viernes, 29 de enero de 2010

Candidatas

Ya queda menos para el martes que viene. Justo en un preciso momento de ese día en particular, se conocerán las producciones candidatas a mejor película del año. Yo, animal de costumbres (o de costumbre, animal), seguiré fiel a la tradición e iré a verlas todas ellas, una tras otra con solución de continuidad, que suele ser la mejor solución en estos casos. ¿Dónde reside la novedad? En que este año el número de aspirantes se ha duplicado, y ya no son cinco, sino diez, las llamadas, y una la elegida. En unos años quizá la mejor película del año serán cinco o seis, o todas, que eso sí sería democrático.

Me extrañaría que entre las diez no figurasen Invictus, la última de Clint Eastwood con Nelson Mandela en el papel de Morgan Freeman; Up in the air, tercera película de Jason Reitman, que ya lleva un Oscar por Juno; Precious, cuya llegada a la sala de cine más recóndita de Murcia auguro para 2018; The Road, con Viggo Mortenssen sombrío y postapocalíptico; Up, que debería llevarse los óscares que no se llevó Wall-E; A serious man, porque es de los Coen y los Coen molan, molen o no; The hurt locker, de la que sé poquito; Nine, el musical del año; quizá The lovely bones, donde al parecer Peter Jackson muestra su faceta cursi; y, cómo no, el último tirabuzón de rizo tridimensional de James Cameron, Avatar -es tanto lo que se puede decir de ella que le dedicaré un post entero-. Volveré a sentir en el alma que no exista la candidatura a Mejor Película Pop, que iría directa este año a la gran 500 days of Summer.

Esto no es más que una predicción sobre la gran quiniela, que llegará cuando haya visto las diez y pueda emitir juicios críticos mínimamente elaborados. Si gano, vosotros decidís el premio.

martes, 26 de enero de 2010

Le bourgeois gentilhomme

El otro día pude disfrutar de una deliciosa soirée sin ínfulas de snobismo en casa de José Miguel, del que podrían decirse tantas cosas que no diré absolutamente ninguna. Quien quiera saber de él, que tenga la suerte de conocerlo. La cosa consistía en ver la grabación de Vincent Dumestre del ballet Le bourgeois gentilhomme, escrito por Molière y compuesto por Lully así, al alimón. Tres horas y pico, más extras, en buena compañía y con estupendas viandas, sólidas y líquidas.

La historia nos presenta a Monsieur Jourdain, un nuevo rico. A partir de ahí, todo enredo y complicación. Me llamó la atención que una obra estrenada en 1670 abordara temas tan actuales como el amor, el arribismo o el mundo del artisteo con un sarcasmo y una mordacidad que nada tendrían que envidiar a cualquier capítulo de Los Simpson, pero con una clase y una elegancia que para sí la quisiera Monsieur Groening. Luis XIV lo pasaría en grande.

Pero es que, además, al ser la grabación ac-solutamente fiel a los cánones estéticos, interpretativos y narrativos de la época, la representación tiene lugar sobre un escenario diminuto; las vestimentas son como debían de ser (antes) y como deberían ser (ahora); los diálogos entre personajes no se desarrollan cara a cara, sino cara al público; la dicción y gestualización, exageradas como antaño; y el francés... ¡antiguo! ¿Y sabéis cómo se hablaba el francés en el siglo de oro? Pues se pronunciaban las eses finales, las vocales eran comprensibles y la erre, esa erre francesa y malévola, aún no había nacido. Me pregunto qué rey con frenillo inventó la erre impronunciable.

Os dejo un vídeo para que os hagáis una idea. M. Jourdain le pide al maestro de baile que le enseñe a saludar al modo noble para cortejar a la marquesa objeto de sus amores.

jueves, 21 de enero de 2010

Con ge mayúscula

Esta noche regresaba a casa de una jornada que podríamos calificar como plenamente satisfactoria cuando, sin notificación previa, se me ha colocado delante un garrulazo junior, de unos doce años de garrulismo mental y corpóreo. Era un espécimen único: vestía chándal blanco de tonos brillantes, escuchaba reguetón a todo volumen directamente desde el móvil, compaginaba con virtuosismo la cresta gallinácea y el mullet capilar, y alternaba caladas a un cigarrillo con escupitajos a la acera. Ha sido un espectáculo de garrulismo esencial que ha durado unos diez minutos, hasta llegar a casa.

Lo primero que he pensado, de manera refleja y automática, ha sido que, si le ofrecía entradas para asistir a un espectáculo de esos donde salen coches con ruedas de camiones peleando entre sí, quizá se acercara lo suficiente como para inyectarle la dosis de curare que los liberales guardamos bajo las encías por si nos invaden los comunistas.

