Paganismo revestido

Esta mañana, después de Misa de diez, he dado una vuelta aprovechando que la playa no está desierta y, por tanto, en Murcia no hay un alma. Un par de amigos por el camino, una llamada al móvil, musica desde el iPod, dos testigas de Jehová con ganas de marcha y, de pronto, esto:

La estatua del dios Mercurio, sita en la plaza de San Bartolomé, ataviada con un elegante jersey a rombos en las tonalidades que se aprecian en la fotografía. No sé si se ha tratado de la obra de caridad de algún acólito neopagano o si, cansado del relente a la intemperie, el buen dios se pasó anoche por un outlet 24h. Lo que no dudo es que, mañana a mucho tardar, Mercurio lucirá otra vez su bronceada desnudez por órdenes de la Delegación de Gobierno, tan contraria a cualquier manifestación de la libertad religiosa que nos reconoce el artículo 16 de nuestra Constitución.

PS: antes de que alguien, y cuando digo alguien quiero decir Antonio Rentero, haga algún comentario sobre la protuberancia que surge por debajo, he de aclarar que no se trata de un pene hipertrofiado y con guirnaldas, sino de una graciosa vara, símbolo, por ejemplo, de la generosidad.