luna" en inglés.</div>
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Vi que se extrañaba mucho, y que apuntaba en un folio. Ahí quedó la cosa hasta que se dirigió a mí. Entonces y sólo entonces comprendí toda su extrañeza, todo su estupor y toda su perplejidad, en ese orden. </div>
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Me llamó Profesor Moon, que era lo que había apuntado. Porque ella, cuando preguntó "cómo se llama", no se estaba refiriendo a la película, sino a mí, de usted. No me quedó más remedio que fotografiar el folio que dará fe de esta historia, y que quedará para la posteridad o para el futuro, lo que ocurra primero.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgC0W1kgCLnr-ro9uOFXdYNERfYeNLOReD_nz0ssdBr25u2m09GX47_9O5XNNNT2l3o9A2W9X4Lg3k8q1oRNoTOfAcf8IIFoAwwZt0e9soa2O0RkRZmtAbNk-iIIJFpMCH1loJI0MEJNs/s1600/la+foto.JPG.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgC0W1kgCLnr-ro9uOFXdYNERfYeNLOReD_nz0ssdBr25u2m09GX47_9O5XNNNT2l3o9A2W9X4Lg3k8q1oRNoTOfAcf8IIFoAwwZt0e9soa2O0RkRZmtAbNk-iIIJFpMCH1loJI0MEJNs/s320/la+foto.JPG.jpg" width="226" /></a></div>
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Fdo. Profesor Moon.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-49171675126997884102011-11-06T11:26:00.000+01:002011-11-06T11:26:08.040+01:00Próximas paradas<div style="text-align: justify;">
La vida misma ha hecho que algunos de mis amigos salieran de Murcia, en singular y centrífuga diáspora, a poblar nuevos continentes tales como Madrid, Valencia, Barcelona o incluso Segovia. La vida misma hace estas cosas porque ella es muy así, y no le gusta que las cosas estén quietas mucho tiempo. Un día tendré una charla apacible pero rotunda con la vida misma.</div>
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En este punto, quisiera usar este espacio que me cede Google Inc., a modo de acta notarial que diera fe de mis intenciones al respecto. A partir de febrero no tengo asignada docencia. Académicamente hablando, me dedicaré a estudiar, a asistir a congresos y a escribir libros, capítulos de libro, artículos, notas al pie y frases en latín. Extraacadémicamente hablando, además de rediseñar las reglas del quidditch y de salvar a la Humanidad, hago el firme propósito de usar algunos fines de semana para visitaros.</div>
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Si de mí dependiera, iría uno por uno. Llegaría a vuestras casas, me descalzaría, llamaría a la puerta, os daría un casto beso en la frente y ejecutaría para vosotros unas graciosas cabriolas y piruetas, tal y como aconseja el Código de Eurico. Sin embargo, al estar mi peculio en un brete, me conformaré con visitar, por lo pronto, Madrid, Valencia y Jaén, donde se concentra el mayor número de amigos, colegas o coleguis por metro cuadrado e incluso, llegado el caso, cúbico. </div>
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Para asegurarme de que me seguís reconociendo pese a los estragos de la edad y a haberme inyectado bótox en los muslos, llevaré un clavel en la solapa. O dos, si hace frío. </div>
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Sea.</div>
</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-21298302876205677502011-11-01T12:56:00.001+01:002011-11-03T21:49:08.058+01:00El perfume<div style="text-align: justify;">
Mi nariz mide ocho kilómetros de longitud norte y cuatro de latitud oeste. Es una nariz regia, que nada tiene que envidiar a la de Góngora ni a la de ningún otro portento de nuestras letras castellanas. Me ha costado muchos años de incesante trabajo conseguir tales épicas dimensiones para mi apéndice nasal, que muestro ahora orgulloso en ferias ambulantes, exposiciones de arte y convenciones de Ginebra.</div>
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Gracias a ella, soy capaz de captar olores que vosotros no creeríais. Es otro de mis superpoderes, que sumado al del sigilo y a una capacidad portentosa para los cálculos matemáticos, hacen un total de siete. He llegado a pasar horas de mi vida en perfumerías ordinarias de las de toda la vida, en busca de la fragancia más adecuada para cada momento, para mi estado de ánimo, para la estación del año, para las necesidades de mi país.</div>
