sábado, 24 de febrero de 2007

Coffee break

Como aún no me he recuperado del todo de la semana de intensísima actividad emocional que llevo ni quiero que a partir de ahora este blog se convierta en la bitácora de mi paro, o en el plañiblog, me estoy dando un poco de tiempo antes de escribir más entradas.

Para todos aquellos que se interesan por mi estado de ánimo, hay marejadillas esporádicas, pero la tendencia general es a la calma que procede de la tormenta y precede a la normalidad. Nada por lo que preocuparse y mucho que hacer. O sea, bien.

Creo que hasta ahora nunca había recibido tantas y tales demostraciones de cariño. A veces me siento raro, como si me estuvieran hablando en sueños, a alguien que no termino de ser yo. Os lo agradezco mucho.

Y será mejor que no siga. Como sabéis, los únicos testimonios que soporto son los de "La hora chanante".

Gracias :-)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Ángel:
Lo único realmente grave que te ha pasado esta semana es que te he machacado en el duelo semanal que mantenemos en el campo del honor. Lo demás, créeme, no tiene importancia alguna. Ahora, los diez toques que te arreé. ¡Qué finura, hermano...!

Ángel dijo...

En cuanto dejes de usar tu técnica filibustera y estrambótica de girar la espada a modo de ventilador, no dudes que te daré lo que te mereces por derecho.

De todas formas, sin pruebas...

Anónimo dijo...

Muy apreciado Angel:

Acabo de leerme detenidamente el hilo "El triunfo de la miseria" y todos los comentarios al mismo. Los ánimos te los dí ya por teléfono, como mereces. Pero permíteme unos comentarios al hilo:

En primer lugar, es una gran bendición comprobar los grandes amigos que tienes. Solo eso es ya motivo para sonreir de por vida.

Sobre el título del hilo, "El triunfo de la miseria" a mi juicio no es correcto. Me explico. No creo que los que te han echado hayan "triunfado", más allá de triunfar ante sí mismos (por aquello de que el delirio te hace confundir la realidad, quizás puedan pensarlo).

La REALIDAD es muy otra. No han triunfado. Muy al contrario, se han hundido más todavía. Se han retratado más si cabe. Y, el victorioso, el que ha actuado siempre con honradez, decencia y elegancia -porque ahí está la victoria del hombre- eres tú, amigo Angel. No lo dudes. El título sería pues "El triunfo de Angel", que se libera de aquellos que le cortaban las alas para volar alto.

No tengo ninguna duda de que en un ambiente más afable, más normal, donde no existan las prácticas deleznables a las que te han sometido, trabajarás mucho más a gusto. Ya lo verás. Y podrás desplegar a lo largo y a lo ancho de tu nueva Universitas todo ese maravilloso potencial intelectual y humano que Dios te ha dado, para ser feliz tú, y para hacer muy felices a los demás. Con tu trato, con tus clases, con todo.

En fín, me tienes para todo lo que quieras, ya lo sabes. Ahora vamos a mirar al frente y que el polvo levantado por el acontecimiento de esta semana no te impida ilusionarte con el gran futuro que te espera y con el gran Hoy que vives ya.

Un fuerte abrazo,

George

Anónimo dijo...

Pequeño Ángel:

¡Yo también quiero un george como amigo! Sin ánimo de ofender a los demás, pero es que el suyo ha sido el último comentario que he leído, y claro, como la última impresión es la que cuenta... no, espera, ¿cómo era? Por tus amigos te conocerán, que decía... alguien... o no... No sé... ¡No, no, espera! ¿No era "quien a buen amigo se arrima, con riquísimo pastel de frutas se le mima"? Bueno, no estoy segura, y como no me gusta vanagloriarme de mi afasia parcial y sí me gusta desaparecer(me) de pronto haciendo "¡pop!", tan sólo resta una cosa por hacer...

¡Pop!


"Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos."

(ÍMPETU, Blas de Otero)

Muchos muchos abrazos. =)

Anónimo dijo...

Qué gente tan curiosa pulula por este blog.

Mucho ánimo para su creador.