martes, 21 de noviembre de 2006

Testimonio reflexivo

Esta tarde he visto a mi monitor de gimnasio un tanto desmejorado e ictérico. Según me dice está incubando un virus gástrico. Para evitar contagios la sesión ha transcurrido entre intentos suyos de acercamiento e imperceptibles estrategias evasivas de mi parte. Confío en que no haya notado demasiado los golpes que le he ido dando con un atizador de chimeneas cada vez que percibía inferior al adecuado el espacio que nos separaba.

No obstante, estoy empezando a notar síntomas de botulismo y síndrome premenstrual.

Recordatorio para futuro ensayo: ¿Es la hipocondria compatible con la caridad? De ser así, ¿cómo hacer para guardar varias manzanas de distancia preventiva llegado el caso?

4 comentarios:

Paco Giménez dijo...

Que sepa usted, joven, que puede usted dormir tranquilo, que hizo usted muy bien, que a Cristo también le cargaban los leprosos...

Leo García-Jiménez dijo...

jajajaja, pero cobachus esto sí que es un blog!!!

Muy bueno, entrearé de tanto en tanto para reírme un rato (rima y todo), que est ehumor sí que me hace gracia ;-)

Cuídate, un abrazo,

Ángel dijo...

No me puedo creer que te este humor sí que te haga gracia, Leonardus... ¿estás segura? A ver si has leído mal... ;^)

Don Francisco, si empezamos a ponernos así le voy yo a mentar a Adam Smith y le consta que en el campo de honor llevo yo la ventaja. Cuando sienta tentación de provocar, recuerde su amoratado pezón derecho y rectifique la intención.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Hasta aquí hemos llegado, don Ángel. Esta tarde nos vemos en el campo del honor. Así que, ya de perdidos, que conste que Cristo, en efecto se portó feísimo con los leprosos. Y que peor me parece lo uqe le hizo a los pobres mercaderes que regentaban sus negocios en el Templo. ¿Qué se puede esperar de un líder espiritual que se manifiesta con semejante violencia en contra del comericio? Es la guerra, don Ángel.