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En Murcia, las vacaciones no se acaban cuando empieza la Pascua, ¡qué va! Hay fiestas para seguir. Siempre y cuando, claro, el concepto que se tenga de fiesta sea tan amplio como para englobar una sesión de reparto de doce mil pasteles de carne en plaza pública.
Algo así, que podría resultar grotesco en cualquier sociedad terrestre, y en general cualquier otra práctica contraria al orden natural de las cosas, puede llegar a aparecérsenos como costumbre cortesana versallesca si el día antes se celebra el Bando de la Huerta y el sábado siguiente, el Entierro de la Sardina. Por partes.
El Bando de la Huerta, día de conmemoración de la murciandad y del espíritu morconero, ha devenido con el paso de los años y la derogación de la ley seca, en una jornada consistente en el consumo hortera de alcoholes, trajes regionales y sustancias estupefacientes, tóxicas y psicotrópicas, bajo la vidriosa mirada de coleguis ebrios y la vista gorda de autoridades civiles y militares. Este año no he podido sustraerme geográficamente al Día de la B12, pero cerré a cal y canto mis ventanas de sucedáneo de PVC y adelanté en unas pocas horas el trabajo que tenía previsto para toda la semana.
El Entierro de la Sardina, por su parte, es el día en que Murcia pretende convertirse en Río de Janeiro y termina convirtiéndose en el cuarto círculo del averno, pero con purpurina y regalos cutres. El gran acto es un desfile, el mismo sábado, cuyo mayor atractivo radica en salir indemne de una marabunta humana que se despedazaría, llegado el caso, por conseguir un balón de plástico. La cosa tiene su gracia porque, el día siguiente, todos los periódicos sacan la correspondiente foto de un nonagenario mordiéndole un pezón a unas señoras presuntamente brasileñas que habilitan anualmente a tal efecto.
Yo, mientras tanto, en mi cubículo, sigo con mi vida, riego mi curriculum y veo Lost con la misma fruición de los nonagenarios suprascriptos.
En Murcia, las vacaciones no se acaban cuando empieza la Pascua, ¡qué va! Hay fiestas para seguir. Siempre y cuando, claro, el concepto que se tenga de fiesta sea tan amplio como para englobar una sesión de reparto de doce mil pasteles de carne en plaza pública.
Algo así, que podría resultar grotesco en cualquier sociedad terrestre, y en general cualquier otra práctica contraria al orden natural de las cosas, puede llegar a aparecérsenos como costumbre cortesana versallesca si el día antes se celebra el Bando de la Huerta y el sábado siguiente, el Entierro de la Sardina. Por partes.
El Bando de la Huerta, día de conmemoración de la murciandad y del espíritu morconero, ha devenido con el paso de los años y la derogación de la ley seca, en una jornada consistente en el consumo hortera de alcoholes, trajes regionales y sustancias estupefacientes, tóxicas y psicotrópicas, bajo la vidriosa mirada de coleguis ebrios y la vista gorda de autoridades civiles y militares. Este año no he podido sustraerme geográficamente al Día de la B12, pero cerré a cal y canto mis ventanas de sucedáneo de PVC y adelanté en unas pocas horas el trabajo que tenía previsto para toda la semana.
El Entierro de la Sardina, por su parte, es el día en que Murcia pretende convertirse en Río de Janeiro y termina convirtiéndose en el cuarto círculo del averno, pero con purpurina y regalos cutres. El gran acto es un desfile, el mismo sábado, cuyo mayor atractivo radica en salir indemne de una marabunta humana que se despedazaría, llegado el caso, por conseguir un balón de plástico. La cosa tiene su gracia porque, el día siguiente, todos los periódicos sacan la correspondiente foto de un nonagenario mordiéndole un pezón a unas señoras presuntamente brasileñas que habilitan anualmente a tal efecto.
Yo, mientras tanto, en mi cubículo, sigo con mi vida, riego mi curriculum y veo Lost con la misma fruición de los nonagenarios suprascriptos.
14 comentarios:
Denoto cierto tono irónico en tu post y sagazmente soy capaz de detectar un cierto desagrado por estas inocentes fiestas populares.
A mi, mientras no me "arregomiten" encima me da igual que la gente se intoxique con lo que más a mano les venga. Ahora, lo que me parece poco menos que una herejía es lo del Entierro de la Sardina. Coño, de toda toda la vida tal cosa ha sido el final del carnaval, o sea el Miércoles de Ceniza. Empezáis celebrnado las fiestas cuando os da la gana y acabaréis declarandoos cantón independiente como los vecinos, y sino al tiempo.
Ya querrías tú hincarle el diente a un balón de plástico o echarle la mano a un pecho de brasileira carnavalesca... o viceversa... o vicetiple incluso.
Gesualdo, bien detectado. Si algún día nos visitas, descubrirás cómo de poco inocentes pueden ser unas fiestas populares que acaban siempre siendo fiestas copulares.
Renter, o hincarle el diente a un pecho de brasileña y echarle la mano a un balón de plástico.
pues cómo debe ser el desfile del orgullo gay en Murcia si con nada ya está todo el mundo en la calle!
En fin, Murcia... qué hermosa eres!
Y mi abuela insiste en que los Carnavales de Aguilas son Fiesta Turística de Interés Nacional, lo sepas.
Hace unos años, cuando una desconocía todo de la región murciana, vi en la tele lo de la Sardina. Cuando me tocó al poco tiempo opositar en la bella ciudad de Murcia tuve a bien informarme previamente sobre el calendario de las fiestas (que pensé que regían por algún calendario azteca o así) porque, aunque no tiene una las hechuras de las mulatonas, le tiene cierto aprecio a sus pezones. Conviene informarse antes de viajar acerca de las costumbres de los aborígenes. Lástima que lo del mordisco fuera promesa a alguna Virgen local.
Besos.
Nils, pues me parece que no hay, pero vamos, que si quieres te lo miro.
Ace, bueno, pero es que los de Águilas... Qué te voy a decir yo.
Alejandra, ¿oposiciones en Murcia? ¿Y había prueba oral de desfiles?
Y luego dices que no eres un dandy...
Sí sí, pero en la entrada anterior, donde apareces nombrado con primer y segundo nombre, ni chistar.
Si es que...
Touché. Diré en mi defensa que la emoción que me embargaba me impedía escribir nada.
Había prueba oral, señor Ángel, la había. Pero a partir de aquí, cobro por hacer declaraciones.
¿Y tú no sales a hacer fotos? Todo ser que se precie tiene que tener un álbum de fotos frikies de su pueblo, hombrepordiosya.
¿Puedes repetir las fechas para no campar por allí en dichos días?
Beso!
Me enclaustro. Al menos estos últimos años. O huyo despavorido hacia zonas despobladas.
No vengas el martes ni el sábado de Pascua.
He tomado nota. Gracias.
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