lunes, 17 de octubre de 2011

Mi arquitecta

Mi arquitecta tiene el pelo largo y come grandes bocadillos de pechuga de pollo encebollada. A mi arquitecta, sabed, le gustan los diseños berlineses y siempre lleva una cámara de fotos escondida en algún sitio. Si dejas que mi arquitecta entre en tu casa, sacará su cámara y empezará dale que te pego a hacer unas fotos tremendas que luego pintarrajea con un rotring cuando nadie la mira.

Mi arquitecta, sabed, ama los recibidores por encima de todas las cosas. Si quieres ganarte su corazón, sólo tienes que compartir su desmedido gusto por los grandes recibidores con independencia de su color, raza, sexo o condición social. Ella misma tiene ocho recibidores, a los que alimenta con saltamontes y miel silvestre, y canta bellas tonadillas para que duerman cuando fuera hay tormenta.

Mi arquitecta separa espacios de una forma que vuestra arquitecta consideraría procaz. Mi arquitecta, sabed, separa espacios con enormes persianas de garaje, de esas antiguas con unos palitos horizontales abajo que sirven para que la gente se agarre como es debido. Así es mi arquitecta. Sólo algunas veces se confunde y piensa que las casas son todas de ciento cincuenta millones de metros cuadrados, pero se lo perdonamos porque a mi arquitecta, sabed, se le perdona todo.

2 comentarios:

Orejera dijo...

Me gusta el ritmo.

Cogiver dijo...

Enternecedora imagen la de los saltamontes y la miel y la tormenta, se me ablanda el corasonsito.