domingo, 28 de enero de 2007

Bibliografía

Desde la semana pasada, tengo tantos libros que leer que me creo que tenéis derecho a saber cuáles son y por qué prefiero leerlos a evadir el impuesto sobre sucesiones, mi otra gran afición. AtendeR:

- Chesterton, "San Francisco de Asís - Santo Tomás de Aquino". Dos biografías del mejor polemista inglés llamado Gilberto del s. XIX. Si pensáis que se trata de las clásicas biografías en que el hagiógrafo de tunno nos descubre el parecido de la santidad cristiana con el balanceo de caderas de Julie Andrews en "Sonrisas y Lágrimas", os equivocáis. ¿Ah, pero hay otro modo? Así es, lo hay. Probad y veréis qué gustico.

- Piedrahita, "¿Cada cuánto hay que echar a lavar el pijama?". El segundo tomo del que dicen es el mejor monologuista de nuestros tiempos y espacios. Lo llevo a la mitad y me parece que no tiene tanta gracia como "Un cacahuete flotando en una piscina", su otro libro de monólogos. Tiene su aquel, pero cuando don Luis se pone poético resulta de un cursi subido y ramplón que se me hace difícilmente asimilable.

- Ortega y Gasset, "La España invertebrada". Poder gozar de la experiencia de paladear esta obra por tan sólo 9 euros de vellón es un privilegio que todos y todas os podéis permitir. Eso sí, si lo habéis leído ya sabréis que, si bien es cierto que queda superguay decir que has leído a Ortega, se debe únicamente a que nadie lo ha leído o nadie entiende su tesis acerca de la democracia y de esta España mía, esta España nuestra. ¿Que por qué? Leedlo, son muy poquitas páginas y va directo al grano. Esta semana empezaré con "La rebelión de las masas", que por la pinta que tiene, seguro que mola mazo.

- Ratzinger, "El Dios de los cristianos. Meditaciones". Me estoy haciendo fan de la faceta literario-teológica de Benedicto XVI. Voy por el primer capítulo y jamás había leído nada parecido con similar inusual claridad, concisión y certeza (o certidumbre). No mete dedos en llagas ajenas, y resulta ilustrativo sobre la forma de este Papa de entender a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (los tres capítulos que forman el librito). Que se prepare Edumart, porque en cuanto lo acabe le expoliaré de cierto libro que yo mismo le regalé el día de su trigésimo primer cumpleaños.

- "La codorniz. Antología 1941-1978". Hace poco os hablé de ellas. De "La Codorniz" y de su antología. Regularcín. Merecen la pena sobre todo los extractos de números dirigidos por Mihura. El resto, irregulares, se acercan más a una hormigonera que al concepto de humor de Don Miguel, plasmado en una carta tan divertida como trágica que le dirige a Álvaro de Laiglesia, su sucesor al frente de la publicación.

Espero poder manejarlos todos con mi soltura habitual, porque de lo contrario podría llegar el momento en que atribuyera a Ortega el Soneto a la Niña Inmunda; o lo que es peor, admirarme ante las consideraciones teológicas del monólogo de Luis Piedrahita dedicado a Santo Tomás de Aquino.

9 comentarios:

Ernesto Castro dijo...

Oye que ha pasado con la entrada que habías puesto despues de esta que te iba poner un comentario... bueno no pasa nada, este queda por el otro.

Ángel dijo...

La otra entrada había dado lugar a que dos personas me llamaran bastante preocupadas, así que decidí eliminarla.

Un saludico.

Anónimo dijo...

De todas, todas, ¡hecho!

Nils dijo...

Coincidí en la facultad con Luis Piedrahita y era igual que en la tele, un cachondo que por ser mago y sus gafas y su flequillo y su personalidad tenía a todas encandiladas y babeando detrás. A mí me caía muy bien y como teniamos amigos comunes le traté y me parecio muy buena gente. (Dicen que se ha vuelto un creido, pero no lo puedo atestiguar, de hecho, la última vez que me lo encontré en Madrid estuvo bastante majo conmigo, como siempre).

Ángel dijo...

¿Cuándo me presentarás a todos esos famosos?

Jo, qué suerte trabajar así...

¡Qué envidia!

Nils dijo...

te pensarás que estoy de coña pero es cierto. Luis y yo estudiamos en pamplona, él un año mayor que yo. Para bien o para mal, he tenido que trabajar en medios de comunicación donde el contacto con los famosetes era más o menos continuo, sobre todo modelos-modistos, cantantes y actores, así que al final los acabas conociendo, pero si te soy sincero, el único día que fui feliz haciendo entrevistas fue en Gotemburgo, cuando estuve con buena parte de mis cantantes favoritos (me gusta el schlager sueco sobre todo, así que lo que trabajé en España me daba bastante igual). De todos modos, por lo que leo en tu blog, los famosos que a ti te gustaría conocer no son los que yo he entrevistado jajajaja

Ángel dijo...

Aparte de que me siento muy observado, te diré que sí que envidio tu trabajo, y mucho. No tanto por los famosos como por poder dedicarte a escribir, que es en el fondo lo que a mí más me gusta. De ahí el blog y que no me dedique a posar para Armani y compañía :^)

Nils dijo...

Has dado justo en el clavo. No soy periodista por conocer famosetes, sino porque me encanta escribir. Porque con 8 años me hice un periódico a mano y lo llevé a clase orgulloso y desde entonces, y mucho antes, tenía claro lo que quería ser de mayor. usaba el teletexto como si fuera un prompter, me imaginaba a mí en la radio. Además, famosos aparte, conoces a gente muy interesante con las entrevistas, desde investigadores universitarios a desconocidos que son pozos de sabiduría. Y poder luego transmitir todo eso al público, a un ente que tampoco sabes bien quién es, eso es vida. Ahora en la revista de viajes es diferente, pero me gusta pensar que muestro a otros lo que nunca podrán conocer y que, también, muevo a gente desconocida a descubrir diferentes lugares gracias a lo que escribo.

De todos modos, tú tienes pinta de estar también satisfecho con lo que haces. No me das la imagen de una persona amargada profesionalmente.

Ángel dijo...

Bueno, sí, estoy satisfecho aunque en el paro. Pero satisfecho porque tengo una tesis que me apasiona. ¿Después? Ni idea.

A mí siempre me ha gustado mucho escribir. Incluso más que leer. Al principio el blog tenía un apartado de "Arte y literatura" donde colocaba relatillos cortos, tonterías, aforismos...

Parafraseando a C.S. Lewis, leemos (y escribimos), para saber que no estamos solos. Y en el mundo de los blogs, más que casi en ningún otro.