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Ayer descubrí que no demasiado lejos de mi casa existe una perfumería no ordinaria. Olí perfumes, aguas de colonia y velas aromáticas, y vi que todo aquello estaba bien, salvo quizá un frasquito cuyo contenido me evocaba con demasiada intensidad los flashes de lima limón que engullía con avidez hace ahora veinticinco años. La convertiría en mi Fortaleza de la Soledad, pero abre a partir de las cinco por las tardes y entended que me viene regular. </div>
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A todo esto, <a href="http://www.penhaligons.com/shop/fragrance/shop-by-fragrance/castile/castile-eau-de-toilette-100ml-511188.html">no os sobrarán cien euros</a>, ¿verdad?</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-27780752654530634452011-10-19T21:44:00.001+01:002011-10-19T21:44:36.553+01:00Entrada estrictamente jurídica<div style="text-align: justify;">
Me conmueven las quejas sinceras y amargas de un alumno que manifiesta, vía Twitter, que acabará la carrera de Derecho sin conocer la diferencia entre iusnaturalismo y iuspositivismo. Confiesa a continuación que se muestra desolado y que mañana no, porque le viene mal, pero pasado mañana pondrá fin a su vida o a la de cualquier otro, lo que ocurra antes.</div>
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Y yo, que tengo un corazón que no me cabe en el pecho, consecuencia de lo cual me tuvieron que someter a cirugía de urgencia para alojarlo en un recipiente metálico que conservo en la despensa, he decidido aclarar aquí la cuestión.</div>
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Aquí van las principales diferencias:</div>
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-En cuanto a la apariencia: son palabras distintas, no se pronuncian igual y también se distinguen al olfato, al gusto y al tacto, aunque a primera vista resulten idénticas y en muchas ocasiones se haga imposible diferenciarlas antes de oírlas hablar.</div>
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-En cuanto a sus partidarios: el iuspositivismo es una escuela defendida por señores con amplios bigotes y barbas, que visten levita y fuman en grandes pipas. El iusnaturlismo, por el contrario, encuentra afiliados entre miembros de clases obreras, provistos de cascos, gafas de sol, pantalones bombachos y botines negros. Ejemplos de iuspositivistas: Fernando el Católico, Fernando Torres, Fernando Alonso y Andy (de Andy y Lucas). Ejemplos de iusnaturalistas: Arquímedes, Poseidón, Herodes Antipas y Lucas (de Andy y Lucas).</div>
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-En cuanto al concepto: mientras que el iusnaturalismo defiende la existencia de un Derecho no escrito previo al Derecho positivo (aunque no demasiado previo, quince o veinte minutos a lo sumo), los postulados iuspositivistas no conciben más Derecho que el escrito, salvo si está escrito con mala letra y resulta difícil de entender (cuando esto ocurre, se genera un clima de tensión que sólo termina cuando alguien cambia de tema, diciendo, por ejemplo, "pues vaya, parece que al final se ha quedado buena noche").</div>
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Existen más diferencias, pero o bien no son importantes, o bien viven en las afueras y raras veces se dejan ver por los grandes centros comerciales. Prescindimos de ellas. Las desdeñamos, incluso.</div>
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Suyo afectísimo,</div>
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Ángel.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-4264870554302344542011-10-18T15:42:00.001+01:002011-10-18T15:42:27.887+01:00No se entiende<div style="text-align: justify;">
Hoy, una persona, un ciudadano que prefiere mantenerse en el anonimato, al que llamaremos P. aunque su verdadero nombre sea...</div>
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Pedro Balsalobre García</div>
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C/ Arturo Soria, 16</div>
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30002 Murcia (Murcia)</div>
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...me ha dicho que mi blog no se entiende, que esto no le parecen más que pamplinas sin sentido propias de una mente enajenada, delirante, obtusa, visiblemente deteriorada y víctima lo más probable de fiebres afganas. </div>
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Y claro, a mí esto me llega ahora, en plena crisis de los setenta, y no sé cómo reaccionar. ¿Me replanteo todo este blog y lo convierto en lo que siempre soñé: un Carrefour? ¿Hago caso omiso a las críticas despiadadas y me fumo un cigarrillo mentolado como suelo hacer en estos casos? ¿Vuelvo a ver <i>Kung Fu Panda</i> a ver si ahora le encuentro gracia? </div>
