martes, 11 de septiembre de 2007

Fotografías transeúntes (II)

Todos los días salgo a la calle ataviado con mi Nokia sesenta y dos ochenta, que además de ser rectangular y jactarse de poseer una tapa deslizante la mar de coqueta, incorpora una cámara de dos megapíxeles que ríase usted de los peces de colores.

Normalmente la uso para hacerme fotos y alimentar así mi maltrecha vanidad, como todos vosotros. De vez en cuando, no obstante, durante mis frecuentes paseos urbanitas, veo algo que llama tanto mi atención que necesito compartirlo con mis lectores y lectrices.

Ya pasó en marzo. Recordad la foto de la anciana jugando a la Wii, estática metáfora de mis habilidades con el último engendro de Nintendo. Y hoy ha vuelto a pasar. Esta vez la foto no requiere mayores explicaciones. En la fachada de un edificio, de uno de esos edificios con millones de plaquitas de procuradores, ingenieros, psicólogos y demás fauna y flora ciudadana, me he topado con el siguiente anuncio:


Ya sabéis, si alguna vez necesitáis algo...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo! ¿Se puede decir qué calle es?

Ángel dijo...

Pues no sé cómo se llama, pero veamos... digamos que es la calle que comunica la Plaza del Cardenal Belluga con la Consejería de Cultura.

Haz ese trayecto y te topas directamente con el particular del tercero derecha que lo resuelve absolutamente todo.

Anónimo dijo...

Dado que tomo ese trayecto toooodos los días, ya me había fijado en el graffiti. Es la calle Escultor Salzillo, en frente de los Soportales.
Soy como la qdq.

Tamaruca dijo...

Ostras, he soltado una carcajada sonora en medio de la oficina, estas cosas se avisan, hombre :D

Josef dijo...

Me quedo con el nombre de pila del 'abo...' de la plaquita de metal sobre la puerta. Melecio...tus padres no te querían.

Josef dijo...

Acabo de ampliar la foto, y me he dado cuenta de que no es una puerta, sino una placa mucho más grande y oscura la que hay debajo de la de nuestro querido Melecio.

Ángel dijo...

Josito, ya le contaré yo a nuestro negro maestro común la gracia que te hacen los nombres como Melecio y similares.

Anónimo dijo...

Yo también me he acordado de nuestro maestro. Y tengo la teoría de que no es nombre propio, sino apellido.