lunes, 31 de marzo de 2008

Perfeccionismo uiversitario

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Cuatro años y pico de tesis doctoral, de investigaciones, problemas, correcciones de los problemas, correcciones de correcciones, viajes, parones, correcciones de los viajes, correcciones de los parones...

De cada errata, de cada erratita presumida que subsanaba, surgían siete más, como ocurre con las cabezas de la hidra, con las espinillas o con los trocicos de escoba de "El aprendiz de brujo".

Por eso mismo, cuando he ido a recoger de la encuadernadora los ejemplares finales de mi tesis, en un rojo magenta y jurídico con letras doradas estupendísimas y he visto en el encabezado,

UIVERSIDAD DE MURCIA

además de sufrir cuatro infartos y un comienzo de ostepatía, he decidido dejarla en la imprenta, perder un día de plazo y presentarla mañana.

Para perfeccionista, un servidor.

domingo, 30 de marzo de 2008

Reciclaje (II)

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- Todo se pega, menos la hermosura. Todo se paga, incluso la hermosura.

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Mi madre hace unas torrijas de toma pan y moja, como no puede ser de otro modo.

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Si hay algo en este mundo que me saca de mis casillas son todas esas personas que empiezan a decir algo que parece interesante y justo cuand

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Con un poco de empeño tampoco se puede escribir en el blog sin conexión a internet.

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Becker es el tenista con más sensibilidad poética.

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El tráfico de influencias está colapsado por estas fechas y por cualquier otras.

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Sólo sé que no sabéis nada.

sábado, 29 de marzo de 2008

Conclusiones

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Después de dos días de congreso en Alcalá de Henares sobre la libertad religiosa en los establecimientos penitenciarios y en centros de internamiento de menores, concluyo que:

1. Las mejores entradas se me ocurren y se me olvidan durante las mejores ponencias.

2. Los niños musulmanes delincuentes pueden comer lentejas sin cerdo, a base de pavofrío, que es igual pero sin sabor ni textura.

3. La Facultad de Derecho de Alcalá está en la parada Alcalá, y no en Alcalá-Universidad.

4. La Facultad de Derecho de Alcalá cambia de forma y hace que te pierdas por los pasillos y que los alumnos te miren, te señalen y sigan riéndose de ti.

5. El parador de Alcalá no cambia de forma, pero ponen unos platos de migas capaz de alimentar a una o dos familias indias de baja estofa, que morirán de indigestión pasados escasos minutos.

6. Los madrileños, en general, y el madrileño, en particular, sigue evitando el contacto visual en el metro.

7. El día en que sea ponente, aderezaré mi discurso con un montón de chistes y chascarrillos que me encumbrarán como aún no sé exactamente qué.

8. En los Woks siguen cortando la verdura para tempura con un grosor suficiente como para herir de gravedad cualquier faringe humana.

Estas y otras reflexiones se recogerán en mi próximo libro: "El género chico, por decir algo".

No os lo perdáis.

martes, 25 de marzo de 2008

Salieri, de Milos Forman


Vuelvo a ver "Amadeus" y vuelvo a quedarme extasiado. Sin sorpresas. Me fascina la historia de Shaffer, los decorados, las interpretaciones, la música (claro)... pero sobre todo me deja helado la figura de Salieri, desde el suicidio frustrado hasta la absolución final.

Porque "Amadeus" no es una película sobre Mozart, sino sobre Salieri, sobre el talento, el genio y la mediocridad, que se hace carne en Don Antonio.

En "Amadeus", Mozart no es Mozart. Mozart es Amadeus, un pazguato grotesco y aniñado, ofrecido al público por cortesía de la visión enferma de un Salieri hierático, puritano y maldito por la imposibilidad de no reconocer al genio.

Regresaré sobre ella más adelante, cuando esté dispuesto a no ser absuelto por uno de mis compañeros de manicomio.

viernes, 21 de marzo de 2008

La procesión va por fuera

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Ser nazareno es para mí motivo de orgullo y satisfacción. Y más aún ser miembro de una de las cofradías de más rancio abolengo de la Región de Murcia: la de Nuestro Padre Jesús, también llamada la de los salzillos, también llamada la de los moraos, también llamada la del viernes.

Por eso, todos los años se repite el ritual. Me levanto al alba, cumplo con las abluciones básicas y me dejo revestir por mi padre, que soporta estoicamente mis "¡¿dónde están los guantes?!", mis "¡el capuz sin planchar!" y mis "¿no me puedes apretar un poco más el cíngulo?".

Qué sería de un nazareno sin el cíngulo, esa cuerda blanca que ciñe la cintura en símbolo de castidad y que a mí siempre se me antoja laxa.

- ¿Va bien así? -suele preguntar mi padre.
- No, más fuerte -suelo responder yo.