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En estas ando. En cualquier caso, os recuerdo que el plazo de matrícula sigue abierto.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-66441407394955879872011-10-17T08:53:00.003+01:002011-10-17T08:53:53.447+01:00Mi arquitecta<div style="text-align: justify;">
Mi arquitecta tiene el pelo largo y come grandes bocadillos de pechuga de pollo encebollada. A mi arquitecta, sabed, le gustan los diseños berlineses y siempre lleva una cámara de fotos escondida en algún sitio. Si dejas que mi arquitecta entre en tu casa, sacará su cámara y empezará dale que te pego a hacer unas fotos tremendas que luego pintarrajea con un rotring cuando nadie la mira.</div>
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Mi arquitecta, sabed, ama los recibidores por encima de todas las cosas. Si quieres ganarte su corazón, sólo tienes que compartir su desmedido gusto por los grandes recibidores con independencia de su color, raza, sexo o condición social. Ella misma tiene ocho recibidores, a los que alimenta con saltamontes y miel silvestre, y canta bellas tonadillas para que duerman cuando fuera hay tormenta.</div>
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Mi arquitecta separa espacios de una forma que vuestra arquitecta consideraría procaz. Mi arquitecta, sabed, separa espacios con enormes persianas de garaje, de esas antiguas con unos palitos horizontales abajo que sirven para que la gente se agarre como es debido. Así es mi arquitecta. Sólo algunas veces se confunde y piensa que las casas son todas de ciento cincuenta millones de metros cuadrados, pero se lo perdonamos porque a mi arquitecta, sabed, se le perdona todo.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-58992636201242698552011-10-02T16:19:00.000+01:002011-10-04T19:31:04.762+01:00Cine de domingo<div style="text-align: justify;">
Estoy oyendo a mis espaldas el ronroneo de una película protagonizada por Denzel Washington, de cuando aún no había empezado a hacer de malo y se limitaba a dejarse bigote y encarnar a personajes que eran todos más buenos que el pan. Aquí me parece que hace de señor muy pesado que da un montón de consejos todos seguidos a un militar de Ohio.</div>
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Y en estas me he acordado de <i>El árbol de la vida</i>, la última de Terrence Malick, y de que me gustó mucho. A favor, una banda sonora excepcional, una fotografía que da gloria verla, una historia interesantísima de perdón y reconciliación, y sobre todo, que salen dinosaurios. En contra, que se sentó delante de mí un señor muy alto que además olía raro.</div>
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Mi amigo José Miguel, que me conoce mejor que si me hubiera parido (tuvo ocasión de parirme pero no lo estimó oportuno) me regaló el pasado día 14 una suscripción premium a <a href="http://www.filmin.es/">filmin</a>, una paginita estupenda de frescura posmoderna, continente de películas de cine independiente desprovistas de Denzel Washington. Ya he visto varias, y seguiré dale que te pego mientras me dure el regalazo. </div>
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Hace demasiado tiempo ya que no hacéis nada por mi afición al cine.</div>
Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-91563789625417152542011-09-28T19:54:00.000+01:002011-09-28T19:54:03.335+01:00Curiosidades<div style="text-align: justify;">
Sabéis de mí que estuve en una pequeña localidad belga, que leí Tokio Blues, que robé con violencia e intimidación una maleta de forma involuntaria, y que de repente desaparecí y dejé el blog en lugar fresco y seco y a cargo de mi amiga Guisela, una periodista libanesa que me está sufragando el tratamiento de regeneración capilar.</div>
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¿Qué ha pasado durante todo este tiempo? ¿Dónde he estado y dónde, por tanto, no?</div>
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A final de curso, la burocracia universitaria me mantuvo entretenidísimo. No tuve tiempo de perder el tiempo escribiendo entradas, ni de aburrirme, ni de sufragar el tratamiento capilar a nadie en particular. La cosa ha acabado bien y ya me queda menos para convertirme en el Catedrático que algún día os explicará el recurso de amparo.</div>
