jueves, 4 de octubre de 2007
Entrada nostálgica de día lluvioso
Hoy ha llovido mucho. No sé de qué color será la alerta, pero intuyo que tirando al rojo. Y además, por un dolorcillo de cabeza provocado por la tesis o una tesis provocada por un dolorcillo de cabeza -no lo sé aún-, he pasado todo el día en casa frente al ordenador, oyendo el repiqueteo de la lluvia contra las ventanas y mirando de vez en cuando el cielo nublado y el característico ambientillo de prisas y paraguas.
Y de pronto me he acordado de la infancia y del cole. No sé por qué, será porque en los ochenta llovía más.
He pensado en las botas de agua. El otro día vi a un crío en la panadería con botas de agua; pensaba yo que ya no existían. Las botas de agua y los charcos previstos para ser saltados, con los pantalones bien metidos por dentro no fueran a mojarse los calcetines. Recuerdo que yo era de los niños de clase B que siempre llamaban a los niños de clase A para ver si iban a llevar botas de agua y no hacer el ridículo.
- Oye, parece que va a llover, ¿te vas a llevar las botas de agua?
- No sé, ¿tú?
- ¿Sí?
- Venga.
- Pero seguro, ¿eh?
- Seguuuuuro.
Y luego llegabas a casa y merendabas galletas con mantequilla. No seguí al niño de las botas de agua hasta su casa para ver si merendaba o no galletas con mantequilla, así que no puedo garantizaros que sigan existiendo. Nosotros veíamos Los Caballeros del Zodíaco tan absortos que se nos acababan por blandear las galletas, que acababan hechas un amasijo en el fondo del vaso de leche con colacao, con la superficie llena de pompitas flotantes de mantequilla derretida.
Todo eso después de salir de clase por la tarde y justo antes de que empezaran los programas de vanguardia con que los programadores catalanes nos vacunaron a los niños de los ochenta contra varias tipologías de enfermedades psiquiátricas. Darwinismo puro y duro, porque muchos niños de clase C se quedaron en el camino. Recuerdo sobre todo El planeta imaginario, que daba un miedo que te morías.
Menos mal que existían las actividades extraescolares para liberar la tensión que acumulabas con tantas horas de tele experimental. Mis padres me matricularon a los cinco años en una academia de solfeo de la que salí nueve años después con nueve años más, las nociones básicas de solfeo para sobrevivir tras un naufragio, y un violín cuyas cuerdas sirven ahora de agarre para los columpios de alguna araña.
No se puede intentar abarcar en un post con el límite de la paciencia del lector todo lo que fueron aquellos años, pero tampoco es necesario. Cuando salga el sol se me volverán a ocurrir las tontunas de siempre.
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23 comentarios:
Me encanta viajar al pasado en dias com éste, y me gustaban las botas de agua, aunque siempre llegase empapado a casa porque me quedaba tirado en algun rincon de la calle jugando con mis muñecos.
El de la foto eres tú??? Ya tenías pinta de gafapasta, ajajajajaja. O de l típico niño que se quedaba leyendo un libro en un ático mientras un perro largo y blanco le llevaba a tirar macarras en las papeleras.
Vivan los ochenta!
Quizás la lluvia lleve algún tipo de sustancia que evoque recuerdos. A mi me pasa lo mismo, y, al igual que tú, hoy me he acordado de la infancia. De cuando merendaba en su casa y no parábamos de hablar de las series, o jugábamos con los muñecos. Qué bonito era ser pequeño...
Estás más guapo ahora, a pesar de ser un gafapasta ;-)
Yo el año pasado me compré unas botas de agua.. y no sabes lo feliz que voy cuando llueve, pisando los charcos como hace unos añitos..
Yo era de las que no dejaban las galletas dentro del vaso de leche, porque luego me daban grimita.
Y crecí en los noventa..
Diferencias que tiene que haber en todas partes!
Yo nunca tuve botas de agua. Ni mantequilla. Ni amigos. ¿No os doy pena? Decidme algo, plis.
Yo no tenía botas de agua, tenía; botas CATIUSKAS (bueno, nunca lo vi escrito, en mi imaginación se escribe así) llevaba una coleta muy larga, merendaba bollycaos y veía Barrio Sesamo, ahhh y mis padres me apuntaron a Ballet, aunque yo quería Karate.
VIVAN LAS ENTRADAS NOSTÁLGICAS!!!!
:)
Yo estaba deseando llevar botas, siempre. Adoro las botas, menos mal que ahora ya no llevo uniforme y no tengo que esperar a que llueva.
Y las galletas con mantequilla mojadas en colacao es una de las cosas más ricas del mundo (actualmente sustituyo la mantequilla por helado de vainilla y lo unto en el café con leche; es una leve variante causada por la madurez).
Besos.
Antes de que alguien me corrija lo hago yo que me tengo mas cariño, son botas KATIUSKAS
Gracias, Ángel, por traerme esos recuerdos de infancia.
