martes, 29 de marzo de 2011

El cuarto sentido

El piso en el que he estado viviendo durante casi quince días tenía algunas ventajas: básica y exclusivamente, la puerta daba a la calle y no a un charco de magma incandescente. También contaba con algún inconveniente: el suelo siempre estaba sucio u olía mal (cfr. entrada anterior); era de dos plantas unidas por una escalera casi vertical; no había nexo posible entre mi voluntad y la de mi sistema de calefacción; el congelador tenía polvo (congelado); y olía peor que cualquier cosa que hayáis olido o que, en general, huela.

Hoy, tras exigir mis derechos de ciudadano belga que paga sus impuestos y entre cuyas aspiraciones no figura amanecer un día sin demasiado pulso, me han comunicado que intentarían proporcionarme un nuevo apartamento. Al rato, han mandado unos técnicos a casa, que no han encontrado nada serio. Al (segundo) rato, han llamado a administración para comunicar que había explotado hace días una tubería de agua, la misma agua que se estaba estancando, adquiriendo tonalidades otoñales y desprendiendo unos efluvios que, merced al conducto de ventilación, llegaban convenientemente a mi apartamento.

Seguramente, el nuevo piso tendrá alguna desventaja, pero sinceramente, por ahora no se la huelo.

9 comentarios:

ikakiko dijo...

Bueno, no te preocupes, seguró surgirá alguna, ya verás es cuestión de eso que llaman tiempo. A mi me costó unos días apreciar el amarillento color del agua del grifo en mi piso, la mancha de remolacha en el frigorífico, la mancha negra en el parqué (donde otrora se halló la cestita del perrito), el desconchado húmedo en el mueble de parqué (brillante idea la de la hija de la dueña poner una maceta y regarla en un estante de pladur) y por supuesto, en última lugar, la desfachatez de la dueña/arrendadora que es que más se tarda en apreciar habitualmente, pero bueno, yendo al grano que me alegro que finalmente te hayan cambiado de piso, que no me gusta irme por las ramas...hablando de ramas, el otro día compré canela en rama y ...

Alejandra dijo...

Me está usted tocando un tema muy delicado. Y es que llevo la friolera de casi veinte años de alquileres estudiantiles y menos estudiantiles y a mí se me saltan las lágrimas con esto que usted cuenta. Hasta que no le salgan cucarachas debajo de la almohada de las que saben idiomas, tienen vida propia y conducen, no me hará llorar lágrimas de sangre. Pero es un tema doloroso. Se lo aseguro.

Ángel dijo...

Ikakiko, pues espero que surjan pronto, porque yo no puedo vivir mucho tiempo en una casa sin inconvenientes de cierta gravedad. La última frase de tu comentario, por cierto, me ha trasladado automáticamente a los tebeos de Mortadelo y Filemón.

Alejandra, no era mi intención tocarle ningún tema doloroso. Luego, para compensar, le tocaré un tema gozoso.

Eglantino dijo...

Haces muy bien en mudarte, Ángel. Las mujeres son muy sensibles a los olores en los momentos previos a los encuntros sexuales y con peste a agua putrefacta no habría sido fácil convencer a ninguna belga para que subiera a tu apartamento. Ahora sí que te vas a poner morao.

PD. Nos vamos a comer un bocata de lomo a tu salud ahora mismo. Ea.

Unknown dijo...

¿Seguro que distingues los distintos olores belgas?
Al igual esos olores provienen de una belga octogenaria en celo que, abriendo la ventana trata de asegurarse que el mensaje te llegue directamente a la pituitaria.
Pero, lo sé, los malos olores frenan la líbido de manera tal, que se han dado casos de hombres que escriben en un blog para mitigar esos efectos tan perniciosos para la salud.

Unknown dijo...

¡Ah! Se me olvidaba decirte que esperando que los montaditos de lomos huelan bien, nos disponemos a comérnoslos a tu salud.

Ángel dijo...

Eglantino, Manuel, esta mañana fui a la Comisaría y, enérgicamente, solicité la extradición de la señora Concha y el señor Jesús. Dicen que van a comenzar los procedimientos y que es probable que pronto exista La Comarque belga. Me ha llevado casi dos semanas, pero si algo me ha enseñado el mal olor de mi antiguo apartamento es el valor de la perseverancia.

(Eso sí, el señor Jesús, tal y como está aquí el tiempo, se va a hinchar a hacer migas.)

ace76 dijo...

Esto me trae recuerdos de cierto apartamento londinense en el que estuve algunos días en el pasado invierno... ¿Han aparecido ya los ratones triscando en la cocina?

Anónimo dijo...

Sólo hacer constar que te huelo de cerca, eh! Y de lejos también...