martes, 15 de junio de 2010

En época de exámenes

Aprovecho que pasado mañana examino a mis alumnos de Derecho Constitucional II para rememorar en este post un dos por ciento de esa época de mi vida que, según la opinión de los expertos, es la mejor de todas, y que, en el caso del que suscribe, fue un cúmulo innecesario de clases, exámenes, nervios, acné y grasas polisaturadas.

Como sabéis, en la Universidad hay dos tipos de estudiantes: los fuertes y los gilís. Me temo que yo era un gilí, si bien es cierto que nunca llevé tirantes ni presidí el club de ajedrez de la Facultad. Tampoco era de los que, en otro de los extremos opuestos, se empeñaban en acabar la carrera a los ciento ocho años mediante las dos únicas fórmulas que existen a tal fin: la dedicación a la política universitaria y la pertenencia a bandas universitarias de naturaleza armada, vulgo tuna (del inglés, "atún"). Me dedicaba a ir a clase, a estudiar como un cosaco del averno y a desayunar empanadillas con ensaladilla, como todo estudiante de Derecho esforzado y ejemplar.

Corrían otros tiempos, desde luego, y los universitarios no podíamos permitirnos asignaturas optativas, ni libres configuraciones, ni becas erasmus ni condimentos de tal ralea con los que pudiera disiparse el rigor que nos exigían unos señores circunspectos con amplias barbas y bigotes que usaban levitas, chisteras y bastones con empuñadura de ámbar. Gracias a ellos y a las empanadillas con ensaladilla se gestó una generación de estadistas, próceres y líderes natos.

Somos nosotros los que, precisamente por haber nacido en 1978, tenemos la costumbre de examinar de Derecho Constitucional a nuestros alumnos cada 17 de junio.



12 comentarios:

J.Abenza dijo...

Yo me dediqué a la política universitaria -entiéndase como tal la Junta de Facultad, la Comisión de Calidad y la elaboración del Plan de Grado de Medicina- y acabé en los seis años de rigor. Bueno, a decir verdad tardé un cuatrimestre más porque quise asegurarme un sobresaliente en una asignatura "de las gordas" y porque el Plan de Grado se votaba en enero, y así podía irme con la certeza de que incluían a la Medicina de Familia (mi actual especialidad) como asignatura obligatoria.

¿Soy la excepción que confirma la regla? Espero que no. Es más, ahí tienes a Germán Teruel (Derecho) y a José Miguel Gómez (Medicina), autores de In puris naturalibus; ellos también se dedicaron a estos menesteres y ello no ha sido óbice para llegar a ser hombres de gran provecho. Y de gran utilidad.

saludos ;)

Ángel dijo...

Quizá las generaciones venideras lleguen más preparadas que las caducas.

O quizá seáis la excepción.

O quizá tengas ciento ocho años.

Nunca lo sabremos, me temo.

Y gracias por descubrirme In puris naturalibus. ¡A Google Reader directo!

Nils dijo...

1978, the best year!

Bolita Nabokov dijo...

Y por qué no presidiste el club de ajedrez de la Facultad???

Y por qué los carteles en el video de Homer están como en espejo???

Ángel dijo...

Nils, di que sí: yo, tú, la Constitución... (en ese orden).

Bolita, lo del efecto espejo no sé a qué se debe, pero los únicos vídeos que la FOX permite (o no detecta) de Los Simpsons y Futurama, están colgados así o grabados directamente de la tele con un móvil Alcatel. ¿Por qué? ¿Por qué no presidí el club de ajedrez de la Facultad?

MEG dijo...

Recuerdo que no llevabas tirantes, pero sí una camisa igual que la de nuestro catedrático de Dº Procesal...

Y eras de los que se sentaban en la primera fila...

Y no sigo hablando, pero tengo anécdotas para contar y no parar.

Anónimo dijo...

A mí nunca se me dió muy bien eso de estudiar y forjarme un futuro (por eso ahora, casi a mis treinta, estoy estudiando pa una Licenciatura en Administración Pública pa trabajar con altura en la Administración Pública (perdon ad redundantia), cosa que odio (la de mi país, Argentina, la tierra de Messi, que hoy en día no tenemos nada más)).

Cuando estudiaba Derecho, en mis años mozos e ingenuos, recuerdo que los estratos sociales universitarios en mi centro educacional estaban dados en función de la fórmula "dinero-apellido-influencias". Habían dos clases socio-estudiantiles, a las cuales en ese tiempo llamé: patricios y plebeyos, claro está, desde mi resentida posición plebeyesca. No está de mas decir que los llamados gilís pertenecíana al patriciado en la abrumadora totalidad de los casos (no que todos los patricios lo eran, sino que los que sí lo eran...bueno, eran de pura sangre y cascos fuertes (¡¿?!)).

ace76 dijo...

Pues yo soy del 76, era una mezcla de gilí y popular, y sí que tuve tiempo para hacer optativas y asignaturas de libre configuración apasionantes (Movimientos Artísticos Contemporáneos I y II, Historia y Cultura Vascas, Literatura Francesa del Medievo...). Claro, que las malas lenguas dicen que mi carrera era más bien un cursillo.

Anónimo dijo...

Por Alusiones:
¡Doctor Cosaco del Averno, supongo! Encantado de Saludarle. Cuan gratificante me resulta encontrarle. Paisano (por lo del Averno), rival y amigo. Reciba un cordial saludo. Aunque los prefiera en Navidad. Los cordiales. JAJAJA. Es lo qué, cuando exámenes. Un abrazo.

Ángel dijo...

MEG, ¿cómo podría comprar tu silencio? (dame opciones que no incluyan tu muerte violenta en extrañas circunstancias).

Patricio Álvaro, y Liniers. Que te dejas a Liniers.

Ace, así es. Porque tú estudiaste... Publicidad, ¿no?

Zurdo, sabía que nombrarte y aparecerte sería todo uno. Dejaste la esgrima inesperadamente, pero sigues siendo previsible.

Dori dijo...

Yo tampoco era ni fuerte, ni gili, me tocaba mis empanadillas con ensaladilla (compartidas con Varón) y luego me iba a la escuela de idiomas a continuar mis estudios a medio día.
Lamento no habernos conocido antes, me hubieras adentrado en los mundos del derecho, tu qué ya serías un hombre experimentado mientras yo me iniciaba

MEG dijo...

Casi todas las anécdotas estarían impregnadas de tu gran sentido de la responsabilidad ante todo. Y, claro, eso tampoco es tan malo en esa profesión que has elegido.

No te preocupes, que no hay temor a que cuente nada deshonroso.