SP
holaaaa!! soy vanesa de la sala!! jajaa,Esta muy gracioso tu block, ahh a mi tb me encantaban las botas de agua..la pena que yo no me las ponia mucho..., ahh los caballeros del zodiaco los puedes seguir viendo por las mañanas a eso de las 7:30 en cuatro...jajaja, en lo que respecta a las galletas con mantequilla?, no se yo de esas no comia.. era mas de BOLLICAOS!! Jajaja, Espero haberte sido de ayuda...Bss!!
¡La memoria no me fallaba! ¡Ahí está el famoso polo rojo con el que yo te recordaba cuando te vi en mi colegio con tu hermano! Qué mono estás :)
Uf! Si me pongo a recordar mis tardes, las botas de agua (recomiendo el monólogo de Piedrahita sobre las mismas), las meriendas a base de "empaste" (leche, colacao y un número elevado y par -manías mías- de galletas), las cosas que echaban en la tele, los deberes del colegio sin hacer, etecé, etecé.
Y que me ha encantado la foto!!!
Hugo, sí señor, el de la foto soy yo con unos veinte años menos, que se dice pronto. Mira qué pronto: veinte. ¿Ves?
Cvalda, supongo que visto con perspectiva, cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pero había que estar ahí, que no era nada fácil. Es como cuando te dicen que los mejores años son los de la Universidad... Buf...
Antonio Rentero, eso se lo dirá usted a todos.
Mini Mostaza, yo tampoco las meto dentro, mujer... Pero con la emoción de los combates a muerte me quedaba tan ensimismado que las galletas iban cayendo por mitades.
Patatitaalvapor, la mantequilla hay que ganársela. Siento tener que ser tan duro, pero decirte otra cosa sería engañarte.
Dori, mientras yo desgarraba el violín, mi hermano taekwondeaba como un loco. Te hubiera caído bien.
Tamaruca, yo he sido menos radical que tú. Lo único que he sustituido ha sido la mantequilla por margarina. Soy mucho más conservador.
Finbarrus, habrá más posts de estos, me temo. Aunque como tenga que esperar a que llueva aquí...
Vanessa, por fin has dado el paso de escribir en el blog. Ponte cómoda y relájate, que aquí se está muy bien, aunque esté la cosa muy mala.
Womahn, no es por aguarte la fiesta, pero me parece que era una rebeca. Aunque quizá, ahora que lo dices... Me alegro de que te guste la foto, porque me comenta mahn que no acabas de ver con buenos ojos la foto de su ojo.
Quería decir jersey, no polo. Me he dado cuenta después, reenviando la foto a mi hermana para que adivine... mahn no te ha reconocido, pero él no se reconoce ni a sí mismo en las fotos, así que no se lo tome a mal. Y no sé qué le habrá contado de que a mí no me gusta la foto de su ojo.
¿Tú también tocabas el violín? Yo tengop el mío en mi cuarto y mi madre se lo enseña a las visitas; les dice: "La niña, que era un prodigio de la armonía" (sí, claro).
El sueño de mi padre era tener una familia como los Von Trapp o en su defecto los Jackson 5 pero yo creo que el hecho de haber tenido una única hija ya era un hándicap importante a la hora de fundar un grupo. Maldita planificación familiar...
Es la historia de nuestra vida..... cuando llueve todavía me acuerdo de las meriendas de excelsos bocatas y un vaso ( con solo una cucharada que habia que ahorrar) de Nesquik mientras entraba intentaba que mis piernas coloradas como tomates del frio entraran en calor. Si , yo soy tan mayor que llevaba al cole pantalon corto hasta en invierno..... No cuento lo que dice de eso mi psicoanalista......
Superflicka sí, hija, sí. También tocaba el violín. Lo cual me da ideas para una de mis próximas entradas :^)
Bosco, y eso que omití las meriendas de cumpleaños, con esos sándwiches cortados en triángulo isósceles y tarta de galletas con chocolate... Es demasiada infancia para un solo post.
Dios, qué monada. Eres (o eras, yo qué sé) GUAPÍSIMO.
Y sí, aquellos maravillosos años... Barrio Sésamo, Candy Candy los domingos, etc. Yo no comía mantequilla porque mi madre no era nada amiga de esas cosas... pero sí tomaba colacao... yo le llamaba (y le llamo) CACÓ. Qué bonito.
Cuando la gente ve esa foto, la reacción suele ser la misma que la tuya. Y acto seguido, añaden: "¡madre mía, cómo has cambiado!".
En realidad no has cambiado tanto, si te pintas barba y bigote verás que eres igualito.
Pero... ¿y los rizos? ¿de dónde han salido tus repentinos rizos?
¿Para qué me quiero pintar barba y bigote, si ya tengo? No sé...
El nacimiento de mis rizos craneales es un tema demasiado delicado para tratarlo en público. Un día de estos te llamo y te lo cuento con la calma que requiere.
Veo que también conservas ese humor de niño de Clase B... ¡qué ricura!
Hola Ángel! que hace siglos que no se te ve por mi blog, se te echa de menos, que lo sepas! Por cierto, qué cara de pillo que tenías de enano!
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