miércoles, 16 de mayo de 2007

¡Hablemos del minimalismo!

Por cortesía de mahn, al que su mujer llama mi novio, anteayer asistí a un concierto que ofrecía Michael Nyman con la Michael Nyman Band y la Orquesta Chekara de Tetuán. El concierto tenía dos partes, con descanso en medio -en España la cultura necesita descanso-, y además con el aliciente del estreno mundial de la obra "Upside-down violin". Ligeramente distorsionada, la cosa fue más o menos de la siguiente manera:

Fila 12, superguay porque así estamos cerca y vemos mejor al maestro del minimalismo. O sea, que todo muy bien. Empiezan con las obras más conocidas, fragmentos de bandas sonoras de películas de Greenaway. Todo así, con mucha fuerza. Muy fuerte, más que con mucha fuerza. Vamos, que mis tímpanos a punto estuvieron de eclosionar como los del Dr. Wentworth en aquella secuencia mítica de "High Anxiety". Pero bien, bonico, minimalista, repetitivo, pelín mareante a veces, pero es que el minimalismo es así: son tres notas, pero combinadas crean magia (como la "Balada para Adelina", de Richard Clayderman). Y más magia cuando están inspiradas -y cuando digo inspiradas quiero decir plagiadas- de autores como Purcell ("Chasing sheep is best left to shepherds") o Vivaldi ("Miranda"). Una pega importante: no tocó "La del Piano".

La segunda parte nunca fue buena. En lugar de la Michael Nyman Band aparecieron unos señores musulmanes, islamistas y/o islámicos que llevaban chilaba y gorrico. Tocaron una serie de piezas que intuí representaban el sentir de su pueblo, que es algo que siempre llama mucho. Michael Nyman no apareció. Las tonadillas que nos ofrecieron estaban a medio camino entre el canto de auroros y el flamenco, pero con más melismas y requiebros. Me aburrí autonómicamente.

Pero lo peor estaba aún por llegar. El estreno mundial. Sí, estreno mundial. Y mis huevos (con voz de Faemino). Salió la Michael Nyman Band y junto con los tetuaneses tocaron exactamente el mismo concierto que ofreció en la Expo'92, ¿os acordáis? La reacción del público murciano, compuesto en su mayoría por gente que pasaba por allí, fue la esperada: al segundo o tercer acorde minimalista ya había murmullos y sensación de incomodidad e indignación general. A la salida estábamos todos desconcertados, nuestras vidas carecían de sentido y Michael Nyman lo sabía. Se sentía culpable y la prueba es que no acudió a cenar con sus amigos a La Corra, donde por cierto ponen unos montaditos de lomo y queso fresco comparables en intensidad emotiva a cualquier pieza minimalista.


3 comentarios:

Nepomuk dijo...

Hombre...yo lo que menos me esperaba era encontrarme a curro en el enlace... sinceramente... ehem... ¿alguna otra pista sobre lo ocurrido? por que ya me ha intrigado el asunto murciano...

Ángel dijo...

No he encontrado casi nada interesante de Nyman en radioblogclub, así que no os he podido deleitar con esas tres notitas mágicas y combinadas que oí anteayer.

Estreno mundial, decía el programa de mano. Y era el mismico concierto de la Expo, que para colmo de todos los minimales, está grabado en "Michael Nyman: Live".

Fijaos en la pista 6, fijaos...

¿En quién confiaremos ahora?

Antonio Rentero dijo...

Eso os pasa por modernos y gafapasta.