De haber visto la procesión, la mismísima Audrey Hepburn hubiese envidiado mi talle de avispa. A cambio, aún aprecio el hematoma negruzco que luzco a lo largo y ancho de mi abdomen y la más que probable necrosis de mi insensibilizada mitad inferior.

Jamás la simbología del cíngulo tuvo tantas probabilidades de ser menos metafórica.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Todos a la cárcel

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La semana que viene es semana de Pascua, de Resurrección y de alegría. Es semana de Primavera en el calendario litúrgico murciano, de fiesta, juergas, de Bando de la Huerta, de Entierro de la Sardina, de desfiles coloristas, plazas soleadas, aperitivos interminables, naranjos en flor y olor a azahar.

Habría que ser muy tonto para no querer renunciar a todo eso en pro de unas buenas jornadas sobre libertad religiosa en centros penitenciarios.

¿O soy el único que se muere por saber si los niños judíos delincuentes tienen derecho a celebrar el bar mitzvá* en sus centros de internamiento?

* Expresión incorrecta.

lunes, 17 de marzo de 2008

Reflejos móviles

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Desde que los teléfonos móviles irrumpieron en nuestras vidas, múltiples han sido los efectos y repercusiones a las que no nos queda más remedio que ir acostumbrándonos.

Mi último tic está relacionado con la pérdida de objetos.

¿Que se me pierde el móvil? Automáticamente me llamo desde el fijo a ver dónde suena.

¿Que se me pierde cualquier otra cosa? Automáticamente pienso en llamarme desde el fijo a ver dónde suena.

A ver si me voy acostumbrando ya a que las gafas no suenan. Ni el iPod, ni los marcapáginas, ni los mandos a distancia, ni los subrayadores, ni las tesis doctorales.

domingo, 16 de marzo de 2008

Catecumenado

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Ayer por la mañana había previsto un plan perfecto para los chicos de catequesis de confirmación. Al comenzar hoy el tiempo litúrgico de Semana Santa, la cosa consistía en aprovechar los recientemente remodelados salones parroquiales de San Miguel con cañón proyector y Dolby digital 5.1 para ver "La Pasión" gibsoniana.

Tras una serie de acontecimientos acabamos todos en mi casa jugando al Halo 3 en la Xbox 360.

Al menos se conservó el factor Dolby digital 5.1.

jueves, 13 de marzo de 2008

Un día de furia (o el cabreo del Dr. Jeckyll)


Esta mañana paso por Hacienda a recoger un impresito eximidor de IVA.

Llego. Cojo número: el 291. Miro el panel: el 251. Veo la velocidad: exasperante. Decido salir con el número, darme una vuelta, comprar artículos de primera necesidad, pochar unas cebollas en casa y tardar unas dos horas en volver.

Vuelvo. Número 289. Bravo. A los cinco minutos suena mi timbre, me levanto y le entrego el papel a la burócrata. Siento unos golpecitos en el hombro. Un señor malencarado me dice que no me cuele. Le explico el párrafo anterior con educación. Se vuelve a la sala de espera repleta y murmura: cuánto sinvergüenza hay suelto.

En ese momento me llega un e-mail al bulbo raquídeo:

¿Puedo salir un poco? Estoy un poco molestito.
Suyo affmo.,
Dr. Jeckyll.

Le cedo el paso y en ese momento el señor malencarado oye:

- Perdona, ¿qué has dicho?
- ...
- Sí, te estoy hablando a ti. ¿Sinvergüenza yo? Amable burócrata, este señor duda de su trabajo y de mi honestidad. ¿Podría dejarme el número 291 que acabo de entregarle?
- Por supuesto, aquí está.
- Mira, ¿ves? ¿lees lo que pone? Doscientos noventa y uno. ¿Mejor ahora? ¿Más calmado?

El señor malencarado tuerce el morro y mira hacia otro lado. Me invade una sensación placentera.

Lástima de tener la comida en casa. Podría haber aprovechado para visitar el Burger.

lunes, 10 de marzo de 2008

Cómo despertar de la siesta al coordinador de un ciclo de música antigua sin causarle un ataque de pánico

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Existen, según las normas elementales de la ley, la moral y cierta interpretación apócrifa del Tractatus de Wittgenstein, varios motivos válidos a la hora de despertar de la siesta al coordinador de un ciclo de música antigua sin causarle un ataque de pánico. Entre ellas, pudieran quizá destacarse las siguientes debido a su singular carácter sintomático:

a. Alguien ha dejado olvidado en el suelo un cuenco de ácido clorhídrico que está siendo ingerido por menores de edad o animales domésticos.

b. Un escuadrón encubierto de agentes de seguros en avanzado estado de gestación ha dado un golpe de Estado en Botswana.

c. Ha llegado la Parusía y en el Valle de Josafat quedan asientos libres.

Existen más motivos, pero todos pueden reducirse a variaciones sobre esos tres.

