domingo, 24 de febrero de 2008

Sin cierto ni concierto

---

En directo desde la Catedral de Murcia, las Vísperas de Monteverdi en (a)versión de Jordi Savall.

Salvo Manfredo Kraemer, alguna antifonilla suelta y un contratenor alopécico, el resto no tuvo perdicio.

Tempi caracólicos, afinación ciclotímica, matices paradójicos y acústica ridícula.

Si Monteverdi viviera se le habrían revuelto las tripas.

O sea, las vísceras.

O sea, las vísceras de Monteverdi.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No exageras un poco?

Ángel dijo...

Un poco, pero así queda graciosísimo.

Anónimo dijo...

Eso sí es verdad.

Antonio Rentero dijo...

Pues a mí me gustó, dicho sea con todo el ánimo provocador.

Ángel dijo...

Cuando estés dispuesto a retirar lo que has dicho te prestaré la versión del Ensemble Elyma, o la del Taverner Consort, o la de René Jacobs, y entonces estarás dispuesto a retirar lo que has dicho.

José Miguel dijo...

Me gusta que hable tu conciencia. Aunque la que exagera es ella.

emilcar dijo...

Mayestático.

Cuallis dijo...

Era un Monteverdi que quería ser Palestrina y era un Part que no se que quería ser.

Ángel dijo...

Ya sabes, Morales, que mi conciencia tiende a exagerarlo todo.

En ese concierto, el único que no quería ser nada fui yo. O ser como una de las cornetas del final y morir en un momento dado.

Por cierto, Emilcar, lástima que tuviera que irme tan rápido. Esta vez sí me hubiera gustado participar en la grabación del podcast a pie de catedral.

Ángel dijo...

Pero cincuenta y nueve, en determinadas culturas, se considera cuatro.