Sin embargo, gracias a Quino, me ha podido la compasión. Es cierto que escupía con demasiada frecuencia y miraba a los demás con un desdén proactivo. Y que fumaba a caladas cortas y nerviosas. Y que volvía a escupir. Pero tendría unos doce años, y, al pensarlo dos veces, he llegado a la conclusión de que Miguelito tenía razón, y que, mal que me pese, la vida no debería echarlo a uno de la infancia sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud.

martes, 19 de enero de 2010

Obsequiable

Ayer fue uno de esos días en los que lo mejor de uno son los demás. He de reconocerlo y así lo certifico en este blog para que conste a los efectos oportunos. Cuando llegué a casa, después de una mañana de arduo trabajo editando ni más ni menos que tres manuscritos con desigual resultado, y abrí el buzón físico, el de las cartas, vi:

-Un sobre gordo a mi nombre.
-Una notificación de correos de "hemos pasado por aquí pero como no había nadie le dejamos esto y ya si eso se pasa usted mañana por la oficina".

Abrí raudo el primer paquete, y me encontré con un regalazo de un asiduo lector de este blog que prefiere permanecer en el anonimato, o eso me imagino yo: una pajarita o corbata horizontal, estilo college, y una nota donde especificaba que, de todos sus amigos, yo era el único que sería capaz de usarla. ¿Es eso un halago o no lo es? No, en serio, ¿lo es?

Con la notificación me temí lo peor: una multa, una citación judicial, una convocatoria para formar parte de una mesa electoral, un certificado de defunción, ántrax... De poco servía preocuparse, pues hasta hoy Correos no me abriría la ventanilla, así que me angustié. Sin embargo, esta mañana, en la estafeta de turno, he retirado un paquetito que contenía, ni más ni menos, una figura de Bender con complementos hilarantes. El remitente, otro amigo; el que me descubrió, entre otras muchas cosas, la superioridad moral de Futurama sobre algunas civilizaciones.

Estoy deseando llegar a casa. ¿Quién me habrá regalado hoy qué?

sábado, 16 de enero de 2010

Mi primero libro... ¡chispas!

Después de líos diversos, muchos de los cuales -los más interesantes-, han sido conmigo mismo, puedo permitirme el lujo de mostrarme orgulloso, altanero y exhausto y daros a conocer mi primer libro. Es un compendio de la tesis; su versión comercial, sin las partes inconvenientes ni procaces, y aborda el siempre espinoso tema de las relaciones entre el poder espiritual y el temporal con la institución matrimonial como pretexto. La eterna lucha, qué os voy a contar.

El libro incluye un cd con la gran mayoría de documentos que extraje de los archivos que recorrí, muchos de ellos del Archivo Secreto Vaticano, debidamente escaneados y listos para imprimir y colorear. Convendréis conmigo en que vuestras bibliotecas están reclamando desde hace tiempo un ejemplar.

Por ahora me consta que lo ha comprado una persona distinta a mí. ¿Vais a dar lugar a que se agote?

jueves, 14 de enero de 2010

Recientes aperturas

En mi barrio han abierto, hace bien poco y casi simultáneamente, dos establecimientos relacionados con la gastronomía, el ocio y el despilfarro atroz. Para ellos esta entrada. Disfrutadla vosotros en su lugar. En el lugar que ellos ocupan. Ya me entendéis.

El primero, un bar lounge de esos que se estilan tanto, con cristales oscuros por fuera, ruido por dentro y un señor malencarado en la sección intermedia. Cuando, de madrugada, me asomo a mi balaustrada neoclásica y veo desfilar a los pijazos destilados, en esencia y en alcohol, siento ganas de matar aumentando. Hasta ahora, los únicos especímenes capaces de provocarme de tal forma eran los garrulos abiertamente declarados, con sus chándales blancos, sus coches tuneados y sus peinados con mullet. Ahora se les suman estos. La actual sociedad, tan carente de teología y de geometría, conspira contra mí.

El segundo, el mejor restaurante japonés al que he ido en mi vida. Como la última vez que lo visité fue con testigo presencial y comensal, ya podrá él, en la sección de comentarios, dar fe de mis certeras palabras. El ligerísimo inconveniente es que el pago de la cuenta comporta regresión automática al estamento social inmediatamente anterior, o a dos anteriores si se pide tataki de bonito y postre.