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En verano, como siempre, me rodeé de ancianos venerables en el Mar menor. Este año, además, hemos tenido medusas. Desoíd a los necios: las medusas son gente estupenda y han hecho mucho por la cohesión social de las playas del Levante peninsular. Como si de zombies marítimos se tratara, lentas e implacables, su amenaza ha estrechado los lazos entre la Humanidad. He conocido a nuevos ancianos venerables, que me han suministrado consejos valiosísimos y con los que ahora guardo una deuda de gratitud que sólo podré saldar con una raqueta y dos ordenadores portátiles.</div>
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Escribo estas líneas inmerso en pleno comienzo de curso. Este año tengo clases hasta en el íleon, a todas horas y en todos lugares. Mañana mismo hablaremos de la igualdad. ¿Os gusta, eh? ¿Os gusta la igualdad?</div>
Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-14780470467252188342011-09-19T19:59:00.001+01:002011-09-19T19:59:30.978+01:00Decíamos anteayer<div style="text-align: justify;">
La semana pasada el comienzo de curso tuvo la imperdonable falta de delicadeza de coincidir con mi cumpleaños. Así, en vez de sentarme en la silla gestatoria para recibir felicitaciones y parabienes, tuve que pasar el día explicando cómo se usa el Derecho Constitucional. No obstante, todos os habéis acordado, sin más ayuda que los avisos fosforescentes de las siete redes sociales en que participo de forma activa. Gracias, nenes.</div>
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El resto no es importante. Si queréis, un día os lo cuento en escritura onírica e incluso si os apetece en cursiva. Hoy no, que está empezando a refrescar y tengo la ropa tendida. Podríamos resumir mi vida estos tres meses parafraseando al gran Clitómaco, cuando, al ser interpelado por Teofrasto, respondió: "Clitómaco, con ce al principio".</div>
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No hagáis caso de habladurías. Sigo estando con vosotros. Yo soy el que os deja tallos de apio en el sofá, el que os susurra al oído las respuestas del examen de conducir, el que os lleva en coche a la última subasta de Sotheby's. No me veis, pero soy yo. Y si me veis, saludadme, que la mayoría me debéis dinero.</div>
Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-49514192351009664412011-06-14T21:50:00.004+01:002011-06-14T22:14:02.226+01:00Cómo sustraer imprudentemente el equipaje a un marine cartaginés en veinte sencillos pasos<div style="text-align: justify;">1. Sube al Altaria Madrid-Cartagena, el que sólo tarda casi cinco horas deslizarse suave y perezosamente por tierras de Castilla hasta llegar al sureste peninsular.<br /><br />2. Coloca tu macuto negro Nike sobre tu cabeza, y pasa el viaje contemplando, asombrado, las piezas dentales de tu compañera de trayecto, que duerme con la boca abierta quizá debido a la sorpresa.<br /><br />3. Distráete un poco mirando cipreses por la ventana.<br /><br />4. Distráete mucho con el doblaje del documental sobre el antiguo Egipto que sigue a la película estúpida.<br /><br />5. Aprovecha la parada de Murcia del Carmen para coger el que tú crees que es tu macuto Nike y salir del tren despavorido como si no hubiera mañana.<br /><br />6. Repara en que las asas del que tú crees que es tu macuto Nike son ligeramente más largas, pero achácalo a la emoción de pisar de nuevo la patria tuya, si un tiempo fuerte, ya desmoronada.<br /><br />7. Llega a tu casa, abre el que tú crees que es tu macuto Nike y saca camisas que no son tuyas.<br /><br />8. Date cuenta de que es un macuto Adidas.<br /><br />9. Entra en pánico.<br /><br />10. Intenta calmarte.<br /><br />11. Fracasa estrepitosamente.<br /><br />12. Llama a RENFE y cuéntales tu caso.<br /><br />13. Recibe instrucciones de una señorita estupenda.<br /><br />14. Entra en pánico.<br /><br />15. Escarba ligeramente en el ya macuto Adidas y mira una acreditación con nombre, apellidos y más datos de un militar de la Armada.<br /><br />16. Busca su nombre en Facebook.<br /><br />17. Fracasa estrepitosamente.<br /><br />18. Llama a todos tus amigos y organiza un plan inverosímil que incluye numerosos desplazamientos e intentos de placaje a cualquier persona que pasee con un macuto Nike por la estación de ferrocarril de Cartagena, mientras conduces hacia allí con el macuto Adidas y los dedos y los brazos cruzados.