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Descubro que un amigo se está convirtiendo en fanático de uno de los libros de cuya mano me adentré en las procelosas y vivificadoras aguas del humor absurdo: "Mis memorias", de Miguel Mihura. Sus memorias y sus tres sombreros de copa me descubrieron a principios de los noventa la grandeza del absurdo light y amable.
El caso es que la anécdota me hizo recordar la aversión que comparto con Mihura por lo cursi. En todas sus obras hay varapalos hacia convencionalismos, tópicos y lugares comunes. Una guerra expresa y sin tregua contra la cursilería insoportable de una sociedad burguesa, inane y tontorrona cuyo día a día gira en torno a conversaciones de ascensor hipertrofiadas.
Os recomiendo a Mihura. Es refrescante y rompedor, aun hoy, años después de su muerte. Y lo será hasta que las dos amigas de toda la vida dejen de hablar de lo ricas que les salen las paellas, hasta que paremos de recordarnos mutuamente lo mal que está la juventud y hasta que, durante la entrevista al señor más longevo del pueblo, no nos salga con que su secreto está en comerse dos dientes de ajo por las mañanas y un limón a media tarde, sino que, encogiéndose de hombros, conteste... "suertecilla, chico, suertecilla".
Descubro que un amigo se está convirtiendo en fanático de uno de los libros de cuya mano me adentré en las procelosas y vivificadoras aguas del humor absurdo: "Mis memorias", de Miguel Mihura. Sus memorias y sus tres sombreros de copa me descubrieron a principios de los noventa la grandeza del absurdo light y amable.
El caso es que la anécdota me hizo recordar la aversión que comparto con Mihura por lo cursi. En todas sus obras hay varapalos hacia convencionalismos, tópicos y lugares comunes. Una guerra expresa y sin tregua contra la cursilería insoportable de una sociedad burguesa, inane y tontorrona cuyo día a día gira en torno a conversaciones de ascensor hipertrofiadas.
Os recomiendo a Mihura. Es refrescante y rompedor, aun hoy, años después de su muerte. Y lo será hasta que las dos amigas de toda la vida dejen de hablar de lo ricas que les salen las paellas, hasta que paremos de recordarnos mutuamente lo mal que está la juventud y hasta que, durante la entrevista al señor más longevo del pueblo, no nos salga con que su secreto está en comerse dos dientes de ajo por las mañanas y un limón a media tarde, sino que, encogiéndose de hombros, conteste... "suertecilla, chico, suertecilla".
12 comentarios:
Osea..que tenemos Mihura para rato..esta bien. Leeré algo...Gracias
Creí que el título de tu "post" se refería a esa desmedida afición que tienen algunos a hacer cursos de las cosas mas inútiles y variopintas. Incluyendo también cursos sobre paellas ricas o sobre ricas haciendo paellas.
Luis, bueno, se le puede seguir leyendo cuando logremos acabar con la cursilería rampante.
Gesualdo, habrá uno de esos en breve. Y otro sobre ricas haciendo paellas. Y otro sobre ricas acudiendo a conciertos a toser entre pieza y pieza. ¿O ya he escrito de eso?
La afición a la litaratura por parte de nuestros jovenzuelos sería mucho mayor si leyeran a Mihura o Jardiel Poncela.
Vamos, quiero decir que amarían más la Literatura, pero claro, igual no se vendía tanto libro bazofia...
Mientras sea entre y no sobre, se puede uno casi dar por satisfecho.
Adoro a Mihura (también a Buero Vallejo). Dicho esto: yo pensé que la longevidad se daba con una copita de vino diaria, ¡a ver si nos ponemos de acuerdo!
Por cierto, ¿cómo va lo del html??
Besooooo
Renter, Dan Brown contra Poncela... Interesante.
Gesualdo, todo se andará.
Tortugaboba, suertecilla, la clave es la suertecilla. El HTML, desaparecido en combate. RIP.
Interesante no sé... desequilibrado sí :-)
a mi la palabra mihura me da mucho respeto, sobre todo desde que sali en mi unico encierro en san fermines hace unos cuantos años...
Hombre Ángel, ¿y cómo lo pusiste la primera vez? ¡No me digas que fue suertecilla!
Besooo
Yo en eso de tu HTML perdido empiezo a ver la larga mano de los "jeovás"
Nanyu, es que a quién se le ocurre. Los sanfermines sólo están ahí puestos para que dos turistas norteamericanos contratados anualmente a tal efecto por los servicios informativos de Antena 3 resulten heridos de gravedad.
Tortugaboba, es una larga historia, pero digamos que la persona que me diseñaba las cabeceras... ya no me diseña las cabeceras.
Gesualdo, a mí, mientras no me cueste dinero...
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