lunes, 12 de febrero de 2007

12 de febrero

Al salir esta tarde a clase de esgrima he descubierto que ha llegado la primavera. Y no es sólo la temperatura, ni la ausencia de abrigos a la vista, ni los gorriones que han depositado sobre mi cabeza una tiara de jazmines mientras entonaban romanzas vienesas. En realidad no sé bien lo que ha sido, pero no me hubiese extrañado nada toparme al doblar la esquina con la cabecera de la procesión del Cristo de la Caridad.

Si os portáis mal, algún día contaré qué significa para mí la Semana Santa. Y tendré que mencionar a un gran personaje que aún no ha comparecido en mi blog.

5 comentarios:

emilcar dijo...

Anoche en el ensayo gregoriano comentábamos algo parecido: el ambiente y la temperatura de la tarde-noche que tanto nos recuerda a los días de la Semana Santa murciana. Algunos también esperaban encontrarse algún trono de camino al ensayo.

Franciscus Alonsus dijo...

La primavera la sangre altera, ya sabes. Pero no, aquí en Madrid todavía no es primavera. Yo aún diría más (como ese personaje de Tintín), aquí en Madrid seguimos en otoño.

Ernesto Castro dijo...

Pues yo que vivo en Madrid pensaba lo mismo que francis hasta hoy hacia eso de las 5 de la tarde. Estaba yo estudiando Historia cuando unos pajaros silbantes asomaron a mi ventana distrayendome momentaneamente del gélido mundo de la Revolución Rusa, y por un segundo pense en San Valentin, la primavera, el calor, la playa... aunque luego llegara una rafaga de viento helado que cerró la ventana de un golpe. De todas maneras aunque me estuviera helando los huesos sentía, en mi interior, que había llegado la primavera.

Ángel dijo...

¿Pensaste en San Valentín? ¿Y seguro que no es eso señal de que la Primavera ha empezado para ti este año con adelanto?

De lo que se entera uno...

;-)

Anónimo dijo...

Hasta hoy me he negado si quiera a tomar en consideración la posibilidad de que efectivamente la primavera había llegado. Pero ahora no me queda más remedio que rendirme ante la evidencia: llevo toda la mañana estornudando sin parar.
Sólo pueden ser dos cosas: O bien ha llegado la primavera o bien me estoy transmutando en uno de esos ambientadores Brise Soplo.
Rezo para que sea la primera, aunque estoy segura de que la segunda opción divertiría a muchos.