<br /><br />19. Triunfa estrepitosamente.<br /><br />20. Recupera tu macuto Nike, pide disculpas y cuéntalo todo en el blog en el que hace más de un mes que no escribes.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-89914779962198716452011-05-13T19:08:00.001+01:002011-05-13T19:08:18.400+01:00Hoy, Tokio Blues<div style="text-align: justify;">Como estoy yermo de inspiración, parco en palabras y corto de miras, os voy a dedicar una crítica de la novela <span style="font-style:italic">Tokio Blues</span>, del escritor Haruki Murakami. Por descontado ya os digo que es una de esas críticas con spoilers, hipérboles, sinécdoques y que además es baja en calorías y tiene un corazón de oro.<br /><br />Antes de empezar, me gustaría carraspear, decir que fue el primer libro que leí en mi propio iPad, volver a carraspear, dormir unas ocho horas al día y hacer un poco de deporte. Y así es como llego a la conclusión de que <span style="font-style:italic">Tokio Blues</span> es una tomadura de pelo cuyo meollo podría asimilarse a la versión porno de <span style="font-style:italic">El guardián entre el centeno</span> donde quien no fornica muere y viceversa. Eso sí, contado todo muy a la japonesa, muy finamente, y adornado con esa gran virtud de la literatura y el cine oriental que consiste en despertarme el apetito.<br /><br />Espero que los miembros de la Academia que corresponda lean esta entrada, recapaciten y se guarden su próximo Nobel de Literatura para el beato Juan Duns Scoto, cuyos aportes a la cultura japonesa son mucho más notables y numerosos que los del simpático protagonista de esta conspicua entrada.</div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-45604427202644646002011-05-03T19:53:00.003+01:002011-05-03T20:19:42.780+01:00Excusas, sólo dulces excusas que se convierten en amarga cera amarillenta en vuestros oídos<div style="text-align: justify;">Es muy cómodo exigir entradas semanales, diarias, horales, minúticas o incluso secundarias cuando está uno sentado en el sofá leyendo la sección de badminton del Frankfurter Allgemeine con el nuevo monóculo mientras se acaricia al unicornio de oro, que rebaña con parsimonia su plato de crustáceos y lanza miraditas desdeñosas de soslayo.<br /><br />Lo que no es tan cómodo es mantener a una familia numerosa y a otra no tan numerosa con un sueldo de doscientos millones de pesetas de las de ayer, de hoy y de siempre. Claro, que vosotros no sabéis de eso, porque no habéis pasado una mili, una guerra civil, una guerra militar, una guerra local y una desagradable rencilla vecinal, todo al mismo tiempo. Si así hubiera sido, otro palmípedo nos cantaría bellísimas tonadillas.<br /><br />Eso me pasa por mirar. Porque no se puede mirar. Y por eso no escribo tanto en el blog.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-7266013221224621462011-04-09T18:20:00.002+01:002011-04-09T18:36:13.880+01:00Desmitificando<div style="text-align: justify;">El español medio, es decir, Juan García-Pofenas, asume sin rechistar tres mitos sobre su país natal que, en la mayoría de ocasiones, no tienen la delicadeza de cumplirse. Paso a enumerarlos:<br /><br />-Los demás países de Europa están limpísimos. Falso. Sobre las aceras de Namur, sin ir más lejos, no se ve un chicle ni una hez fecal, pero no por limpieza, sino porque las tapa la capa de mugre que tapiza la ciudad.<br /><br />-Fuera de España las películas se ven en versión original subtitulada. Falso. En los cines comerciales belgas, sólo <span style="font-style: italic;">El discurso del Rey</span>. El resto, todas afrancesadas. Seguramente por eso, para compensar, cuando las dejan originales las subtitulan en francés y en neerlandés. Al mismo tiempo.<br /><br />-España es el único país de Europa donde la gente no habla inglés con desparpajo. Falso. Chapurrean con mayor o menor acierto, y con inevitable y siempre cómico acento autóctono.<br /><br />Hay más, pero tampoco quiero abusar de vuestra paciencia. No ahora, al menos.