En cualquier caso, existe una razón por la que nunca, jamás, en ningún caso, debería despertarse de la siesta al coordinador de un ciclo de música antigua sin riesgo de causarle un ataque de pánico: nunca se le debe levantar de la cama para decirle por teléfono que el clavecín previsto para el concierto de ese mismo lunes día 10 de marzo de 2008 tres horas después no va a poder usarse y que tendrá que buscar a otro ciudadano de a pie que le pueda o quiera alquilar un clavecín en buen estado.

Llegados a tal punto, lo más normal es que el coordinador del ciclo de música antigua sufra un ataque de pánico y, probablemente, cuatro isquemias auriculares, dos microinfartos y una hipospadia sobrevenida.

Pero no os preocupéis, ya estoy mucho mejor. Al menos de la hipospadia.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Próxima estación, Primavera


Hace poco menos de un año escribí algo parecido a esto, y ahora me ratifico, y dentro de un año volveré a remitirme en un ciclo sin fin que lo envuelve todo.

¿Os acordáis de cuando el correcaminos, ese maldito pájaro estúpido, privaba de alimento al pobre Coyote al que todos acabábamos cogiéndole aprecio? ¿Verdad que recordáis aquellos enormes yunques marca ACME con un "16T" gigante pintado en blanco sobre negro que siempre terminaban en la cabeza del pobre cánido? Pues así empiezo ya a sentirme.

Es la tarjeta de visita de la primavera. Así funciona. Ella se carcajea insolente de antibióticos, antihistamínicos, antitusivos, antipiréticos y antiinflamatorios. Se sabe más poderosa que todos ellos. La primavera, como la muerte, nos iguala a todos en una democracia de mocos, estornudos y astenias. Quizá por eso lo de "a ese le quedan dos primaveras" (o "dos telediarios", que para el efecto que causan la misma mierda son, que diría don Felipe).

Y que no me vengan con que es la estación del amor. Más amor he visto yo en la estación de autobuses que en primavera. En primavera hay inestabilidad emocional, feromonas y polen. En todo caso será la estación del amor vegetal. Lo demás son zarandajas con mermelada y punto seguido hasta el año que viene.

(Nota del Editor: mi propósito de no hablar de política en el blog hace que despotrique contra lo más peregrino. Se admiten sugerencias).

martes, 4 de marzo de 2008

Está la tesis muy mala

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Hasta hoy, al igual que vosotros, pensaba yo que la peor parte de cualquier tesis doctoral era la investigación; era tener que recorrer archivos y bibliotecas hasta congeniar con los ácaros; era buscar la manera de que no todos los párrafos empezaran con "entonces"; era no tirarse por el viaducto cuando te dabas cuenta de que el libro que necesitabas lo tenía un señor con bigote en su residencia de verano de Papúa Nueva Guinea.

Pues no. Ya estoy yo aquí para sacarnos del error. Lo peor de la tesis no es eso.

Lo peor de la tesis viene después de eso. Viene, exactamente, cuando crees que todo ha pasado y simplemente queda ensamblar todos los archivos (llamados generalmente "capítulo I inverso", "introducción versión definitiva", "conclusiones corregidas por novena vez") y formar un solo gran archivo llamado "Tesis Doctoral".

Entonces te das cuenta de que el word fue diseñado por alguien que me odia.

Estoy harto de sangrías; estoy harto de estilos y de formato; harto de paginaciones; de saltos de sección y de saltos de página; y harto, sobre todo, de tablas de contenido. Quizá estimando falta de grosor en el resultado final, el Word ha decidido triplicar el tercer capítulo y no puedo deshacerlo.

Se acabó. Llegó la hora de llamar al amigo informático.

sábado, 1 de marzo de 2008

Zelig

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Decía Don Matías, el profe cursi de la cursi You're the one, que solía pasar inadvertido por tener "cara de gente".

A mí, por ahora y que recuerde, me han comparado con Rowan Atkinson, Carlos Goñi, Jim Carrey, Diego Martín, Eduardo Zaplana (wtf), Jorge Drexler, Guillermo Toledo, Peter Sellers y Eric Bana.

No sólo eso. Muchos amigos míos han asegurado verme en Polonia, en Irlanda, en Turquía y en un montón de ciudades que jamás he honrado con mi presencia. Y de ciudades, y de calles, y de bares...

Esta misma mañana, camino de una copistería donde rematar mi tesis, una anciana venerable me ha llamado Felipe. Le he dicho que no soy Felipe y ha replicado que si estaba seguro. Tras dudar unos instantes he contestado que sí. Sé que volverá a hacerlo, porque es la cuarta o quinta vez que me cruzo con ella y siempre me llama así, pero hasta hoy disimulaba no oírla. Me daba un poco de pena sacarla de su ilusionado error, al estilo de Harvey Keitel en Smoke.

Por lo visto, el tal Felipe estudió Derecho y acaba de aprobar judicatura.

Tendría que considerar la posibilidad de ser Felipe.