La Semana Santa toca a su fin, y deja el siguiente saldo:
- El Sábado de Pasión me enrolé en un torneo de esgrima en Caudete. Me dieron lo que me merecía por derecho propio, y acabé el 48 de 56. Hice un poco el ridículo, pero noto cierta mejoría; ahora no tardo treinta y seis minutos en conectarme al enchufe antes de cada combate. Los tres primeros, de Murcia. Me llena de orgullo y satisfacción.
- De dos procesiones en las que desfilo (como mayordomo regidor, para evitar incómodos malentendidos que me puedan situar como penitente o algo peor), las dos han sido suspendidas, en el mismo punto -la calle Trapería- y por el mismo movito -la lluvia. Al final, tanto repetir lo de "Agua para todos" ha dado resultado.
- A partir del miércoles, se respetaron todas y cada una de las tradiciones inveteradas que vengo observando desde hace dos o tres años: traslado de Nuestro Padre Jesús e ingesta de los vermuses el Miércoles Santo por la mañana; ensayo y canto del juevessán el jueves y posterior canto en la procesión del Retonnno, y posterior parada cardiorespirtoria por agotamiento a las 2:30 am.
- Tradicional comida de Viernes Santo en casa de José Antimo y Pilar. Este año, invitados excepcionales, de excepción: Vicente y Toñi. Bastará por ahora con que sepáis que Vicente lleva bigote. Los Miravete nunca defraudan, y ojalá reúna yo algún día la inspiración suficiente como para dedicarles una entrada para ellos solitos.
Poquito más. Ayer vi "300", como muchos de vosotros sabéis. Ahora os cuento.
3 comentarios:
Sólo por ver esos cuerpos fornidos y ese derroche de testosterona merece la pena la película...Arrrr!! Para películas basadas en comic X-Men, quien fuera mutante....
Como se puede apreciar me refiero a 300, no a la semana santa...por Dios! Que lapsus!
Tu crónica bien merecería un espacio en las hojas de un libro de Delibes o algo así: es realmente castiza.
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