domingo, 31 de diciembre de 2006
Ingratitud
No me gustan los resúmenes informativos de fin de año. Los presentadores siempre usan rodeos y evasivas cuando hablan de mí.
Conjugaciones del este
Por mucho que se empeñen sus partidarios, Rumanía siempre será un país en pretérito imperfecto.
De formaciones musicales
Cuando era niño me preguntaba por qué la gente usaba las breves pausas entre los movimientos y piezas de los conciertos para toser, carraspear, y dar a la sala un aspecto de hospital para tuberculosos pudientes.
Por supuesto, la cuestión sigue abierta y aún nadie ha sabido responderme.
¿Vosotros lo sabéis?
Por supuesto, la cuestión sigue abierta y aún nadie ha sabido responderme.
¿Vosotros lo sabéis?
viernes, 29 de diciembre de 2006
No (ha) lugar
Muchas son las cosas que podrían decirse de Miguel Ángel Hernández Navarro. Para mí es un compañero, un artista, un amigo. Pero ante todo, si tuviera que destacar una de todas esas cualidades que lo hacen tan especial para mí y para los miembros del Foro Taurino Cultural de Cartagena y Comarca, me quedaría con su dinero. Y con el de su mujer. Y con el de toda su familia. Suele ser la cualidad que más admiro de la gente. El dinero.
No estaría escribiendo sobre Miguel Ángel si no fuera porque ayer estuve con él en su casa hasta las tres de la madrugada. Se había quedado solo y me llamó. Necesitaba de mi presencia para hacer algo que no hubiera podido llevar a cabo sin mí. Algo de lo que, aun hoy, me avergüenzo. Algo que espero que jamás nadie descubra, porque el oprobio caería sobre mí y sobre mi presunta estirpe en línea recta hasta el cuarto grado. Hicimos un blog.
En el momento en que escribo esto, contiene una sola entrada. Una sola y miserable entrada. Decía Chesterton que "el optimista es el que piensa que todo está bien excepto el pesimista", y "el pesimista el que piensa que todo está mal excepto él mismo". Miguel Ángel ni siquiera piensa que él mismo esté bien. Es inclasificable o, por decirlo de otro modo, inclasificable.
Desde aquí, le deseo larga vida a su nuevo espacio. Ilústranos y lústranos con tus deconstrucciones.
Bienvenido a la blogosfera, mahn.
No estaría escribiendo sobre Miguel Ángel si no fuera porque ayer estuve con él en su casa hasta las tres de la madrugada. Se había quedado solo y me llamó. Necesitaba de mi presencia para hacer algo que no hubiera podido llevar a cabo sin mí. Algo de lo que, aun hoy, me avergüenzo. Algo que espero que jamás nadie descubra, porque el oprobio caería sobre mí y sobre mi presunta estirpe en línea recta hasta el cuarto grado. Hicimos un blog.
En el momento en que escribo esto, contiene una sola entrada. Una sola y miserable entrada. Decía Chesterton que "el optimista es el que piensa que todo está bien excepto el pesimista", y "el pesimista el que piensa que todo está mal excepto él mismo". Miguel Ángel ni siquiera piensa que él mismo esté bien. Es inclasificable o, por decirlo de otro modo, inclasificable.
Desde aquí, le deseo larga vida a su nuevo espacio. Ilústranos y lústranos con tus deconstrucciones.
Bienvenido a la blogosfera, mahn.
miércoles, 27 de diciembre de 2006
viernes, 22 de diciembre de 2006
Navidad
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