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-60321716577139653652011-03-29T18:04:00.002+01:002011-03-29T18:21:21.077+01:00El cuarto sentido<div style="text-align: justify;">El piso en el que he estado viviendo durante casi quince días tenía algunas ventajas: básica y exclusivamente, la puerta daba a la calle y no a un charco de magma incandescente. También contaba con algún inconveniente: el suelo siempre estaba sucio u olía mal (cfr. entrada anterior); era de dos plantas unidas por una escalera casi vertical; no había nexo posible entre mi voluntad y la de mi sistema de calefacción; el congelador tenía polvo (congelado); y olía peor que cualquier cosa que hayáis olido o que, en general, huela.<br /><br />Hoy, tras exigir mis derechos de ciudadano belga que paga sus impuestos y entre cuyas aspiraciones no figura amanecer un día sin demasiado pulso, me han comunicado que intentarían proporcionarme un nuevo apartamento. Al rato, han mandado unos técnicos a casa, que no han encontrado nada serio. Al (segundo) rato, han llamado a administración para comunicar que había explotado hace días una tubería de agua, la misma agua que se estaba estancando, adquiriendo tonalidades otoñales y desprendiendo unos efluvios que, merced al conducto de ventilación, llegaban convenientemente a mi apartamento.<br /><br />Seguramente, el nuevo piso tendrá alguna desventaja, pero sinceramente, por ahora no se la huelo.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-40044551795541145012011-03-25T18:21:00.002+01:002011-03-25T19:25:28.173+01:00Extracciones olfativas<div style="text-align: justify;">Mi apartamento se compone de cocina, cuartos de baño, dormitorio, suelo, cielo, huesecillo, tibia y peroné. De cuando en cuando, como todos estos apartamentos, se ensucia. Yo, que soy pulcro y que, al igual que no puedo ver llorar a un niño sin quitarle previamente los caramelos, tampoco puedo vivir en un piso empolvado, compré la semana que viene productos de colores, que son los que sirven para dejarlo todo como los chorros del oro.<br /><br />La primera vez que fregué el suelo noté cierto olor intenso, como cuando uno entra en la unidad de adolescentes con problemas glandulares y aspira fuerte sus zapatillas de deporte en pleno verano. Un olor que se clavó en todas y cada una de mis pituitarias y que me costó un par de llamadas poder desalojar. Busqué su origen en los armarios, en el cubo de la fregona, en la cómoda Luis XIV... pero nada. Incluso llegué a acercar ambas narinas a mis mocasines, de los que seguía emanando el habitual olor a azahar y miel silvestre.<br /><br />Cuando esto pasa una vez, es extraño; cuando pasa siempre, es normal, y entonces hay que preguntarle a tu vecina de despacho, que te dice que es por el tipo de suelo, y que el que friega el suelo ya sabe que se expone a unas horas de olor a pie de atleta. Ahora pienso si prefiero eso o tener mi propio sembrado de patatas en casa. Se admiten consejos. Y ambientadores.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-1531748667666817543.post-68013379424680770562011-03-19T16:03:00.004+01:002011-03-19T19:15:14.672+01:00El sábado por la mañana<div style="text-align: justify;">Cansado de los días en mi apartamento, entre libros jurídicos, conexiones de internet intermitentes y limpiezas generales de bajo coste, esta mañana he decidido salir a la calle a ver mundo, a conocer las entrañas de Namur y a cruzar la mirada con algún otro ser humano distinto de mi herpes labial.<br /><br />Primero he pensado en acercarme a rezar un poco a la catedral, pero su único habitante, el sacristán, más chino que vosotros y yo juntos y muy probablemente seguidor ferviente de la escuela criminalista italiana de Lombroso, Garofalo y Ferri, ha apreciado en mí rasgos de criminalidad latente o manifiesta, y me ha expulsado del templo con una delicadeza, eso sí, francesísima.<br /><br />Impregnado de una insólita sensación de mercader, me he dirigido al mercadillo callejero de los sábados por la mañana, donde el destino ha tenido a bien que conociera a Silvia, una señora peruana simpatiquísima, con hija, yerno y multitud de familiares; unos belgas, otros no, todos hispanoparlantes. La hospitalidad y el <span style="font-style: italic;">savoir faire</span> -como decimos en Murcia- no se han perdido del todo, y de cuando en cuando aparece gente que te hace perder la falta de fe en la Humanidad.<br /><br />Después ha pasado lo de siempre: que he comido en un restaurante y el señor de la mesa de enfrente ha confundido su abrigo con el mío, y si me descuido no me habría quedado más remedio que vestir un tres cuartos elegante, aunque ancho de hombros.<br /><br />Y así vamos.<br /></div>Ángelhttp://www.blogger.com/profile/13292994444892982966noreply@blogger.com8