domingo, 31 de diciembre de 2006

Año nuevo

Os deseo a todos, de corazón, un año 2007 imperceptiblemente menos feliz que el mío.

Ingratitud

No me gustan los resúmenes informativos de fin de año. Los presentadores siempre usan rodeos y evasivas cuando hablan de mí.

Conjugaciones del este

Por mucho que se empeñen sus partidarios, Rumanía siempre será un país en pretérito imperfecto.

De formaciones musicales

Cuando era niño me preguntaba por qué la gente usaba las breves pausas entre los movimientos y piezas de los conciertos para toser, carraspear, y dar a la sala un aspecto de hospital para tuberculosos pudientes.

Por supuesto, la cuestión sigue abierta y aún nadie ha sabido responderme.

¿Vosotros lo sabéis?

Esto no es lo que parece

Hoy, por ser el último día del año, no escribiré nada en mi blog.

viernes, 29 de diciembre de 2006

No (ha) lugar

Muchas son las cosas que podrían decirse de Miguel Ángel Hernández Navarro. Para mí es un compañero, un artista, un amigo. Pero ante todo, si tuviera que destacar una de todas esas cualidades que lo hacen tan especial para mí y para los miembros del Foro Taurino Cultural de Cartagena y Comarca, me quedaría con su dinero. Y con el de su mujer. Y con el de toda su familia. Suele ser la cualidad que más admiro de la gente. El dinero.

No estaría escribiendo sobre Miguel Ángel si no fuera porque ayer estuve con él en su casa hasta las tres de la madrugada. Se había quedado solo y me llamó. Necesitaba de mi presencia para hacer algo que no hubiera podido llevar a cabo sin mí. Algo de lo que, aun hoy, me avergüenzo. Algo que espero que jamás nadie descubra, porque el oprobio caería sobre mí y sobre mi presunta estirpe en línea recta hasta el cuarto grado. Hicimos un blog.

En el momento en que escribo esto, contiene una sola entrada. Una sola y miserable entrada. Decía Chesterton que "el optimista es el que piensa que todo está bien excepto el pesimista", y "el pesimista el que piensa que todo está mal excepto él mismo". Miguel Ángel ni siquiera piensa que él mismo esté bien. Es inclasificable o, por decirlo de otro modo, inclasificable.

Desde aquí, le deseo larga vida a su nuevo espacio. Ilústranos y lústranos con tus deconstrucciones.

Bienvenido a la blogosfera, mahn.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Sin respuesta

¿Es posible añorar precisamente aquello que nuestra memoria no alcanza a recordar?

viernes, 22 de diciembre de 2006

Navidad


Queridos:

Ojalá este año aprendamos a hacer nuestros los proyectos de Dios, que, a fin de cuentas, son los únicos que siempre salen adelante.

Feliz Navidad :^)