miércoles, 4 de agosto de 2010

Hurto con nocturnidad y brisa marina

Aquí me tenéis, infringiendo una vez más la legalidad vigente por vosotros, queridos, indignos merecedores de mis atenciones, mis parabienes y mis antropías. Esta vez, sentado en un duro banco de fría piedra, con el duro portátil de frío aluminio sobre mis duros muslos de fría epidermis, mientras os dedico estas ardientes palabras de cálidas intenciones. Y todo ello, en pleno ejercicio de mi derecho de hurto de megabytes ajenos, de un señor que ha bautizado Wireless a su red inalámbrica y se ha olvidado de protegerla contra blogueros bellos e ingeniosos.

Lo cierto es que si no fuera por la dureza y la frialdad de los elementos suprascriptos y de algunos otros que no menciono por economía lingüística, aquí se estaría incluso muy requetebién. Frente a mí tengo el Mar Menor -laguna salada, apéndice mediterráneo, enclave terceredista-, y corre una deliciosa brisilla que hace ondear mis ondulados bucles de cabellos dorados. Por faltar, falta un enchufe y algo de estabilidad en la red. Por sobrar, quizá esa pareja mixta que se hace arrumacos subacuáticos a escasos metros de distancia. No me malinterpretéis: no por moral, dada por ausente en estos parajes en los que el género humano no tiene nada de género ni de humano, sino por la vergüenza ajena y el arrebato que me provocan las muestras gratuitas de cursilería atroz.

Ahora que la pareja ha sido sustituida por un abuelo, su nieto y un caniche blanco e inquietante, os doy las cinco pinceladas sueltas de mi verano intensísimo y cumplo así con mi cometido: estoy leyendo más incluso de lo que me he propuesto, con grandes descubrimientos de los que os hablaré a la vuelta; descanso y trabajo en proporción armónica y áurea; de vez en cuando, riego mis redes sociales virtuales, postergadas estos últimos meses; contacto con algún semejante de aquellos a quienes no veo más que unos días al año y me recreo y deleito en conversaciones estupendas; y, sobre todo y en último lugar, el iPhone 4 que me compré el viernes pasado va de maravilla y, si os quedara algo de decencia, la malgastaríais envidiándome.

Disculpas solicitadas y concedidas por la prolongación excesiva de mis tres párrafos anteriores, únicos válidos a la hora del recuento. Gracias.

10 comentarios:

Alejandra dijo...

Yo vivo del hurto continuo a mis vecinos. Y tan feliz. Que digo, señor Ángel, que igual sería bueno que volviera ya a trabajar. Que le noto meláncolico.

Joselu dijo...

Siempre que ando por aquí me quedo con una sonrisa en la boca. Muchas gracias, de verdad. Y ojo con los cantos de sirena (perdona Alejandra)pero alarga todo lo que puedas las vacaciones. Son un estado de gracia. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Cuando terminé de leer el post no sé por qué pensé en: "La muerte en Venecia", de Thomas Mann. Ángel, ¿tú eres Thomas Mann?

Dori dijo...

Perdón me he equivocado de blog, el Ángel que yo conozco no tiene "buques de rubios cabellos" y sobre sus duros muslos prefiero no opinar.

Dori dijo...

Claro que tampoco tiene bucles....

Señor del Verano dijo...

Testificaré en su favor si hubiera que hacerse, defendiendo que el acto criminal que usted perpetró fue en defensa propia, que los fans le amenazamos con el magnicidio si no posteaba ya, que yo mismo le amenacé.

Espero que ahora pueda descansar más tranquilo.

Chelo dijo...

Es que ya tiene delito ponerle Wireless a la Wireless, tal ataque de obviedad se merece hurto y más. Un vecino de mis padres le tiene puesto "JodeTeFlanders" y la tiene protegida, claro... qué malo es el ser humano cuando quiere
Bueno chico, sigue disfrutando lo que te dejen y te de el bolsillo, Bss

Vilma Rillion dijo...

Flatulencias!

Ángel dijo...

Alejandra, como decía Abraham Lincoln: "La melancolía es patrimonio de los viejos, pero el corazón de los niños es puro".

Joselu, bienvenido a este mi humilde blog. Siento no poder visitar el tuyo ahora mismo, pero mi conexión es limitada y el señor de tu foto me da muchísimo miedo.

Álvaro, fui Thomas Mann durante un tiempo, pero era un contrato temporal y pagaban poco. Lo dejé en cuanto pude ser alguien con más sílabas.

Dori, tienes permiso para opinar. Ya me encargaré yo luego de borrar todo lo que escribas.

Sámer, estoy considerando la promesa que te hice. Creo que no sería capaz ni siquiera con sombrero y corbata. Espero que eso responda a tus preguntas.

Chelo, gracias por tu comprensión. A partir de ahora serás considerada oficialmente mi cómplice para todos los delitos que cometa.

Vilma, aerofagia.

Señor del Verano dijo...

Sí, entiendo que estás más preocupado por tener que aguantar de fiesta un día hasta que yo aguante que por el hurto de wifi. Veo que te inquieta ese compromiso que conmigo sellaste, en un momento loco, sin pensarlo dos veces. Veo que te arrepientes, que no sabías lo que te venía encima. Percibo tu preocupación.
Por todo ésto te libero de ese compromiso de manera indefinida, te libero... por ahora.

Espero que ahora sí puedas descansar más tranquilo.