Estaba yo aquí comiéndome unos nudos de hojaldre Bimbo cuando he pensado que os voy a narrar un poco, que hace ya tiempo que no os narro nada.
Como sabéis, ayer me fui a Aranjuez a oír la ópera "L'Orfeo", de Monteverdi. El plan era tan sencillo como suicida: Andrés y yo cantábamos una boda a las 12h, volvíamos a nuestras casas, nos quitábamos los uniformes no mutuamente y Eduardo nos recogía con su Golf y su prima Rosa. Emilcar iba siguiéndonos, con su amada Rocío y su nada fiable GPS. Llegamos a Aranjuez a las dieciocho treinta horas y nos encontramos con Marcos, nuestro enlace en Madrid. No haría justicia a la objetividad de la narración si omitiera que nos perdimos un poco y que comimos en la Venta del Olivo, donde se estaba celebrando una Primera Comunión donde la mayoría de los niños eran descendientes de Damien y se dedicaban a explotar globos junto a nuestras trompas de Eustaquio y de Falopio.
Nos tomamos unos cafés en un sitio que se llama "El Rincón de Godoy o cómo está el servicio", del Duque de Rivas. Los camareros nos llegaron a despreciar incluso al cobrarnos dieciséis cincuenta por tres cafés y cuatro cocacolas.
A mí, personalmente, el concierto me gustó. Al menos su primera parte. Ya conocéis el mito de Orfeo: Orfeo está enamorado de Euridice, que es picada y muerta por una serpiente; él baja al Hades tras dormir a Caronte y convencer a Plutón que le pone como única condición que no la mire hasta que salga; él la mira al segundo tres de tenerla detrás; ella desciende a los infiennnos de nuevo y a él se lo lleva el afeminado dios Apolo en su carro de fuego. (Ése es el mito hasta que mahn lo deconstruya y reinvente).
A mí me gustó. Los más puritanos le achacaban su puesta en escena minimalista, sin más decorado que un sofá y un vestuario cuyo mayor atrevimiento radicaba en la gabardina negra de Caronte. Me hirió un poco que en vez de órganos positivos hubiera dos clavinovas eléctricos y cutres, pero no estuvo mal. Dos últimas curiosidades:
- Andrés y yo nos enamoramos completamente de la chica que tocaba el violone, y así se lo hicimos saber. Al final del concierto nos acercamos a ella y Andrés le dijo, en este orden: "Congratulations!" y "we are completely in love with you". Yo añadí, "would you like making a photo with us?". Por sus primeros actos debió de entender que queríamos que ella nos hiciera una foto, pero al final se arregló todo y tenemos una foto con la chica del violone, nuestra nueva novia común.
- Justo después, nos encontramos los dos saliendo por la puerta de artistas porque ya se había ido todo el mundo. De repente nos vimos rodeados de algunos de nuestros idolillos musicales. Al ver a Mark Chambers, famoso contratenor que cantó un Mesías hace varios años con la Coral Universitaria de Murcia, me lancé hacia él y le conté nuestra historia. Preguntó por Emilcar y acabó exultando con nosotros y pagándonos unas cervezas en "El Rincón de Godoy o cómo está el servicio" del Duque de Rivas.
Llegué a mi casa a las tres y media de la madrugada, satisfecho y al borde de la apoplejía.
6 comentarios:
Tu supuesta novia en común con Eduardo no dejará de ser considerada un burdo farol hasta que no postees una foto mínimamente realista ;)
Si posteo una foto mínimamente realista sin permiso de Andrés es posible que éste me emascule a no demasiado tardar.
Gracias por la idea de la deconstrucción del mito. Ahora mismo me pongo manos a la obra. De momento, podríamos comenzar por situar la acción en Sierra Espuña, un agosto de 1845, con 41 grados a la sombra. Además, Orfeo podría ser ciego, así no se volvería para buscar el rostro de Euridice, a menos que fuera gilipollas (como en el mito original).
O en Sierra Morena, que ahí es donde deberían estar todos. Con el trabuco en la mano.
Canallas, que son unos canallas...
Aprovecho esta oportunidad que se me brinda para desmentir categóricamente que la orquesta usase clavinovas. Era manifiesto que ambos órganos eran de marca Roland, en concreto el modelo C-180 (600 libras esterlinas aprox. y descatalogado), diseñado a casico hecho para suplantar órganos renacentistas y barrocos en producciones de bajo presupuesto y menos ética.
Foto, foto, foto, foto, foto... Fdo. Un enamorado de la contrabajista morena de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia.
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