miércoles, 19 de octubre de 2011

Entrada estrictamente jurídica

Me conmueven las quejas sinceras y amargas de un alumno que manifiesta, vía Twitter, que acabará la carrera de Derecho sin conocer la diferencia entre iusnaturalismo y iuspositivismo. Confiesa a continuación que se muestra desolado y que mañana no, porque le viene mal, pero pasado mañana pondrá fin a su vida o a la de cualquier otro, lo que ocurra antes.

Y yo, que tengo un corazón que no me cabe en el pecho, consecuencia de lo cual me tuvieron que someter a cirugía de urgencia para alojarlo en un recipiente metálico que conservo en la despensa, he decidido aclarar aquí la cuestión.

Aquí van las principales diferencias:

-En cuanto a la apariencia: son palabras distintas, no se pronuncian igual y también se distinguen al olfato, al gusto y al tacto, aunque a primera vista resulten idénticas y en muchas ocasiones se haga imposible diferenciarlas antes de oírlas hablar.

-En cuanto a sus partidarios: el iuspositivismo es una escuela defendida por señores con amplios bigotes y barbas, que visten levita y fuman en grandes pipas. El iusnaturlismo, por el contrario, encuentra afiliados entre miembros de clases obreras, provistos de cascos, gafas de sol, pantalones bombachos y botines negros. Ejemplos de iuspositivistas: Fernando el Católico, Fernando Torres, Fernando Alonso y Andy (de Andy y Lucas). Ejemplos de iusnaturalistas: Arquímedes, Poseidón, Herodes Antipas y Lucas (de Andy y Lucas).

-En cuanto al concepto: mientras que el iusnaturalismo defiende la existencia de un Derecho no escrito previo al Derecho positivo (aunque no demasiado previo, quince o veinte minutos a lo sumo), los postulados iuspositivistas no conciben más Derecho que el escrito, salvo si está escrito con mala letra y resulta difícil de entender (cuando esto ocurre, se genera un clima de tensión que sólo termina cuando alguien cambia de tema, diciendo, por ejemplo, "pues vaya, parece que al final se ha quedado buena noche").

Existen más diferencias, pero o bien no son importantes, o bien viven en las afueras y raras veces se dejan ver por los grandes centros comerciales. Prescindimos de ellas. Las desdeñamos, incluso.

Suyo afectísimo,
Ángel.

martes, 18 de octubre de 2011

No se entiende

Hoy, una persona, un ciudadano que prefiere mantenerse en el anonimato, al que llamaremos P. aunque su verdadero nombre sea...

Pedro Balsalobre García
C/ Arturo Soria, 16
30002 Murcia (Murcia)

...me ha dicho que mi blog no se entiende, que esto no le parecen más que pamplinas sin sentido propias de una mente enajenada, delirante, obtusa, visiblemente deteriorada y víctima lo más probable de fiebres afganas. 

Y claro, a mí esto me llega ahora, en plena crisis de los setenta, y no sé cómo reaccionar. ¿Me replanteo todo este blog y lo convierto en lo que siempre soñé: un Carrefour? ¿Hago caso omiso a las críticas despiadadas y me fumo un cigarrillo mentolado como suelo hacer en estos casos? ¿Vuelvo a ver Kung Fu Panda a ver si ahora le encuentro gracia? 

En estas ando. En cualquier caso, os recuerdo que el plazo de matrícula sigue abierto.

lunes, 17 de octubre de 2011

Mi arquitecta

Mi arquitecta tiene el pelo largo y come grandes bocadillos de pechuga de pollo encebollada. A mi arquitecta, sabed, le gustan los diseños berlineses y siempre lleva una cámara de fotos escondida en algún sitio. Si dejas que mi arquitecta entre en tu casa, sacará su cámara y empezará dale que te pego a hacer unas fotos tremendas que luego pintarrajea con un rotring cuando nadie la mira.

Mi arquitecta, sabed, ama los recibidores por encima de todas las cosas. Si quieres ganarte su corazón, sólo tienes que compartir su desmedido gusto por los grandes recibidores con independencia de su color, raza, sexo o condición social. Ella misma tiene ocho recibidores, a los que alimenta con saltamontes y miel silvestre, y canta bellas tonadillas para que duerman cuando fuera hay tormenta.

Mi arquitecta separa espacios de una forma que vuestra arquitecta consideraría procaz. Mi arquitecta, sabed, separa espacios con enormes persianas de garaje, de esas antiguas con unos palitos horizontales abajo que sirven para que la gente se agarre como es debido. Así es mi arquitecta. Sólo algunas veces se confunde y piensa que las casas son todas de ciento cincuenta millones de metros cuadrados, pero se lo perdonamos porque a mi arquitecta, sabed, se le perdona todo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Cine de domingo

Estoy oyendo a mis espaldas el ronroneo de una película protagonizada por Denzel Washington, de cuando aún no había empezado a hacer de malo y se limitaba a dejarse bigote y encarnar a personajes que eran todos más buenos que el pan. Aquí me parece que hace de señor muy pesado que da un montón de consejos todos seguidos a un militar de Ohio.

Y en estas me he acordado de El árbol de la vida, la última de Terrence Malick, y de que me gustó mucho. A favor, una banda sonora excepcional, una fotografía que da gloria verla, una historia interesantísima de perdón y reconciliación, y sobre todo, que salen dinosaurios. En contra, que se sentó delante de mí un señor muy alto que además olía raro.

Mi amigo José Miguel, que me conoce mejor que si me hubiera parido (tuvo ocasión de parirme pero no lo estimó oportuno) me regaló el pasado día 14 una suscripción premium a filmin, una paginita estupenda de frescura posmoderna, continente de películas de cine independiente desprovistas de Denzel Washington. Ya he visto varias, y seguiré dale que te pego mientras me dure el regalazo. 

Hace demasiado tiempo ya que no hacéis nada por mi afición al cine.