domingo, 12 de diciembre de 2010

Culpad a Toledo

A Toledo, la ciudad que me ha acogido en sus senos generosos durante el pasado puente de la Maculada Constitución, dejándome maltrecho, malherido y malhadado. Ha sido un road-trip lúdico, artístico, litúrgico y gastronómico.

Lúdico, porque se trataba de festejar que José Miguel pronto devendrá padre de familia, y no podrá salir con el grupúsculo de amigos a subir y bajar cuestas toledanas ni pertenecientes a otras ciudades españolas hasta que su hijo alcance la plena capacidad de obrar. Y como las despedidas de soltero vulgares nos resultan vulgares, nos decidimos por un plan tranquilo que nos permitiera emitir leves quejidos de anciano cada vez que nos sentáramos sobre superficies horizontales.

Artístico, porque hemos visto la Catedral, la iglesia de Santo Tomé, de San Juan de los Reyes, de El Salvador, el monasterio de Uclés y hasta el mismísimo Alcázar de Toledo, ubicación del Museo del Ejército y de su exposición sobre guerras, pistolas, uniformes, espadas, cañones y demás parafernalia bélica. Lo mejor, los comentarios de la gente y un traje original de Don José Canalejas que hizo que salivara abundantemente (yo, no Don José). Además, me declaro oficialmente enamorado de "El entierro del Señor de Orgaz", y anhelo la promulgación de una ley que apruebe los matrimonios entre humanos y cuadros de El Greco.

Litúrgico, porque el domingo oímos misa conventual de rito mozárabe a las diez de la mañana. Toda en latín, cantada y pretridentina. Así sí.

Y gastronómico, porque comimos a todas horas alimentos que nos proporcionaban la energía necesaria, que no suficiente, para escalar las calles de Toledo. Para esto último, nada mejor que un buen racimo de croquetas de carne de ciervo para alternar con la ingesta desmesurada de mazapanes.

El próximo post tratará sobre cómo augurar un estado de alarma sin salir de tu municipio.

7 comentarios:

Chexpirit dijo...

Casi pierdo el hilo por lo hilarante de tu relato. Yo también vi al Conde de Orgaz y me gustó porque es un cuadro muy grande en dimensiones y eso lo hace mejor cuadro porque lleva mucho trabajo y colorear a todos esos señores es muy dificil.

Dori dijo...

Cuando tenía 6 años (es importante recalcar la edad 6!) hice unas amigas toledanas que me dijeron, ante la perspectiva de un viaje a Toledo con mis padres, que una de las cosas más bonitas de Toledo era "El entierro del conde Orgaz" y que tenía que verlo.
En mi cabeza resonó el sábado de celebración que tenemos los murcianos después del bando y contesté; Vale, pero qué día es porque no sé si ese día estaremos.

Ángel dijo...

Chexpirit, también nos hubiera gustado ver "Las hilarantes", de Velázquez, pero no pudimos porque estaban completas.

Dori, lo importante es que esto que cuentas fue hace seis años pero, como bien dices, podría haber sucedido hoy.

Dori dijo...

Bufff, con los 12 años que me has dado he vuelto a la adolescencia y no me apetece nada volver a ella y estudiar los ríos y la geografía de España, las derivadas.... quite, quite.

Antonio Rentero dijo...

Estoy con el gran Chexpirit en lo hilarante (un poco más de lo habitual) de tu crónica.

Algún día te meteré en el inescamoteable fregao de protagonizar un programa televisivo en el que narres descacharrantemente viajes desconcertantes a lugares inopilantes. Avisao quedas.

Y en cualquier caso, donde esté el rito pretridentino que se quiten estas moderneces postconciliares.

Paul Spleen dijo...

Pues yo voy a romper una lanza por los mozárabes. A ser posible, en la cabeza de uno. Ya está bien de decir que qué bonito es lo mozárabe. Es decir mozárabe y pensar todos: bonico. Pues no, no señor.

José Miguel dijo...

¿Plan tranquilo? Eso será porque no has hablado del camarero del domingo por la noche...

Gracias por un finde inolvidable.