¿Tenéis algo que hacer esta noche?



domingo, 10 de enero de 2010

Scranton welcomes you

Mirad que me la habían recomendado. Y gente de confianza, no creais que me fío yo del criterio de cualquier geek. Pero, como me pasara con Lost y alguna más, dejé pasar The Office. Hasta hace dos semanas. Ahora no puedo parar de ver la que considero una de las mejores telecomedias de todos los tiempos. Factores que ayudan:
  • No hay risas enlatadas, lo cual suele ser garantía de guión sólido que no requiere que te indiquen dónde está lo gracioso y cuándo puedes reírte. Además, desde que sé que la mayoría de esas risas se grabaron a mediados de los cincuenta y que por tanto muchas de ellas pertenecen a actuales cadáveres, la cosa se ha vuelto tétrica.
  • El gran recurso: los actores saben de la presencia de las cámaras, como si fuera un reality show. Incluso hay momentos confesionario. Hilarantes, por cierto. Sumadle a eso un uso magistral de la cámara, que provoca que un zoom in pueda descuajaringarte de la risa.
  • La riqueza de caracteres. No sólo el jefe de la oficina, Michael Scott (Steve Carell), absolutamente inclasificable, sino todos y cada uno del resto de personajes. Ninguno corresponde a un estereotipo que ya nos suene de algo. Está el pelota, pero no es el típico pelota. La neurótica, que tampoco es la clásica neurótica. Y así con el tímido, la chica mona, el trepa... Todos.
Pues sólo son tres razones. El resto, descubridlas vosotros mismos. Aunque tardéis dos años, como me pasó a mí.

Bienvenidos a Scranton, Pennsylvania.

miércoles, 6 de enero de 2010

Monarquía

Esta entrada es ya tradicional en el blog. Podría crear una plantilla fija e ir cambiando los regalos. Haría la salvedad con los años en los que los Reyes me regalan exactamente lo mismo. Lo pensaré detenidamente, desecharé la idea y escribiré lo que me han traído este año, que es para lo que he venido:

-El año pasado pedí una bata de andar por casa, pero los Reyes opinaron que eso es cosa de ancianos y que era lo único que me faltaba para apolillarme del todo. Este año, más sensatos, han recapacitado.
-Por muchos espacios virtuales de almacenamiento masivo que haya, nada como el tradicional pendrive de 32 GB, el que usaban nuestros abuelos en la época de la Guerra de la Independencia.
-Se acabó eso de ir por ahí con la espada a cuestas, provocando estupor en los viandantes. Ahora, con mi nueva y enorme bolsa de material de esgrima, la gente pensará que por fin he comenzado mis estudios de violoncello.
-Para el verano, nada mejor que dos camisetas hilarantes con las que poder competir con Ruf.
-Para el invierno, una camisa de manga larga que poder combinar con mi nueva bata de andar por casa cuando vaya a comprar el pan o a dar clase.
-Cuando mi madre vio "500 days of Summer", me dijo que le gustaba el estilo del protagonista para mí. Acto seguido, a hurtadillas, se deslizó hasta la tienda de chalecos más próxima y me compró uno que mola mogollón.
-El protocolo académico exige que las puñetas sólo se compren cuando uno comienza a ser profesor de Universidad. Una plaza de asociado no acaba de ser absolutamente docente, pero yo ya luzco puñetas para combinar con el traje académico del año pasado y con la bata de este.
-¿Acabar con los bíceps condolidos después de un concierto por sostener la carpeta de partituras cargadas de negras, blancas y, sobre todo, redondas? ¡Nunca más con el nuevo atril negro fácil de plegar y totalmente inofensivo!
-Por si algún día venís a tomar el aperitivo, dos cuencos con forma de pulmón humano dispuestos a ser rellenados convenientemente de frutos secos, patatas y fruslerías.
-Como no hay Reyes Magos sin autorregalo que se precie, una buena botella de vodka al caramelo.
-La música, a cargo de Bach. Múltiples cantatas, versión Herreweghe.
-Y el libro, en homenaje al profesor López-Sidro: "Trafalgar", de don Benito.

¿A que he sido bueno?

viernes, 1 de enero de 2010

Propósitos alfabéticos listados

- Aprender a coser y cantar.
- Buscar a Wall-E.
- Comprar artículos determinados.
- Descomprimir archivos históricos.
- Especializarme en general.
- Faltar sólo un poquito.
- Ganar y saber.
- Husar mejor el tiempo.
- Incrementar mi nivel del mar.
- Jalear a las abejas.
- Kilometrar, hectometrar y decametrar.
- Librar batallas de las garras del enemigo.
- Mostrarme tal y como sois.
- Nevar.
- Olvidar lo que debo olvidar.
- Pagar la cuenta que nos trae.
- Querer o no poder.
- Romper en caso de incendio.
- Sobrar de incógnito.
- Tratar de ser mejor animal.
- Usaros con cuidado.
- Vivir de cine.
- Wonkar en twitter.
- Zanzeacabar.