No sé cómo os voy a compensar por haber estado más de una semana sin escribiros mis habituales comentarios jocosos y chascarrillos baturros que tanto os alegran el día, la tarde y la noche. Las circunstancias, por desgracia, se han impuesto sobre la renta de las personas físicas.
De todas formas, compruebo que no se puede descuidar esto ni un solo momento. No han faltado quienes, como Paco, se han dedicado a farfullear y a difamar mi buen nombre. Las malas hierbas crecen rápidas en jardín poco cuidado, y a mí me ha salido este cardo borriquero que, además, pincha (dicho sea desde el respeto, el cariño y la veneración).
Al resto os veo bien, os noto bien cenados y limpios, como a mí me gusta. Pronto os contaré unas cosas tremendas.
Gracias por la espera.
2 comentarios:
Y tanto que pincho. Quince pinchazos (tremendos) recibió usted de la punta de mi fiel espada, por apenas catorce roces que recibí yo de su alfange.
Me alegro, en todo caso, de que se haya recuperado de las heridas. Nos vemos en esta su casa.
Dieciséis, para ser exactos. Y quince que se llevó usted con empleo de sucias artimañas que yo no hubiera dudado en usar de no ser porque mi connatural caballerosidad me lo impide.
Este viernes recibirá lo que merece. Retado queda.
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